domingo, 16 de octubre de 2022

13° Festival de Cine Mexicano de Durango: Un festival con historia

texto JUAN JOSÉ ANTUNA

La más reciente edición del Festival de Cine Mexicano de Durango se llevó a cabo del 25 al 28 de mayo del 2022, en la cual, durante cuatro días, se vivieron momentos llenos de buen cine, artistas invitados y más.

El festival estuvo bien inaugurado con una película que, además de haber sido filmada en parte en el estado de Durango, tuvo un gran estreno el año pasado nada más y nada menos que en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), donde fue acreedora del premio del público. 

Para la presentación de la película estuvieron el director Raúl Ramón, el productor Víctor Solorio, el actor protagónico Gerardo Oñate, y parte del elenco. Una proyección en la cual se contó con un gran público, que además presenció el homenaje realizado al realizador duranguense Chava Cartas.

Otros invitados como el actor David Calderón, el director Rodrigo Ruiz Patterson y el crítico de cine Luis Tovar, quien además dio un taller más que interesante de crítica cinematográfica, hizo que la audiencia, y sobre todo los jóvenes, disfrutaran y aprendieran de la presencia de tan notables invitados.

La selección oficial contó con cuatro películas que, a través del equipo de programación, lograron crear con su trabajo en la curaduría, un conglomerado de destacables obras que hacían un claro ejemplo del gran panorama que viene viviendo el cine mexicano. 

El deseo de Ana, de Emilio Santoyo, Feral, de Andrés Káiser, Blanco de Verano, de Rodrigo Ruiz Patterson, y La recua, de Trudi Angell y Darío Higuera, fueron las películas que engalanaron las funciones que se tuvieron en el Teatro Victoria, la casa del festival.

Películas de todos los órdenes posibles en cuanto a su producción, tanto independientes y de muy bajo presupuesto, como películas salidas de las escuelas de cine, descentralizadas y películas con apoyos fiscales y gubernamentales, que evidenciaban las diferentes temáticas que puede abordar nuestro cine nacional más allá de lo que la industria nos plantee. 

Películas que, aun en sus diferencias, tenían ese hilo conductor que hace saber que había un trabajo detrás de su selección, y no únicamente películas que llegaron por llegar. 

Además, se contó con cuatro cortometrajes nacionales: Llamar a la puerta, de Isabel Barajas; Crónica marciana, de Silvana Lázaro; El final del principio, de Tania Castillo, y En cualquier lugar, de Minerva Rivera; cada uno manteniendo un diálogo muy interesante con cada largometraje exhibido.

Para la gala de clausura se contó con el plato fuerte del festival, la competencia "Corto Durango", en la que se contó con ocho cortometrajes hechos por realizadores duranguenses, en la cual también se dio muestra no solo del talento de los duranguenses, sino que también pudimos ver una gran variedad de trabajos, tanto en temas, producción y narrativas, así como de las diferentes latitudes en las que se hace cine en nuestro estado.

Quiero irme sin dolor, de Juan José Hinojosa; Inchamikua, de Perla María Mapula; La rutina, de Luis Adrián Flores López; Conticinio, de Alma Luna Reyes; Distorsión, de Luis Fernando Villareal Juárez; La senda de Job, de Luis David Pérez García; Caras vemos, corazones disparejos, de Omar García, y Alejandra (...todavía Alejandra), de Andrei Maldonado; fueron los trabajos en competencia, resultando ganador Conticinio, y recibiendo una mención honorífica Inchamikua.

En la ceremonia de clausura también se dio un merecido reconocimiento a Libertad Salgado por su aportación a la cinematografía local, que va más allá de su gran labor a través del trabajo emprendido en el CCA, pues también se le reconoció por todos los trabajos que ha producido en los últimos años en obras locales que han sido reconocidas tanto por el público como por la prensa especializada en cine. A su vez se entregó el Premio del Público al largometraje de la selección oficial Blanco de verano.

Para nada hay que taparse los ojos con el hecho de que este festival ha tenido tanto sus mejores momentos, como cuestionables por cosas muchas veces fuera de las manos de los organizadores o de las instituciones, pero es imposible olvidar toda la historia que tiene detrás este festival.

Los artistas que han sido invitados, las películas que han desfilado en las trece ediciones, y los directores del festival que han sabido aportar su granito y su identidad a cada edición del festival, hacen que ciertamente, este sea, el festival de cine más importante y con más historia que tenemos en Durango, y esperemos ese legado siga y el próximo año podamos estar dando cobertura a la edición número catorce.

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