martes, 27 de julio de 2021

Ana Layevska disfruta el éxito de “Guerra de vecinos” y “La muchacha que limpia”

texto ANDREI MALDONADO

Comenzó su carrera muy joven en Televisa en telenovelas como “Primer amor: a mil por hora”, y ahora Ana Layevska se encuentra promocionando dos series para plataformas digitales que están en el top ten del gusto del público en México: “Guerra de vecinos”, de Netflix, y “La muchacha que limpia”, de HBO+. En exclusiva para Cinéfagos la talentosa actriz charló sobre ambos proyectos

Recientemente se estrenó “Guerra de vecinos” y ocupó muy rápido los primeros lugares de preferencia en Netflix. Cuéntanos sobre de qué va esta serie y cual es tu rol en ella.

Efectivamente, se estrenó el pasado 7 de julio y ocupó el primer puesto del top ten en México, por lo que esperamos que nos den luz verde para la segunda temporada. Te cuento, “Guerra de vecinos” es una comedia de contrastes, donde dos familias, muy diferentes en apariencia, se ven obligadas a convivir como vecinos. Parecen tener costumbres y necesidades distintas, pero en el fondo son muy parecidas.

Las cabezas de esta familia, que son Vanessa Bauche y yo, Leonor y Silvia, tienen muchos enfrentamientos que son muy divertidos. La idea es polarizar un poco las diferencias, exagerarlas, para que nos cause risa. Estoy muy contenta con que a la gente le esté gustando, que les cause risa, porque a mí también me causa risa. Yo como espectadora la disfruto mucho y eso me gusta.

¿Cómo es trabajar con Vanessa y cómo es cargar con el rol protagónico? Porque el éxito de la serie se basa en gran medida a ustedes dos.

No lo había visto así, pero tienes razón, gracias (risas) yo creo que más bien es un trabajo en equipo, no creo que todo se deba a nosotras dos. Es una serie muy bien escrita, una comedia muy inteligente. Y trabajar con Vanessa es un deleite, es una gran actriz. Toparte en el set con alguien que sabe adaptarse a tu tono y que hace que te adaptes al suyo está increíble. Es con ella y con mi familia, con Loreto (Peralta) y con Marco León, con los que más conviví en set.

Casi al mismo tiempo está tu otro proyecto, “La muchacha que limpia”, que va al otro extremo, es un drama casi thriller ¿Cómo enfrentas esta dualidad, de pasar de una comedia a un drama, actoralmente hablando?

Pues sí, son proyectos de temática muy diferente. “La muchacha que limpia” toca temas muy duros, muy difíciles, como mujeres desaparecidas y feminicidios. Es un gran proyecto con una gran protagonista, como es Damayanti Quintanar, e igual, yo la veo y es impactante. Porque una cosa es leer el guion y otra es verla armada. 

Es la historia de una mujer desesperada, que está envuelta en situaciones límite, situaciones en las que quizá ella no quisiera estar, pero la vida la va llevando a ello. Es una gran apuesta, tiene mucho suspenso. Una gran producción que no le pide nada a ninguna echa en otro país.

Tienes una amplia carrera que abarca varios proyectos de telenovelas ¿para ti como actriz hay alguna diferencia de trabajar para TV que para las plataformas digitales?

Más bien la diferencia es entre actuar para una telenovela o para una serie, creo que ahí radica la diferencia. La telenovela es un género que va directo al drama, que pone mucho énfasis en las emociones, que hay buenos y malos, y que por eso no se parece a otros géneros. Hacer serie es otra cosa. Yo trato de ver con seriedad cada proyecto, no por ser una telenovela voy a despreciar a un personaje.

Si es por actuación eso no cambia nada. Cambian los tiempos, una telenovela es mucho más pausada. No voy a llegar a romper floreros a una serie como “La muchacha que limpia” como sí lo haría en una telenovela. Cambia el “delivery”, cambian algunos sueldos, no te lo voy a negar, pero me trato de adecuar a cada proyecto. Si hay limones hago limonada, si hay naranjas hago naranjada.

Y además de estos proyectos, ¿tienes algo más en puerta?

Pues de momento estoy promocionando “Guerra de vecinos” y “La muchacha que limpia”, y a finales de año se estrena una serie que grabé en Colombia que se llama “Código implacable”, aún no sé en qué fecha ni para qué plataforma, pero sí debe estrenarse para este 2021. Y a esperar si hay segundas temporadas de estos dos proyectos y ver si llega algún nuevo reto.

¿Algo más qué decirle al público?

Agradecer que sigan mi carrera, que le den “play” a las cosas que hago, porque es por ustedes que se hacen posible.

lunes, 26 de julio de 2021

Editorial: ¿Para qué organizar un festival de cine?

texto ANDREI MALDONADO fotografía JUAN JOSÉ ANTUNA

Había estado pensando muchos días si publicaba esto o no, pensando en que quizá me puedan vetar por lo que voy a decir, pero mi instinto crítico me impide dejarlo pasar. Y es que, con perdón de la gente que organizó el FICDU, lo que pasó con el concurso de cortos es por mucho lo peor que he visto en un festival de cine. 

Definitivamente, querido Festival Internacional de Cine de Durango, no puedes presumir una convocatoria que recibió 200 trabajos y únicamente seleccionar seis. Tampoco puedes presumir ser un festival internacional y que llegaron trabajos de España y no programar ni un solo corto de otro país que no sea México. 

Menos aún puedes integrar, entre esos seis trabajos, uno que no se puede reproducir, otro que no tiene el más mínimo lenguaje cinematográfico, uno más que no cumplió con los requisitos de la convocatoria, otro que parece plagio y dos de un mismo director, y así terminar premiando a dos de seis (o cinco, más bien). 

Aquí el menos culpable es el ganador, pues a fin de cuentas su trabajo era el mejor, por mucho, de lo mostrado, aunque no tenga tanto mérito ganar en un concurso bajo estas condiciones, pues nunca se dijo quién hizo o bajo qué criterios se llevó a cabo la selección, o quién integró el jurado que determinó a los ganadores. 

Quizá no ha habido ruido sobre esto por la baja audiencia que tuvo dicha función, propiciado también por la falta de un anuncio sobre la selección oficial con tiempo, otra de las graves carencias que tuvo el festival, pues apenas unos cuantos días antes de iniciar se anunciaron los eventos y programación que se tendría. 

Todo esto se agrava si tenemos en cuenta que se tuvo casi dos años para organizar esta edición. La verdad no encuentro mucho sentido organizar un festival en el cual no habrá público, en el que no se hacen bien las cosas y todavía se aplauden y se felicitan presumiendo ser el festival de cine más importante del norte de México. 

Se arrastra el nombre de Durango y la historia de los festivales de cine y, de paso, se arrastra el nombre y prestigio de la gente que se involucra, medios de comunicación incluidos.

sábado, 24 de julio de 2021

Fondeados, la nueva comedia de Netflix estelarizada por Aldo Escalante

texto ANDREI MALDONADO

Aldo Escalante es un joven actor que, pese a su corto tiempo en la escena, ya tiene una trayectoria bastante interesante. Inició en la película Los Muertos, de Santiago Mohar, para pasar a las series, en donde acumula papeles importantes en títulos sumamente exitosos como “El señor de los cielos”, “Diablo Guardián”, “Club de Cuervos”, “La balada de Hugo Sánchez” y “Cómo sobrevivir soltero”.

Ahora, junto a Ricardo Polanco, encabeza el cast de Fondeados, película que desde el 23 de julio está en la cartelera de la plataforma Netflix y apunta para ser un rotundo éxito. Sobre esta comedia charló en exclusiva para Cinéfagos.

Cuéntanos sobre este proyecto que recién se estrena, Fondeados

Es una película que se llama Fondeados, se estrenó este 23 de julio en Netflix. Es una comedia de dos amigos que se ven involucrados en un emprendimiento del cual no saben nada. Después de una borrachera descubren que hay muchas personas apoyándolos en esta idea que no recuerdan ni cómo va. A partir de ahí tendrán que ir viendo la forma para resolver el problema en el que se metieron.

Hay una tendencia a la alza en el número de comedias en el cine mexicano, ¿Cómo analizar este fenómeno? 

Pues no podría decirte si a todos los mexicanos les gusta la comedia. En lo que respecta a los proyectos que he estado, y este en particular, hemos buscado que sean chistes inteligentes. El público merece cierto respeto y no demeritarlo por tratarse de una comedia. Deseamos que tanto “Club de Cuervos” como Fondeados, espero, se destaquen por estar bien hechas. Para mí eso era bien importante. En este caso estará bien actuada, espero (risas). 

Porque con las comedias que yo crecí siempre fue el humor del pastelazo, el chiste burdo, sexo sin justificación. Para mí la comedia puede ser un medio bien hecho. Creo que se puede llegar a muchas reflexiones de manera más directa que con un drama. Venimos de un año muy difícil y lo menos que quieres es estresarte viendo un drama o una historia de violencia. Una comedia bien hecha, además de hacerte reír, puede dejarte pensando.

Sí me gusta pensarme dentro de una nueva generación de comedias en el cine mexicano, con gente que sabe del medio, que le echa ganas y que quiere que esto crezca, y creo que se nota desde el cast. Caras como la de Ricardo Polanco o la mía, protagonizando una película comercial, creo que no se ve muy seguido. Que no sea solo el galán de la pantalla, son rostros más normales, por así decirlo, que se parezcan al amigo, al primo, a la gente de la calle.

¿Y cómo fue la experiencia con el equipo de producción de Fondeados?

Increíble. De las mejores experiencias que he tenido. Trabajar con esta productora, además de Netflix, que se llama “Fosforescente”, fue maravilloso porque nos cuidaron mucho, en el sentido que hubo mucha libertad. Todos estaban muy involucrados y eso se va a notar en la película, porque cuando una producción fluye el público lo siente y lo disfruta.

Sabemos que estás en la etapa de promocionar Fondeados pero ¿ya tienes algún proyecto en puerta?

Estoy trabajando en algo nuevo, estoy muy emocionado, aún no sé si puedo decir si estoy o no, prefiero esperar unos días a que sea un hecho para anunciarlo. Está muy interesante, me emociona mucho (risas).

¿Algo que decirle a los lectores para motivarlos a ver Fondeados?

Pedirles que le den una oportunidad a la comedia mexicana. Quizá no a todos nos guste el género o tal vez tengamos una idea sobre la comedia de nuestro país, pero les aseguro que nos esforzamos por hacer las cosas diferentes. Creo que una historia como esta no se ha grabado en México.

Muchas gracias Aldo, esperamos les vaya muy bien a Fondeados.

Gracias a ti. Por cierto, me encanta Durango. No te imaginas el cariño que le tengo a ese estado. Me di la vuelta hace un par de años al Festival de Cine Mexicano y me la pasé a todo dar. Lugar increíble con gente increíble. Me llevaron a unos tacos de asada que estaban… ¡qué chulada! (risas).

martes, 20 de julio de 2021

Se desploma asistencia al cine por pandemia

texto ANDREI MALDONADO fotografía JUAN JOSÉ ANTUNA

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reveló en su Módulo sobre Eventos Culturales Seleccionados (MODECULT) la situación que guardan el sector cultural durante la actual pandemia, revelando que la asistencia general a eventos culturales se desplomó en el último año, incluido el cine.

Por ejemplo, de las personas mayores de 18 años, consultadas sobre la frecuencia con la que fueron al cine en el periodo de un año en mayo de 2019, el 51 por ciento confirmó sí haber asistido a una sala cinematográfica; para el mismo mes de 2020 la cifra bajó a 37.7 por ciento y para 2021 solo el 13.8 fue a ver una película.

En cuanto a las veces que asistieron al cine, en septiembre de 2020 44.9 de las personas aseguraron ir cuatro o más veces a los complejos cinematográficos, pero para mayo de 2021 únicamente el 29.2 respondieron afirmativamente a esta cuestión, y en cambio creció el ir únicamente una vez en todo el año.

Por otro lado, el internet sigue siendo el medio por el cual las personas se enteran mayormente de los estrenos, pues el 58.8 por ciento dijo consultar la cartelera en dispositivos digitales; 38.5 por televisión, 19.3 por recomendación de un amigo y 14.9 en radio, sin que se mencionara las revistas o los periódicos.

Hay que resaltar que, pese a todo, de todos los eventos culturales contemplados en la encuesta (danza, exposiciones, teatro, conciertos y cine) son las proyecciones de películas las que más interés generaron en las personas, independientemente si fueron al cine o no, pues 21.8 por ciento dijeron tener mucho interés en ir.

jueves, 15 de julio de 2021

Se proyectan internacionalmente jóvenes canatlenses con la serie “Somos”

texto y fotografía ANDREI MALDONADO

El éxito internacional de la serie “Somos”, filmada en el estado de Durango, principalmente en el municipio de Canatlán, ha permitido a tres jóvenes proyectarse como actores profesionales, al tener sobre ellos los roles protagónicos de esta producción de la empresa de contenidos Netflix.

Jesús Sida Domínguez, que lleva el rol de “Paquito”, ha llamado la atención de medios nacionales e internacionales pese a no haber tenido experiencias previas como actor; su gran desempeño frente a la cámara contrasta con su juventud, pues recién acaba de graduarse del Colegio de Bachilleres.

Manifestó que su personaje es un joven feliz que vive al lado de su esposa y su hija en casa de su suegra, pero enfrenta la violencia que vive México justo en el momento en que su esposa pierde a su segundo hijo; destacó que participó en el casting estando en prepa sin saber de qué iba el proyecto.

Sida Domínguez resaltó que esta serie narra los acontecimientos violentos vividos en la comunidad de Allende, Coahuila, en 2011, y es una serie que innova al poner de protagonistas a las víctimas, no a los narcotraficantes, lo que permite una empatía y ayuda a conocer un acontecimiento poco difundido.

Por su parte Mario Alberto y Jesús Herrera, quienes se desempeñan como Tom y Armando, respectivamente, reconocen que participar en una producción así de grande les ha cambiado la vida, pues la gente los reconoce y felicita, lo que los hace soñar con mantenerse en el mundo de la actuación.

Sin embargo, la reciente fama no los distrae de sus estudios, pues todos ellos ya se encuentran inscritos en la universidad y tienen además trabajo con sus familias; los tres se dijeron orgullosos de ser canatlenses y aseguraron que continuarán haciendo su mejor trabajo para dejar el nombre de la región en alto.

martes, 13 de julio de 2021

"¿Qué harás cuando dios muera?": el espíritu del cine hecho con sudor, lágrimas y sangre

texto JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ

Del 18 al 28 de marzo se llevó a cabo la décima primera edición del Festival Internacional de Cine de la Universidad Nacional Autónoma de México, el famosísimo FICUNAM, un festival que más allá de su longevidad, su fama, o el hecho de ser el festival de la máxima casa de estudios de nuestro país, me parece es, sin lugar a dudas, uno de los festivales más importantes del país por la voz y el foro que le da a esas propuestas y producciones valientes, que como decía el eslogan de esta edición, es cine que nos provoca.

Gracias a que este año se llevó de manera completamente virtual, recordando que justo la edición pasada se pudo realizar presencial debido que para esas alturas del año la contingencia sanitaria aún no había alcanzado los problemas que meses después obligaría a todo el país a permanecer en cuarentena, es que pudimos atender un gran número de las películas en competencia más que interesantes, pero ahora quiero escribirles sobre la que me parece fue una de las propuestas más frescas y arriesgadas: ¿Qué harás cuando dios muera?

Ópera prima de realizador Hugo Villaseñor, en la que expone y explora a dos personajes perdidos en una noción de realidad. Explora la caducada relación a la que ambos se aferran por la falta de significado en sus vidas y se nos muestra justo al principio de la película lo que vendría a ser una ensoñación de un bello momento amoroso que se sigue recordando en toda la cinta, el cual se puede definir de manera cruda y tajante: las relaciones no pueden ser eternamente así, tarde o temprano aparecen los problemas, que pueden venir de diferentes vertientes. 

Nunca se nos dice si este recuerdo es repetido por él o por ella, o por ambos, y eso es aún más efectivo en el desarrollo de la trama, al igual que la incrustación de las fotografías con mensajes. Después de este “rose mood” (que recuerda también en muchos sentidos a la llegada de Natalia a la Ciudad de México en Me quedo contigo) se nos muestra el primer intento de salvar su relación, por un lado, y la promesa de no preocuparse por dinero, por el otro. 

Pero lejos de eso, vemos como su relación viene a menos después de eso. Observamos a dos personajes que no hacen nada y no quieren hacer nada, un tratamiento directo y sin tapujos de una generación en la que parece el sistema los ha relegado, pero quizá ellos son los que no quieren ser absorbidos por el sistema, creyendo que la evasión de la realidad puede ser eterna, o al menos se puede postergar el mayor tiempo posible frente a una consola de videojuegos, mientras no se tenga el valor de hablar con la verdad, y se tenga que hacer lo necesario para vivir, o al menos, lo que se pueda, como hacer un video porno.

Como lo mencionaba al principio, la apuesta tan aventurada y valiente de la producción, así como el tratamiento crudo y serio que soporta la narrativa empleada por Hugo, es un acierto estupendo. Hay una intensidad en la trama que va subiendo de manera gradual, "poco a poco" como lo menciona el productor que graba a los protagonistas de la película. Las actuaciones son ciertamente la base de la pirámide en esta historia, ambos se complementan de manera perfecta, y realmente logran encarnar a estos dos personajes sin rumbo, pero tan definidos como quizá todos en su momento hemos sido procrastinadores de nuestro destino. A la película se le nota alma desde el minuto uno, es una película con un guion bien pensado y bien aterrizado, si bien es verdad uno esperaría que Ximena le diga la verdad a Güero y este cambie su vida de ese punto en adelante, pero, ¿por qué tendría que ser así?

Con muy poca gente involucrada comparada con otras producciones, con el propio Hugo actuando en la película, es sin lugar a dudas una propuesta muy interesante que no se limitó por cuestiones de recursos y formatos, y que hace jugar a su favor todo lo que otros dan por sentado que es inútil para el mundo del cine industrial, pero quién quiere hacer el cine grandilocuente y vacío que promueve la industria, cuando se puede hacer cine real, con el corazón, íntimo. Para comprender aún más la naturaleza de esta película, tanto su alma como su método, pude conversar con su director y vaya que resultó ser una charla muy amena y enriquecedora.

Platícame, para ti qué es ¿Qué harás cuando dios muera?, ¿Cómo la definirías?

A mí me gustaría verla y definirla como una película ruidosa y escandalosa. Al menos yo quería hacer ese tipo de película, al final cada quien puede dar su opinión, pero yo la vería de esa manera.

Me parece que ese ruido y escándalo que tú querías provocar en el espectador lo propones desde el título, que a mí me parece una genialidad. ¿Cómo es que surge la idea para darle este nombre a la película?

Me gusta esa pregunta, porque pareciera que siempre todo tiene que ser muy claro. Estamos acostumbrados a que los títulos nos digan de lo que trata o de lo que es la película; y cuando no es así, muchos pueden llegar a alterarse, o llegar a pensar: “que pretencioso este director”. Pero precisamente lo que a mí me gusta de ciertas películas es que desde el título ya pueden provocar algo. Y para mí, este título tiene que ver evidentemente con la película, pero visto desde otra manera, y al espectador lo que le puede hacer es evocar, y no darle todo en la boca. 

Por ejemplo, en Masacre en Texas, desde el principio ya se sabe que se va a tratar de una masacre, y se va a desarrollar en Texas, y digo, no está mal, pero a mí se me hacen más interesantes estos títulos que pareciera no te dicen mucho, como en la literatura o hasta en la música que, no necesariamente el título te explica de qué tratan, te puede explicar otros matices, otras cosas. 

Para el título de la película me inspiré de una novela que me gusta mucho de Luis Zapata que se llama “Vampiro de la colonia Roma”, y el libro está dividido en varias partes, y cada parte luego tiene títulos como de obras teatrales mexicanas, y había uno que decía abriendo el capítulo: “¿Y tú que piensas hacer cuando dios ya esté muerto?”. Entonces me gustó y yo empecé a transformarlo. 

Y me gustó porque para mí tenía una carga muy interesante, ya cuando yo lo formé quedó “¿Qué harás cuando dios muera?”, y pues para mí es una especie de metáfora en el sentido de que todos los seres humanos sean religiosos o no, le rinden un tributo a un dios, ya sea al dinero, al sexo, a una mujer, a un hombre, a cualquier cosa. Y era explorar ¿qué va a pasar cuando ese dios nos deje?, ¿o qué va a pasar cuando ese dios se caiga, qué va a pasar con nosotros?

Entonces, con Güero y Ximena pasa algo parecido, la película se pudo haber llamado “¿Qué harás cuando no tengas dinero?”, o “¿qué harás cuando te saquen del apartamento?”, o “¿qué harás cuando tu papá ya no te dé dinero?”, ¿me explico? Era más bien eso, como el representarlo de esa manera, todos tenemos dioses, y qué vamos a hacer cuando esos dioses caigan.

Tu película refleja la esencia de una generación, de la cual ambos somos parte, que me parece no termina de encontrar su sitio en un mundo como en el que vivimos ahora, es una generación que se enfrenta a los fantasmas de la generación de nuestros padres que a nuestra edad quizá ya tenían resueltas muchas cosas que nosotros no, que van desde lo económico hasta lo social, que puede ser desde tener una casa, hasta formar una familia; y me parece tu película es crítica en ese aspecto, pero sin tanto resentimiento ¿Qué tan duro fue para ti plantear esto?

Si, totalmente. Digo, al final, yo hice esta película y tratando de hacer otras con temas que conozco, es la única manera en que yo puedo interesarme en hacer cine, es en cosas que me duelen y cosas que me importan. Y con esta película yo intentaba eso. Hay mucho de mí en Güero y Ximena, quizá no tanto, porque claro, hay mucha más ficción en ese sentido, pero básicamente es una historia sobre el miedo a crecer, sobre el miedo a la vida de alguna manera, y todo lo que significa vivir en este sistema político, económico y social, y más ahorita en este México tan turbulento que estamos teniendo como país, y básicamente es eso. 

En mi caso por ejemplo, yo estudié en una escuela de cine, y ya llevaba cinco años de haber salido y no había hecho una película, y entonces yo mismo me empecé a autoflagelar diciendo: “pues disque soy director de cine pero no hago cine”, entonces yo mismo me empecé a encasillar en moldes, comparándome con otros cineastas de mi edad o más jóvenes, hasta que una noche en la que me sentía muy agobiado, eso sería en el 2017, me empecé a cuestionar y dije, es que Hollywood también nos ha hecho creer que todas las películas tienen que ser ultra interesantes, y siempre tiene que haber cosas increíbles; o salvan al mundo de los rusos, o Tom Cruise nos salva de una invasión alienígena, pero mi vida no es así. 

Yo me despierto, me baño, desayuno, salgo a caminar con mi perro, trabajo en la compu, como, veo una serie tal vez, me duermo; digo, tampoco pasa mucho, entonces eso significa que no es digno de que yo no pueda contar una historia. Me empecé a clavar en el tema de que lo cotidiano también puede ser digno de contarse, o lo “aburrido”; entonces empecé a trabajar con esos elementos, y de alguna manera también con el miedo hacia el futuro, a mi futuro, más como alguien que se dedica al cine; y las artes a veces, o casi siempre son las más dañadas en tiempos de crisis, y quizá el escenario más inseguro a nivel económico. 

Entonces comencé a pensar en eso, en cosas que yo he vivido y cosas que he visto con amigos y básicamente es eso. La película también es un homenaje a lo cotidiano que creo que es digno y que se debe de contar también, el cine también lo puede hacer, el cine no solo es un changuito cilindrero que nos ayuda a entretenernos y nos va a contar el “snyderverse”, sino que también puede hacernos preguntas que nos incomoden, y hacernos reflexionar.

Claro, y me parece que también el cine puede hacernos ver nuestras carencias, nuestras emociones, y revelarnos que quizá no todo es tan armónico en nuestra vida como lo creíamos. Me parece que tus personajes principales, que son el eje central de la trama, tienen una fuerza y un imán, tanto juntos como individualmente, a la que uno no puede ser indiferente y por eso uno se engancha tanto con la película ¿Ya tenías contemplados a “Pelucas” (Eduardo Martínez) y a Jocelyn López para la película? ¿O fue mediante proceso de casting?

Qué interesante eso que dices. No, yo realmente escribí la película y pensé inmediatamente en “Pelucas” porque yo ya había visto Te prometo anarquía y me encantaba la espontaneidad de este hombre, yo no lo conocía en ese momento personalmente. Me parecía tan atrayente, tan grande en cuadro, tan simpático; entonces pensé en él. Y tiempo después platiqué con él, le enseñé el guion, que básicamente estaba escrito para él, y aceptó. Y con el papel de Ximena lo pensé para Jocelyn, que estudiaba en la misma escuela que yo, pero ella estudiaba actuación. La verdad es que debo decir que eso del casting no es algo que me interesa, no ahorita por lo menos, no pienso en esos términos. Cuando empecé a escribir la película me vinieron a la mente estos actores que yo necesitaba.

Entonces se podría decir que en ese contexto todo se dio como lo planeaste

Exacto. Y la verdad es que además todo se dio muy orgánico.

Mi siguiente pregunta se conecta de alguna manera con esto, con lo orgánico de los proyectos, con las conexiones entre personas y el hecho de que se den las cosas cuando uno empieza un proyecto con más corazón que dinero, como lo suelen ser la gran mayoría de películas independientes en nuestro país, que visto desde una situación muy privilegiada dirán que son hechas con muy poco dinero, pero que al final de cuentas es dinero que sin apoyo alguno por parte de gobierno o instituciones, muchas veces cuesta mucho trabajo y esfuerzo poder conseguir. Sé que en el caso de tu película hubo muy poca gente involucrada, haciendo incluso más de una cosa, tu propio caso que además de dirigir, editas y actúas ¿Qué tan importante es el hecho de crear comunidad y hacer cine con amigos?

Muy importante, así te lo digo. Sin todos ellos esta película no existiría. Y no es una frase hecha ni mucho menos, sino que realmente no hubiera podido hacer esta película porque como bien dices, es caro, y aunque haya sido una película barata, es dinero que ayuda, y que te puede afectar también el no tenerlo. Como dices, no tuvimos apoyo alguno del gobierno, y yo de una forma muy ingenua dije, “pues la filmo con lo que tengo, consigo aquí y allá, y la filmamos”, pero no; eso era para el primer nivel, porque sí, ya la filmaste, eso está padre, pero todavía te falta el diseño sonoro, todavía te falta la corrección de color, todavía te falta la música, el DCP.

Al final todo eso va encareciendo la película de recursos. Por ejemplo, si tomamos en cuenta que la película la terminé de filmar en el 2018, y la terminé prácticamente un mes antes del FICUNAM, entonces fueron casi tres años en postproducción, y al final me ayudaron muchos amigos, familiares. Por ejemplo, tengo un primo que hace corrección de color, él se rifó esa chamba, algunos amigos el sonido, fue así que salió; y aunque fue ayuda en especie, pues todo eso va sumando, pero igual, todo el estrés, es como parir un hijo, un hijo que llevas cargando casi tres años. Y la verdad es que aprendí mucho, pero fue que salió gracias a eso que tú dices, a que se hizo comunidad.

Y es eso que tú mencionas, al final, aunque haya sido en especie, es el tiempo que le invierten, no por nada está ese dicho que dice “el tiempo vale oro”

Exacto. Ahora que comentas eso, a los actores se les trató de pagar algo digno, pero, por ejemplo, en el caso de Gerardo “el diablo”, el que hace al director porno, pues él no es actor, él en verdad es director de cine porno, de hecho, tiene una productora que se llama “Mecos Films”, y él me apoyó, porque lo que se le estaba pagando a él era algo ridículo, pero él lo hizo por el hecho de ayudar y de apoyar, y no por el dinero. Y realmente fue gracias a todos ellos que nos apoyaron.

Y al final de cuentas creo que es un fenómeno bien lindo y bien interesante porque, muchas veces no se dice, o sí se dice, pero luego se toma como bien dices, en un lugar común, el hecho de comentar que el cine independiente en México, o las personas que lo hacen, están por la satisfacción de colaborar en los proyectos, no están por una cuestión monetaria en sí, o quizá sí, pero no es el principal objetivo, es más que nada por amor a un proyecto. Cuando encuentras en la historia algo que te dice que sabes que tienes que estar ahí, que tienes que sumar a eso porque, de cierta manera, yo veo a estos proyectos como pequeñas semillas que van a formar un nuevo camino en la escena del cine mexicano. Y me parece que tu película apunta para eso. Y precisamente la siguiente pregunta va sobre eso, sobre esta escena del cine independiente mexicano ¿Cómo percibes el espíritu de este nuevo cine, hecho por jóvenes que no se detienen ante la poca ayuda de las instituciones culturales para este tipo de proyectos, y que generalmente el poco apoyo suele caer en proyectos que son comercialmente más atractivos, o a los mismos realizadores de siempre, descuidando a este cine independiente que a mí me parece es el que tiene más voz, vigor, fuerza?

Pues yo la veo realmente con mucha energía, la verdad. Yo la veo como algo emergente, que va subiendo. FICUNAM es el ejemplo, hay muchas películas que ya tenían apoyo, algunos del gobierno, otras de otros festivales, pero aun así tardaron años, está el ejemplo de 499, que contaba el director que tardó siete años para levantar la película, o sea imagínate. O Los plebes, de mi compa Eduardo (Giralt Brun) también él se la aventó así, ahí la gente lo apoyaba con una torta, unos refrescos, un lugar donde quedarse a dormir. Al final, todo FICUNAM es el reflejo de eso. Entonces, yo veo que amigos y amigas que tengo están haciendo cine de esa manera. Igual tú, con tu cortometraje, uno hace las cosas con lo que uno tiene. 

La ventaja hoy día es que ya con un celular te bajas algún programa gratuito, incluso con una cámara no tan chingona, digo, ya puedes grabar, entonces creo que ya es un poco más fácil, pero sigue habiendo dificultades, pero creo que sí está naciendo una nueva generación de cineastas que ya no le tienen miedo al aspecto económico, y eso me parece maravilloso.

Yo veo que es una generación que va perdiendo miedo a muchas cosas, me parece, a lo económico, también a la cuestión de formatos, que no le da miedo experimentar, que no se clava tanto en esta limpieza o finura que en ese aspecto tu película también es un ejemplo, que es una película completísima, y cómo muchas críticas se enfocaban solo en aspectos técnicos, o en cuestiones del guion, que si bien son cosas importantes, pero que no son las únicas cosas que conforman una película, muchas veces las cuestiones técnicas salen sobrando, o me parece muy superficial el hecho de ver una película solo desde ese cómodo punto de vista, porque también hay una especie de responsabilidad cuando uno escribe sobre cine.

Totalmente Juan. Y la verdad es que eso también es un tema porque había gente que, digo, hay gente a la que le gustó, hay gente a la que no, y eso está bien; hay gente que me escribió diciéndome que era un enfermo, que era un pretencioso, que la película era machista, violenta, abusiva, pero a otra gente le gustó. Pero a lo que voy, y que me pareció interesante, es que había comentarios que me daban risa.

Había por ejemplo los que decían: “¿quién le dijo a este mamador que cursando el primer semestre de carrera ya puede hacer una película? Es un ejercicio todo culero. No sabe filmar”. Y se me hace bien interesante con lo que dices porque para mí es un tema bien importante. Creo que el cine actual, no todo, pero la gran mayoría, se concentra en lo aséptico. Es un cine ya muy limpio, muy perfecto; en donde todos buscan la mejor cámara, que sea super nítida, y eso para ellos es la calidad, cuando ven una película dicen: “qué gran calidad tiene”, pero sólo están hablando de la calidad técnica. 

Y el cine va mucho más allá, no sólo es esta perfección del “glamour” del cine, porque esta es una idea que todos tienen, o tenemos, o teníamos, de que en el cine todo tiene que salir perfecto, que a los actores no se les tiene que olvidar ningún diálogo, no se deben de trabar; entonces, yo lo que quería hacer con esta película era todo lo contrario, porque eso también es cine, porque al final, quizá pueda sonar pedante o pretencioso, pero la gran mayoría de las películas mexicanas se ven igual, parece que lo dirige el mismo director, parece que lo hace el mismo cine fotógrafo, parece que lo musicaliza la misma persona, parece lo mismo. Por ejemplo, si miras en Netflix las películas mexicanas que tienen, se ven igual.

Y eso se ve desde el poster.

Exacto. Debe haber algo diferente, se pueden hacer otras cosas distintas, y se deben de hacer. Y bueno, yo lo que hice con esta película fue experimentar. O no experimentar, sino contarlo de otra manera, yo no le debo cuentas a una casa productora ni mucho menos, pero sí estoy seguro de que mi película a nivel estético y en otros niveles, sí se puede distinguir de otras. Ya si quieres decir que está bien fea, o lo que sea; al menos si se ve muy diferente a otras películas mexicanas, y para mí sí era algo bien importante, ir en contra del status quo y del “glamour” del cine. Se pueden hacer películas de otras formas, y es necesario.

Hay algo que a mí me gusta de sobremanera de tu película y es la cuestión musical, la cual me parece le da un brillo desde ese punto que atrapa, de diferentes formas y en diferentes escenas. En su momento te comenté que a mí la fuerza musical me hacía recordar, por ejemplo, a Te prometo anarquía, que, si bien ya es una película con más recurso, el espíritu de ser una película diferente se le nota de alguna manera gracias a la música, y alguna vez Julio Hernández Cordón nos comentó que gran parte del presupuesto se fue en conseguir la música ¿Cómo fue en tu caso?

Fue algo bien padre porque Israel (Ramírez), el líder de “Belafonte sensacional”, es mi amigo, llegamos a un acuerdo, y entonces nos colaboró. Y la demás música es de “Los Negretes” y de “Teresa Cienfuegos y los cobras”, y el líder es el mismo, y él también es mi compa, y entonces le gustó la película, hablamos y llegamos también a un acuerdo, de hecho, él también es cineasta. Y se pudo hacer de esa manera. Y como te digo, al final fue una conexión con gente super generosa, super amorosa, que vieron algo en el proyecto y les interesó, y si no hubiera sido por ellos no hubiera salido, porque como te digo, pues dinero no, como diría un primo, es una película que se hizo con tres pesos. Realmente fue por la gente que creyó y apoyo al proyecto que esta película se logró hacer.

¿Qué tanto trabajo se hizo en la postproducción de la película?

Fue un proceso duro, porque como te comentaba, fueron como tres años, y no lo digo con ánimo de lamentarme ni mucho menos, pero si le sufrí con la edición. Pero también lo gocé, aunque fue complicado. Y luego empezaron a nacer otras cosas, por ejemplo, la secuencia de las patinetas, la animación, es algo que no estaba planeado en el guion, fue durante el proceso de filmación que nació, y también las secuencias de fotografías fijas, todo eso. La verdad es que sí me pareció muy cansada y muy dura la edición y la postproducción, pero fue muy interesante y muy rico, y lo agradezco, porque al final uno aprende muchísimo en eso y vas viendo que la película es como un ser vivo, como un bebé que empieza a moverse, y empiezas a moldearlo y ver de qué manera puedes ayudarlo para que nazca.

Justamente, me parece que una película, o el proceso de hacer una película, es algo orgánico, la película por sí misma va pidiendo su cauce, se va moldeando sola, tú nada más te vuelves un medio para ayudarla a contenerse, o contener el proyecto, pero también contenerte tú de alguna manera, porque supongo que hubo cosas que quizá tú querías meter en la película que quizá en un principio eran importantes para ti, pero que quizá en el montaje no funcionaron.

Ahora que lo mencionas, hubo una escena que nos costó dinero, a mí me gustaba en el papel; fue un trabajo también de efectos visuales, y era una escena en la que al final de la película, cuando Ximena se está bañando, esto no se lo he contado a nadie, entonces en la escena se está bañando, y yo en el guion puse que daba a luz a un pulpo. Se veían las piernas de Ximena, y con un sistema de mangueras empezaba a chorrear sangre, y salía botado un pulpo lleno de sangre y me parecía padrísimo en el papel, pero ya cuando lo vi, estaba bien hecho, pero no iba con el “mood” de la película, no iba con el sentido de la película, y te voy a decir algo, sí duele eso, porque nos costó el pulpo, nos costaron varias cosas, pero uno va aprendiendo que hay cosas que tienes que sacrificar por el bien de la película. 

Y otra cosa que me parece interesante de lo que dices, es que una película a nivel edición se puede hacer eterna, puedes editarla eternamente, y entonces aparece la pregunta de: “¿Cuándo hay que parar?”. De hecho, fui a una plática donde había varios cineastas, y estaba Julio Hernández Cordón, y una de mis preguntas era para él, porque yo estaba en ese punto de la película, y mi pregunta fue: “¿cuándo sabes que ya está la película? ¿Cuándo detienes la edición? ¿Cuál es la señal?” y Julio decía que uno tenía que ponerse una meta, pero que también tenía que haber algo instintivo para saber cuándo había que pararlo. Y eso me costó mucho, porque como dices, yo podría seguir editándola, pero también hay que saber soltar, vivir con ciertas cosas, con ciertos errores y decir ya, se acabó, como esté. Pero también, por otro lado, es liberador, porque se acaba un proceso, y empiezas otra cosa. 

sábado, 10 de julio de 2021

"Josep", o la recuperación del otro

texto EDUARDO SABUGAL

¿Qué sería de nosotros sin la memoria? ¿Cómo se inscribiría nuestra historia sin la historia de los otros? Somos lo que somos, quizá, porque formamos parte de un trazo o una mancha de un dibujo muy grande y extenso que nunca alcanzamos a ver en su totalidad o en su completitud. Estamos hechos del mismo carbón, la misma tinta, con la que fueron dibujados nuestros ancestros, y los hermanos adoptivos de nuestros ancestros. 

Dicen que Picasso decía, “yo no busco, encuentro”, y la película Josep, del año 2020, incluida en la 11º edición de My French Film Festival realizada por el dibujante gráfico francés Aurel, justo logra el efecto humano, demasiado humano, del encuentro. La búsqueda iniciada con un lápiz sobre una hoja de papel, la búsqueda en los trazos hechos rápidamente, casi con las vísceras y el corazón más que con las manos, la búsqueda recomenzada una y otra vez en líneas que se vuelven rostros y cuerpos, y la búsqueda de un cineasta que dibuja o de un dibujante que cinematiza, desemboca en un encuentro amoroso. 

Porque el amor al otro, hay que decirlo, triunfa sobre la historia negra, el amor fraterno, el amor a esa mujer que partió en un tren huyendo de la guerra, el amor a ese desconocido que parte un trozo de pan y lo comparte, o el amor que profesa ese gendarme extranjero que nos tiende la mano en lugar de violentarnos, que nos regala lápiz y papel, y nos ayuda a seguir respirando, el amor a ese otro que tiene un color de piel distinto al mío y sin embargo siente mi mismo dolor y huye de las mismas balas.

La eficacia narrativa de este filme, además de los cuidados fotogramas realizados como un bello homenaje plástico, se vale narratológicamente de un retorno al pasado, un flashback intermitente y paulatino, provocado por el recuerdo de un anciano en su cama de enfermo y el diálogo que establece con su nieto. Se aclaran misterios, nombres, un historia enterrada, que está a punto de perderse. El encuentro del nieto con su abuelo, a través de la remembranza, es también el encuentro de dos viejos amigos. 

El encuentro del “otro” y el amor al prójimo, viejos temas a los que logra regresar la historia animada de Aurel, siguen siendo los mismos grandes temas de siempre, quizá los únicos verdaderamente importantes. El “otro” que históricamente condenamos a la persecución, al confinamiento y a la muerte, reaparece en las ilustraciones de este conmovedor filme como un verdadero “otro”, es decir, como un semejante, restituyéndole su humanidad, tal y como seguramente también se recomponía en los bocetos garabateados en la oscuridad por la mano de Bartolí. 

Este largometraje, tributo al arte del dibujo, logra la feliz transfiguración de convertir a los seres humanos extraños y distantes, en la única oportunidad real, para seguir siendo humanos. Igualdad, fraternidad, libertad, no como mera retórica o conceptos abstractos, sino como un hacer humano, cotidiano, genuino, un hacer codo con codo, en las situaciones límite que impone la miseria, el hambre y la guerra. La película es de alguna manera un canto a la libertad y a la solidaridad, una apología de la amistad que trasciende fronteras, nacionalidades y tiempos. La vida del sindicalista, escenógrafo y artista plástico barcelonés Josep Bartolí es solo un espejo, trágico y hermoso, que nos va revelando un rostro humano, tan distinto y semejante como el propio rostro. 

La dosis de denuncia que tiene la cinta implica un recuento histórico de lo que fue el viacrucis de muchos españoles y españolas, republicanos o no, anarquistas, socialistas o comunistas, que tuvieron que sobrevivir casi de milagro en su éxodo de transterrados. Pero ese ajuste de cuentas con el pasado que aparece en el guion no agota el impulso de la película, pues aunque es sumamente importante el contexto histórico e ideológico, la historia se centra más en el acto heroico de un gesto amoroso, que un hombre, pese a todo, tuvo el coraje de realizar.  

La conexión del realizador francés con el artista catalán pareciera que tiene que ver con el dibujo, con el arte de los lápices y la mímesis, pero eso es sólo el comienzo, porque la cinta es más que un tributo estético, pues se trata, de alguna manera, del recuento de otro tipo de conexiones. La conexión, por ejemplo, que un nieto tiene con su abuelo, a través de la palabra y la memoria, y aunque estamos ante una escena aparentemente cotidiana, el joven aburrido que tiene que cuidar al hombre viejo y enfermo, de pronto, mediante una analepsis que termina siendo el momento de estímulo, regresamos de nuevo al mes de febrero de 1939 y a los campos de refugiados en Francia, a los desastres de la Guerra que ya no son los de Goya sino los de la Guerra Civil Española, a sus secuelas, al exilio de miles de personas. 

La curva dramática está centrada en el personaje pivote, el combativo dibujante y artista plástico Josep Bartolí, cuya obra terminaría siendo expuesta en Nueva York, muchos años después, pero esa historia está inserta dentro de otra historia negra que a veces se quiere olvidar o desdibujar, la de aquellos campos de internamiento en donde los refugiados republicanos, como los que también tuvieron que buscar asilo en África del Norte, esperaban tortuosamente a que algún país les abriera las puertas o bien a que las autoridades francesas les concedieran finalmente la residencia en Francia. 

Pese a toda esa maquinaria negra de exterminio que significó el fascismo en Europa, pese al miedo, la hambruna, los alambres de púas que convertían en animales a los hombres y mujeres acorralados, pese a la desesperación del que se queda de pronto, sin comida, sin lápiz, sin papel, sin fuego, sin país, pese a todo ese pasaje oscuro en la vida del dibujante que retrata muy bien la historia del film, siempre hay una luz valerosa, digna, llena de estoicismo y humanidad, una fuerza luminosa que siempre logra erigirse como una flor o un candelero. 

Como en la canción del Chicho Sánchez Ferlosio, “Gallo negro gallo rojo”, la historia que cuenta Josep recuerda que aunque el gallo negro era grande, el rojo era valiente. Y que el cantar que cantó el gallo Bartolí no lo borró el viento. Hay un tratamiento en los acontecimientos narrados que permite poner siempre en foco la valía de la amistad, sin caer en tonos sentimentalistas o cursis. Incluso en el pequeño homenaje a México, a través del personaje de Frida Kahlo y su relación amorosa con Bartolí, se puede apreciar ese énfasis profundo en la amistad, en el poder que tiene el amor para que alguien no abandone su obra y no sucumba a la desesperanza en tiempos aciagos. 

La película Josep es, además de un ejercicio memorioso que hace justicia a un pasado convertido en cicatriz, un canto contra el desencanto, pues consigue que volvamos a dibujar lo que el viento se empeñó en borrar.

martes, 6 de julio de 2021

Rohmer: entre cuentos, comedias y proverbios

texto ANDREI MALDONADO

Eric Rohmer es quizá uno de los nombres más significativos en la historia del cine. Parte de la generación de revolucionarios cineastas franceses surgidos de la redacción de Cahiers du Cinéma como Jean Luc-Godard (el cual incluso aparece en un par de sus primeros filmes), Rohmer supo crear una filmografía estrictamente ordenada, completamente lúcida y profundamente bella, en la cual, como pocos, logra un contenido homogéneo más allá del tono singular que tiene cada una de sus obras.

En los llamados “Cuentos morales”, el cineasta francés deja relucir su vena de escritor y lleva a la pantalla una serie de historias pensadas para la literatura. En ellas trata temas relacionados con la moralidad, muy enfocados en el concepto del amor y la relaciones de parejas, todos narrados en primera persona y desde la perspectiva masculina, la cual se debate entre las viejas estructuras morales de la sociedad francesa y la revolución ideológica de la que formó parte en los años sesenta.

La panadera de Monceau y La carrera de Suzanne, dos cortometrajes que parecen pequeñas anécdotas, comparten semejanzas con sus “Milagros cotidianos”, primeros trabajos de Rohmer, varios de ellos adaptaciones de obras cumbres de la literatura como Berenice, que estructurarían lo que sería más adelante su filmografía mayor; le siguen La Coleccionista, La rodilla de Claire y El amor en la tarde, historias que, más allá de ser narradas por personajes masculinos, tienen a las mujeres con el rol protagónico

Los derroteros del amor y sus complicaciones morales continuarían en sus “Comedias y proverbios” que, como su nombre lo dice, se basan en dichos populares del argot francés, narrados en un tono de sutil y elegante comedia, que no por contar con diálogos aparentemente sencillos caen en lo trivial; muy a lo Woody Allen, Rohmer elude los silencios y hace hablar a sus personajes todo el tiempo, los mantiene activos en sus metas, quizá sin aquel artificio lleno de referencias culturales que utiliza Allen.

Aquí el francés se deshace del narrador en off, el relato en primera persona es sustituido por un rol todavía más centrado en las mujeres, mujeres rebeldes, decididas, amorales, herederas de las revoluciones culturales; emprenden las nuevas luchas de género sin panfletos, pero sí con una forma de vida que salta los convencionalismos. La liberación sexual de estas mujeres jamás cae en lo inmoral: son libres, plenas, aunque muchas veces ellas mismas no lo sepan, aunque sus objetivos se vean obstruidos.

Hay en estas historias también una cierta tendencia a polarizar el rol masculino: por un lado, están los personajes que mantienen el perfil del hombre conquistador, los eternos don juanes que, pese a su mala reputación, siguen siendo asediados por las mujeres; y del otro lado los intelectuales acomplejados que no saben cómo sostener una relación estable y en más de una ocasión padecen los rechazos de esas mujeres tan aguerridas, otro signo común que comparte con Woody, destacando que en ningún momento busca victimizar a dichos hombres: solo se trata de pobres infortunados en el amor.

“Comedias y proverbios” está integrada, en orden cronológico, por La mujer del aviador, La buena boda, Pauline en la playa, Las noches de luna llena, El rayo verde y El amigo de mi amiga. Cabe destacar que en cuestiones técnicas las películas de los dos seriales comparten aspectos en común, como lo es la fotografía de Néstor Almendros, la estructura por capítulos o por orden cronológico en que ocurren los hechos y algunos actores; narrativamente los “Cuentos morales” ocurren en París y las “Comedias y proverbios”, que inician en la gran ciudad, terminan teniendo un peso mayor en las provincias.

Eric Rohmer construyó una filmografía sólida, con películas que llevan un ritmo tranquilo pero ensoñador, reflexivo pero sencillo, una refrescante versión de la ideología europea. Continuó haciendo seriales en los noventas con sus películas de las “Cuatro estaciones”, así como historias unitarias de gran trascendencia, pero sin duda alguna que los “Seis cuentos morales” y sus “Comedias y proverbios” lo ponen en un lugar muy especial en el Olimpo de los grandes cineastas de la historia del séptimo arte.

domingo, 4 de julio de 2021

Cinéfagos, infinitos

texto JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ

Esta edición número 48 se publica justo con el festejo del octavo aniversario de la revista. Han transcurrido ocho años desde aquel 4 de junio del 2013 en el que Andrei Maldonado y Eric Villa daban a conocer esta publicación, de manera impresa, en el marco de uno de los Festivales de Nuevo Cine Mexicano de Durango.

En estos ocho años han sido varios las y los colaboradores que la revista ha tenido, personas más que importantes para el crecimiento paulatino y orgánico que ha tenido la revista, un crecimiento que se ha dado no solo gracias a los colaboradores, sino también gracias a nuestros lectores y a las personas que han estado de una u otra forma en la revista.

Este ha sido un proyecto que pasa de voz en voz, un proyecto que refleja amor por el cine y nada más. Del año pasado para acá el crecimiento ha sido más que importante, de ahí que este año hayamos tenido llamado para colaborar con festivales de cine tan importantes como Oftálmica o el Cecehachero, a quienes dedicamos la portada de esta edición de manera muy afectuosa.

Mi llegada a Cinéfagos se dio justo hace 6 años, cuando estaban celebrando su segundo aniversario, y la verdad es que, además de la amistad que tengo con Eric y Andrei, la revista también me ha hecho conocer a colaboradoras y colaboradores que han escrito en estos años, además mi paso por los festivales en los que he estado, me ha hecho conocer gente muy importante, talentosa y querida.

No sé si la realidad ha superado las expectativas que estos dos creadores de la revista tenían contempladas hace ocho años, o si aún faltan cosas por hacer en el camino; yo les puedo decir que, desde mi perspectiva, el viaje ha sido fantástico hasta ahora.

Y termino escribiendo sobre unas palabras que hace ya algunos números el buen Andrei escribió precisamente en una editorial en la que decía: “¿Hasta cuándo Cinéfagos? Hasta cuando ya no seamos necesarios”. Pues yo les puedo decir, ahora como coordinador editorial de la revista, es que el futuro de Cinéfagos es tan maravilloso como sorpresivo. 

Uno puede hacer planes, pero la vida con el 2020 que nos deparó, nos ha enseñado que los planes pueden cambiar, lo que les puedo decir es que, ya sea de la forma en que venimos trabajando hasta ahora, o con algunas variantes, los cinéfagos seguirán. Los cinéfagos, estimados lectores, somos tan infinitos como el séptimo arte. Esperamos que ustedes también sigan siendo parte de esto.

jueves, 1 de julio de 2021

4FICDU: Como empezar otra vez

texto y fotografía JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ

La primera fiesta del cine que se lleva este año en la ciudad y el estado de Durango fue el Festival Internacional de Cine de Durango, certamen que, al igual que otros festivales (no solo de cine), como el Cecehachero en México, o de talla internacional como el mismísimo Cannes, decidió en vez de hacer una versión online de su festival, postergar su edición hasta que hubiera las condiciones para volver a las actividades presenciales.

En más de un sentido esto fue arriesgado, y una decisión por demás valiente de los organizadores de estas competencias, ya que volver a posicionarse en el mapa de ruta de festivales, luego de no realizarse en un año, es muy complicado, sobre todo cuando no tienes la antigüedad que tiene Cannes, como es el caso del FICDU.

Si bien con tres ediciones realizadas con un éxito por demás reconocido, en las cuales ya se tenía cierta distinción, volver a empezar de nuevo en una cuarta edición no era para nada fácil, pero, aun con los tiempos difíciles que vive cultura en todo el país, el festival no perdió su esencia.

Si por un lado la selección de largometrajes ha sido menos numerosa que ediciones pasadas, fue una selección muy bien curada, empezando por películas mexicanas distinguidas y destacadas como la multi galardonada La paloma y el lobo, del muy interesante realizador Carlos Lenin, la recién exhibida en el FICUNAM Ricochet, de Rodrigo Fiallega, y la premier del potente documental Tolvanera, de Ángel R. Melgoza, en cuya proyección se contó con la presencia también de la productora del documental y el protagonista del mismo.

Uno de los platos fuertes del festival fue sin lugar a dudas el homenaje realizado a Luis Buñuel al exhibirse dos largometrajes cuya trama giraban en torno a la figura del mítico realizador español. Buñuel en el laberinto de las tortugas, película animada del director Salvador Simó, y el documental Un Buñuel mexicano, de Emilio Maillé, fueron los trabajos proyectados.

La selección internacional también tuvo un par de largometrajes más que interesantes. Por un lado, está el documental griego Los tomates escuchan Wagner, de la directora Marianna Economou, y la interesante película alemana El despertar de Nora, de la directora Leonie Krippendorff.

Las personas homenajeadas y honradas en esta edición con el nuevo galardón del festival, “La Pluma Blanca”, fue para el reconocido productor Alfonso Rosas Priego y la actriz Sylvia Pasquel, además de reconocimientos a invitadas especiales como lo fue la actriz Nora Velázquez y Stephanie Salas.

En cuanto a las preseas Julio Bracho, las cuales se concedieron a los ganadores a mejor cortometraje y mejor guion, fueron para Efímero, de Gahel Casillas y “La liga de los Godínez”, de Alberto Reyes y David Salas, respectivamente; además de algunas menciones honoríficas. El cortometraje resultó ser el ganador de los cinco que se pudieron ver en las dos funciones de proyección, entre los más de 200 que fueron recibidos por el festival, y el guion se coronó por encima de 78 enviados.

Dentro de los talleres y las conferencias que se llevaron a cabo, pudimos tener la charla sobre derechos de autor por parte de Carlos Gómez, CEO de EGEDA México, y Eduardo de la Parra, reconocido asesor jurídico especializado en derechos de autor. Otra charla fue la impartida por Adriana Castillo sobre el cine en la educación, a través de la plataforma “Platino Educa”. 

El propio Carlos Gómez impartió la charla sobre los Premios Platino e Iber Series, además de las iniciativas impulsadas por la Red Iberoamericana de Festivales. Otras charlas por demás importantes fueron “El arte de la producción de cine y series”, “El cine de Buñuel” y “De pixeles a voxeles”.

Sin lugar a dudas es un festival que vuelve a empezar y que está creciendo, el tiempo y la voluntad de los organizadores y el apoyo tanto de instituciones, medios y el gran público, son los que determinarán qué tan lejos podrá llegar. El límite es el bello cielo de esta hermosa ciudad.