jueves, 4 de noviembre de 2021

La metamorfosis de “El Chivo” en "Amores Perros"

texto CARMEN ARGELIA MARTÍNEZ LÓPEZ

"Amores Perros" (1999) se ha convertido en una de las películas más importantes del cine latinoamericano. Dirigida por el cinco veces premiado por la Academia Alejandro González Iñárritu, y escrita por Guillermo Arriaga, la obra expone la rivalidad y las pasiones, los instintos animales que engendramos.

El filme ha sido ganador de un total de 55 premios, entre ellos, Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Chicago, el Festival de Cine de Bogotá y el Premio Ariel, así como mejor película extranjera de habla hispana por los BAFTA. Además de 25 nominaciones entre las que destacan Mejor Película Extranjera en los Globos de Oro y los Premios de la Academia del 2001. 

La trama gira alrededor de tres historias que se conectan por un accidente de auto. Primero, la de Octavio y Susana, después la de Daniel y Valeria, y por último la de El Chivo y Maru. Pero si podemos hablar de un personaje principal, este es “El Cofi”, el perro de Ramiro y Octavio. A lo largo del filme que dura 2 horas y 34 minutos, lo vemos desde la primera escena en la que Octavio y Jorge van huyendo, hasta la última en la que se va con El Chivo. 

El Cofi es quién genera los principales golpes de efecto en la historia, empezando por la acción desencadenante: le disparan a El Cofi. Octavio le clava un cuchillo al Jarocho por esta misma razón, salen huyendo y generan un accidente, lo que involucra a Valeria que es contra quien chocan. El impacto llama la atención de El Chivo, quien estaba en el lugar, lo que hace que ya no haga el trabajo que iba a realizar, matar a un hombre. 

En el accidente muere Jorge, amigo de Octavio; Valeria terminará por perder la pierna derecha y su relación con Daniel y El Chivo le salvará la vida a El Cofi, lo que tendrá un impacto positivo en el carácter. El objetivo de este análisis es desglosar las escenas clave de la película que hacen que nuestro personaje, El Chivo, experimente un cambio radical. 

Pero ¿quién es El Chivo? Un hombre de largas barbas blancas, que tiene muchos perros y vive de lo que encuentra la basura. No siempre fue así, nos narra el filme en una escena que solía ser profesor de una escuela privada, y de la nada un día abandona a su familia por ser guerrillero, hasta que un policía lo agarra mientras orinaba en un Sanborns y lo mete preso veinte años, cuando sale de la cárcel, se vuelve alcohólico y mendigo.

Hay en específico una serie de secuencia en las que vemos el cambio del Chivo. La acción comienza cuando Gustavo se dirige a ver al Chivo, a quien conoce por el policía que lo encerró la cárcel, ahora este le hace “trabajitos” de vez en cuando. Cabe recalcar que esta no es la primera aparición de nuestro personaje, pues El Chivo nos es introducido ya desde el minuto nueve del filme, cuando impide que el Jarocho aviente a su perro bravucón contra los suyos. 

Es el personaje más interesante debido a que en él encontramos un cambio positivo, una redención que se muestra muy clara en la escena en que reúne a los dos medios hermanos. La narrativa hasta este momento tendría que haber sido que El Chivo ya había matado a Luis, “trabajo” que le encargo Gustavo. Entra Gustavo a la casa de El chivo, se le nota impaciente, deseoso de irse, y en un primer plano vemos su cara aterrorizada, se echa para atrás contra la pared, como si hubiera visto algo terrible.

Su medio hermano Luis está ahí, vivo, sentado en el piso, amarrado por las dos manos y con un pañuelo en la boca ¿Acaso le ha parecido esta una imagen aún más terrible que la de mandarlo a matar? Cobardemente le reprocha al Chivo que no ha cumplido el trato ¿Cuál trato? Responde el Chivo, ¿Cuál trabajo? Dice más adelante. 

Detengámonos aquí analizar qué está pasando con nuestro personaje ¿Qué papel tiene aquí el Chivo? o ¿qué papel juegan ellos en la historia del Chivo? Pues nada más que un intento por remediar lo que él ya antes ha roto, una relación familiar. Y más importante, estructuralmente nos sirve para ver el cambio del personaje, la transformación total de este hombre, que a largo de la película conocemos como un hombre distinto del que se desarrollará en esta escena. 

Pero si regresamos un poco en el tiempo, en otra escena, el Chivo mata a un hombre en un restaurante sin remordimiento. Más tarde, cuando lee el periódico, ve al hombre que acaba de matar y se mofa de este mientras pinta garabatos sobre su rostro. Es un hombre sin escrúpulos, indiferente hacia la vida humana, pero irónicamente cariñoso y protector con los animales. Aquí observamos otra característica de la película, la antropomorfización del perro. 

El Cofi es quien provoca este cambio sustancial en El Chivo, que se da en la escena en la que este mata a sus otros perros. El Chivo, desesperado, apunta la pistola hacia un animal irracional, puramente instintivo y después se le queda mirando. En un primerísimo plano vemos la cara de El Cofi, comunicando con su mirada. El Chivo baja la pistola, lo toma por la cabeza y le dice “Eso no se hace cabrón, eso no hace, eso no se hace hijo de puta”.

¿Qué no es acaso una mera proyección del personaje, y en general de la película? Eso no se hace, no se manda a matar a la familia, no se le da la espalda, no se le abandona. Una vez más, el Chivo se queda sin familia, solo son él y “El Cofi”. Es aquí donde vemos un primer cambio, en el sufrimiento por ver a sus perros muertos hay una revelación, y entonces, un personaje distinto, siguiente toma, el Chivo en primerísimo primer plano desde un ángulo cenital viendo la foto de su hija, una toma sombría, un hombre pensativo y arrepentido está recostado sobre la cama. 

Continúa la escena de los hermanos, el Chivo saca la pistola y le apunta a Gustavo, lo intimida con esta y después se la da. “Todo tuyo pinche Caín”, exclama el hombre que abandonó a su familia por ser guerrillero y terminó siendo teporocho. Confrontativo, dramático y casi jugando al castigador-redentor, vemos a El Chivo tomar el papel de Dios, y a su lado, Caín y Abel, tratando de limpiar sus culpas. 

Entonces podemos preguntarnos ¿por qué no matarlos si ya ha recibido su dinero? ¿por qué si es algo que ha hecho tantas veces antes, ahora no? ¿por qué a un exguerrillero le habría de importar la relación de dos hermanastros adinerados cuyos conflictos son los intereses económicos? Y también ¿qué nos lleva a eso? ¿el perro? ¿la muerte de su exesposa? ¿la muerte de sus otros perros? ¿qué le queda? ¿arreglar la relación con su hija y de por medio la de los dos hermanos?

Una serie de primerísimos primeros planos nos muestran el cambio externo que ya se venía generando. El cabello blanco cae por el lavabo, las uñas cortas, unos lentes viejos pegados con un pedazo de Diurex, los zapatos limpios pero rotos, eso es, un hombre renovándose. Corte y otra escena, ambos hermanos amarrados en extremos diferentes, y El Chivo con un diálogo sarcástico, una reconciliación o una pistola, su elección, el raciocinio o los instintos. 

Así termina la escena, dos hombres, como en una pelea callejera de perros, amarrados, coléricos, con un pañuelo como bozal y el puro instinto de supervivencia por ver quien será el triunfador, quien atacará primero. No lo sabemos, pero podemos intuir que Gustavo, un hombre acobardado y asustado, no será capaz de matar a su hermano. 

Siguiente escena, El Chivo tiene el valor del ir a buscar a su hija. Y el personaje es completamente distinto, hemos sido testigos de la metamorfosis que ha experimentado, de un hombre sucio, mal vestido, asesino, insensible y que espía a su hija, a uno que decide hacer algo por remediar la relación de los hermanos y es capaz de presentarse ante su hija y ofrecerle una disculpa.

La historia de El Chivo se acerca mucho a la categoría de Arquitrama que menciona Robert McKee en su libro “El arte de la escritura dramática”, aunque con algunos rasgos de Minitrama. A diferencia de las dos primeras historias narradas en la película que se dan por una casualidad que se desata desde el momento en que “El Cofi” se le escapa de la casa a Susana, la historia del chivo es más que una causalidad, que está relacionada al abandono de su familia, y que provoca un conflicto tanto interno como externo en él. 

En esta historia hay una serie de valores narrativos que nos atrapan y conmueven, McKee los define como “las cualidades universales de la experiencia humana que pueden cambiar de positivo a negativo o de negativo a positivo, de un momento a otro”. La narración está basada sobre estos valores y golpes de efectos que transforman en todos los sentidos al personaje. Hay un claro conflicto: la relación con su hija, que se ve reflejado en los perros y en los hermanos. 

Estos hechos son los que hacen que El Chivo se vuelva un personaje activo y tenga el valor de buscarla. Finalmente, la película termina con El Chivo dejándole una foto suya y un mensaje a su hija explicándole todo, mientras él sale de la ciudad por un tiempo con El Cofi. 

Amores Perros ha sido catalogada como una de las mejores películas latinoamericanas de la década, no solo por la trama, sino por la dirección, el montaje y la banda sonora, pues todos estos aspectos ayudan a que el espectador, ya sea mexicano o latinoamericano, se identifique en algún aspecto con el filme. Es una representación muy cruda y real sobre las clases sociales, la cultura y la forma de vida en México. 

El impacto se debió a que pocas películas de la época había retratado así al país. En el filme encontramos una gran cantidad de temas como el poder, la violencia, la traición, la soledad, la envidia, y el machismo, entre otros. Todos entre lazos familiares, ya sea de hermanos, pareja o hijos, todos distintos y a la vez similares, todos movidos por los instintivos, como animales, como lo son los amores perros.

1 comentario:

  1. Se llama Salvador y es el Chivo expiatorio quería sacrificarse por los demás, pero tenía demasiado odio, se ve a sí mismo en el perro asesino y se da cuenta en que se convirtió
    Pero se redime a sí mismo por el amor a su hija, es el amor más perro

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