sábado, 26 de octubre de 2024

Alien Romulus y el elixir de la vida

texto ANDREI MALDONADO

Tardé en escribir sobre la nueva película de la saga Alien, Alien Romulus, del director Fede Álvarez, tal vez porque tenía sentimientos encontrados sobre la cinta. Por un lado, reconocía sus virtudes, pero por otro, no encontraba, a diferencia de las otras entregas, cual era la motivación principal que versaba en la historia, hasta que finalmente di con el punto importante: el elixir de la vida.

Si bien en Prometeo (Ridley Scott, 2014) ya se había tocado parcialmente el tema de la búsqueda de la prolongación de la vida (o la negación de la muerte, como quiera verse) que buscaba Peter Weyland, en esta ocasión no solo se rescata un elemento introducido en las precuelas del mundo Alien, que es el patógeno negro de los ingenieros, sino que se lleva a otro nivel.

Mientras Weyland solo buscaba no morir, en esta ocasión la compañía busca mejorar a la raza humana. El androide Rook (más tarde ahondaremos sobre este personaje) explica que el compuesto Z001, que es la versión refinada del patógeno extraído del ADN del xenomorfo que Ripley arrojó al espacio en Alien de 1979, es capaz de convertir al ser humano en el “organismo perfecto”.

Esto da un giro completo a las motivaciones de Weyland-Yutani, la corporación que se nos ha dibujado siempre como una compañía ambiciosa, capaz de sacrificar vidas humanas para obtener al xenomorfo y convertirlo en un arma biológica. En cambio, se ve que la búsqueda de este organismo es para extraer su capacidad de regenerarse y vivir en el espacio y dársela a los humanos.

Si bien el interés de la compañía podría ser crear mejores esclavos (en las escenas de introducción se explica que los obreros mueren en las minas de las colonias y Rook reafirma que el ser humano jamás estuvo hecho para los viajes espaciales), el que el objetivo de Weyland-Yutani sea crear y no destruir mueve todos los esquemas que se venían trazando a lo largo de la saga.

Y esto, más que un simple capricho por dar un nuevo giro a la historia, responde también a nuestros tiempos. Situémonos. En Alien (y sus subsecuentes secuelas) se vivía en tiempos de la Guerra Fría, la guerra de los Balcanes y otros conflictos armados, donde el temor era la generación no ya de armas nucleares, sino de armas biológicas, aquellas que acabaran con la vida en segundos.

Aunque el ser humano sigue enfrascado en guerras, es evidente que desde que comenzó el milenio las preocupaciones de la humanidad incluyen cómo mejorar la salud de las personas, erradicar enfermedades, extender la esperanza de vida, volvernos más fuertes y más inteligentes, incluso vencer al tiempo negando el envejecimiento y, por supuesto, venciendo a la muerte.

Pero, como todo descubrimiento, la generación del compuesto Z001 no fue la panacea. Para obtener más de esta sustancia era necesario recrear a los facehugger, que tarde o temprano se liberarían, generando un caos en la estación que, sumado a que el xenomorfo no había muerto, terminó por sentenciar el destino de la tripulación, solo sobreviviendo (parcialmente) Rook.

Pero la alerta real que deja como enseñanza que jugar a ser dios puede ser peligroso lo deja cuando Kay se inyecta el compuesto estando embarazada, pues el ADN del feto muta y lo convierte en una abominación, mezcla de ingeniero, humano y xenomorfo, lo que demuestra nuevamente que con este patógeno no se puede jugar. El fuego de Prometeo terminará incendiándonos.

Algunos otros elementos que reiteran la preponderancia de la búsqueda del elixir como punto primordial de la película están en el mismo nombre de la estación Renacimiento, ya que en ella se buscaba el renacer del hombre. Las dos áreas en que se divide, Rómulo y Remo, hacen alusión a la leyenda de los fundadores de Roma, cuna de la civilización moderna tras la caída de Grecia.

Ambos hermanos son amamantados por una loba, lo que les da una fuerza e inteligencia sobrehumana, pero solo Rómulo sobrevive, pues asesina a su hermano. Hay ahí varios elementos referenciales, como el hecho de que el compuesto es la leche de loba que hará al humano un ser superior y refundará el orden del universo, pero quizá a costa de matar a sus hermanos.

Por otro lado, la presencia del cuadro “Vista del Ayuntamiento de Marsella durante la peste” en la entrada de la estación Remus, nos da un adelanto de lo que ocurrió en la estación, y de lo que más adelante hará la abominación: resalta en el cuadro un bebé que se amamanta de su madre moribunda (aunque la introducción del cuadro no es tan orgánica como en Alien Covenant).

En este entramado de simbolismos y búsqueda de la supervivencia resalta el androide Rook, quien es un modelo similar al de Ash de la primera película. A diferencia de este, Rook, aunque en apariencia por un momento resulta igualmente siniestro, demuestra un gran interés por cumplir los deseos de la compañía y garantizar la prevalencia de la humanidad a través del compuesto.

Este signo lo distingue por encima de David que, en Alien Covenant, dejó claro su desprecio por la raza humana. Cabe destacar en este apartado el trabajo que se hizo de producción para replicar, por medio de una marioneta mecanizada y la inteligencia artificial, la aparencial del fallecido actor Ian Holm. Incluso la labor del actor que imita la voz es sencillamente gloriosa.

Otros elementos destacados son el mostrar por primera vez la vida en una colonia de Weyland-Yutani (más allá de la escena retirada del corte final de Aliens, que terminó inspirando a Fede Álvarez), así como el personaje de Andy, un androide que presenta fallas al ser un modelo viejo, pero que ha generado cariño a la protagonista Rain, ya que entre ambos se consideran hermanos.

Es claro que esta no deja de ser una película que busca recaudar taquilla, y es por eso que el estudio Disney (que se aventura por vez primera en el mundo de Alien desde la compra de la Fox) introduce personajes muy jóvenes, como lo hizo en las secuelas, series y spin-off de Star Wars, pero lo justifica muy bien, al ser los huérfanos de los mineros que han ido muriendo en la colonia.

El tema colonial es otro elemento bien explotado, donde las grandes corporaciones, a fin de cuenta, siguen buscando su propio beneficio, explotando los yacimientos minerales de planetas que están en un proceso todavía primitivo, como el que tuvo la Tierra hace millones de años, explotando el trabajo de los mineros prácticamente igual a como ocurría en el tiempo del imperialismo en África.

Es claro que Alien Romulus también tiene sus excesos y comete errores. El principal, es el abuso de las referencias a películas previas, lo que convierte más en un robo de diálogos y escenas que en un homenaje, al grado que uno pone en duda que sea realmente una gran película o todo se lo deba a que hay seis películas predecesoras que, de una u otra forma, le sirven de colchón al director.

Con todo, Alien Romulus representa un buen giro a la historia, que responde algunos cuestionamientos, abre nuevos y otros que quedaron pendientes en Alien Covenant no los resuelve, pero deja demostrado que esta es una saga cinematográfica que tiene todavía mucho por dar, siempre y cuando no se sobreexplote y se entregue al siempre tentador “fan service”. 

miércoles, 23 de octubre de 2024

Una jauría llamada Ernesto: el fondo y la forma

texto JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ

Me parece que el cine de Everardo González debería ser considerado dentro del documental mexicano como un género aparte. Ha logrado crear un lenguaje como pocos documentalistas mexicanos, como podrían ser Eugenio Polgovsky, Carlos Velo, y Rubén Gámez, por supuesto. 

Sí lo arriesgado de su narrativa, pero también su propuesta general, hacen que este documental sea indiscutiblemente una de las mejores películas mexicanas del año. Me atrevo antes de abordar el análisis por separado tanto del fondo como de la forma, emplear y escribir la que para mí es la mejor palabra que define el documental de Everardo, y esa palabra es brutalidad. Ahora explico por qué. 

Empezando por el fondo, uno creería que luego de ver sus antecesores documentales (en preciso estaremos mencionando al extraordinario “La libertad del diablo”), Everardo ya no podría abonar más a la discusión de las violencias y sus consecuencias en las distintos sectores sociales del país, pero lo cierto es que la vida se empeña en decirnos que la realidad siempre superará a la ficción, y lo cierto es que la violencia, y las distintas formas de violencias siguen más vigentes que nunca, y Everardo sigue siendo incisivo en no callar en exponer las situaciones. 

La brutalidad en el fondo es evidente con los testimonios que escuchamos, que ya sea de manera muy próxima o de refilón, nos llegan a todos los que somos parte de una sociedad que camina entre las personas en la calle, que no somos parte de la oligarquía ni de una clase alta (aunque sabemos que a ellos también les llegan estas historias), y a pesar de que la forma de alguna manera se prestaba a una situación más explícita (ahora abordo eso con más detalle y profundidad), Everardo jamás pasa la línea de su discurso al exhibicionismo o el amarillista.

Eso en algún momento podría hacer que espectadores o adeptos puedan tachar a Everardo de mojigato o poco arriesgado, pero la cosa está en la lectura y la intención de Everardo desde el principio, acá juega mucho la cuestión incluso no sólo de la proyección de sus testigos a través de sus testimonios, sino también de la forma, la cual atendemos a continuación. 

Si bien en sus primeros trabajos las denuncias y luchas que reflejaba Everardo a través de las historias, aunque importantes y para algunos personajes de la vida política de nuestro país podían resultar incómodas, las personas que exponían sus situaciones en esos trabajos no corrían un riesgo latente.

No es si no a partir de “La libertad del diablo”, cuando se toca el tema de la violencia generada a partir de la guerra contra el narco y la violencia que alcanza a los civiles y las familias de los peones de este sistema tanto de un lado como del otro. Everardo emplea a través de la forma y la narrativa condiciones para proteger a las personas que se atrevían a dar su testimonio. 

En “Una jauría…” pasa algo muy parecido, y Everardo una vez más muestra de una manera muy creativa e innovadora, pero además que discursiva y narrativamente es muy propositiva y atractiva, y es al emplear una narrativa muy similar al de los videojuegos que precisamente tocan temas símiles como lo son las violencias callejeras y las guerras. Todo el tiempo vemos a través de la nuca de las personas y sus testimonios lo que hacen, lo que viven, su entrada al sistema de violencia, su apogeo, y su salida. 

Un logro en esta narrativa es también como por momentos Everardo involucra (cómo suele ser costumbre) a la psique y la imaginación del espectador, pues cual videojuego, una vez terminado un capítulo de la historia, o completada una misión, se nos viene un blackscreen de varios segundos en los que al principio no pasa nada, pero luego empiezan algunos sonidos ambiente y pláticas/diálogos que empiezan siendo poco legibles hasta que se empiezan a entender de a poco, muy por lo bajo, hasta que volvemos a la acción con alguno de los personajes secundarios o el principal (que si lo hay, por supuesto), y una vez más a ser testigos del terror que sigue siendo esta violencia sistematizada que azota a quienes tendrían que ser el futuro del país. 

Esta forma se emplea justo para llegar al punto en que los testimonios involucran al espectador de esa manera activa, Everardo no necesita ser explícito ni en el fondo ni en la forma, ni en lo visual ni en lo sonoro, sólo necesita empezar a hilvanar las historias que muestra, de una manera correcta; para que en el espectador se genere esa catarsis, la tesis que por sí mismo debe de elaborar.

Por supuesto que la apuesta de Everardo es arriesgada y habrá quienes vean este trabajo con ojos de mocho, de blandengue, pero por sobre todas las cosas, creo que ahí, en esa intención de tratar a sus personajes con valor y a los espectadores con inteligencia, está el lenguaje de Everardo, lo que él aporta al documental mexicano, pero también al cine nacional en general.

La brutalidad en la forma es haciendo evidente que para los orquestadores del azote que reina en nuestro país, los jóvenes son tan desechables como las vidas de los protagonistas de los videojuegos, cuando te matan a uno, siempre puedes elegir otro, y fácilmente se sirven de ello por las pocas oportunidades que hay de progresar en nuestro país, la poca atención que pone en gobierno en brindar herramientas y seguridad a estos jóvenes, y en consecuencia, la desarticulación que se vive en un gran porcentaje de los núcleos familiares en varios puntos vulnerables del país.

martes, 22 de octubre de 2024

Beetlejuice, Beetlejuice: las buenas segundas partes sí existen

texto ANDREI MALDONADO

¿Quién diría que, para hacer una buena secuela, tenía que esperarse más de 36 años? Contrario a lo que podría pensarse, más de tres décadas entre la película original y su segunda parte no afectaron en nada, al contrario, le permitieron al director madurar sus personajes y sus historias. Por supuesto, hablamos de “Beetlejuice, Beetlejuice”.

Con la mayor parte de su reparto original íntegro, esta nueva aventura del super fantasma nos trae a un Tim Burton curtido a lo largo de años y una amplia filmografía. Pese a recurrir a muchos de los que hicieron los departamentos de arte, vestuario y música en “Beetlejuice” de 1988, Burton no cae presa del riesgo que pocos saben eludir: recurrir a la nostalgia para vender un producto.

No, “Beetlejuice, Beetlejuice” se sostiene por sí misma y sabe afrontar sesgos como el no poder contar con todos los actores de la primera película, ni repetirse en elementos ya conocidos incluso por la serie animada que tuvo la película en 1990. Sin embargo, sabe sopesar los nuevos elementos con guiños al pasado que la gente agradece y que con los cuales la película no funcionaría.

Es tal la elocuencia del discurso que uno no pone en discusión la edad de Michael Keaton que, más allá de la evidente falta de movilidad que tenía el personaje en los ochentas, o una voz mucho más gastada, sigue con los dotes histriónicos intactos. Tampoco se discute que Winona Ryder ya no sea la adolescente Lydia Deetz. Eso es evidente, pero la calidad de los personajes ahí sigue.

Los nuevos elementos que se integran a la pasarela de personajes, encabezados por Jenna Ortega, Mónica Bellucci, Willem Defoe y Danny DeVito, amalgaman bien una historia que, además de todo, se adapta a los nuevos tiempos. Incluso en algunos chistes la película va mucho más lejos de lo que hizo su predecesora, agradeciendo el público ese toque ácido de humor negro.

Se nota que Burton es un hombre que no se queda con las ganas de sacar sus proyectos, así tarden décadas, como pasó con “Frankenweenie”, ya que la secuela de Beetlejuice estaba pensada desde los noventas. Y si de ese proyecto no quedó nada en esta nueva película, Burton puede sentirse satisfecho de haber presentado al público una gran segunda parte, algo que pocas veces sucede.

lunes, 21 de octubre de 2024

Recomendaciones de Cinéfagos para ver en Mubi

texto ANDREI MALDONADO

MUBI es una de las plataformas virtuales para ver cine con el contenido de mayor calidad en el mundo. En esta ocasión queremos hacer unas cuantas recomendaciones para que las puedan disfrutar en cualquier momento.

MARIANA, MARIANA (Alberto Isaac, 1987)

Una adaptación que no alcanza a hacerle justicia a la obra literaria.

UN CRIMEN COMÚN (Francisco Márquez, 2020)

Películas etéreas como estas nos enfrentan a las emociones más descarnadas. Son las emociones y no los personajes los verdaderos protagonistas. En este caso, la culpa, aquella que persigue a Cecilia todo el tiempo y, cuando por fin se despoja de ella, se libera con esos gritos, pese a tener que pasar por ese "Laberinto" del barrio bajo que es como emocionalmente se encuentra por dentro. A fin de cuentas, fue otra emoción desbocada, su miedo, quien la llevó a no ayudar a Kevin.

MANO DE OBRA (David Zonana, 2019)

Pese a las virtudes que posee en su realización, creo que esta película es condescendiente y propicia que continúen vigentes estereotipos hacia las clases sociales. Igual que Michel Franco en Nuevo orden, se dibuja al pobre, al vulnerable, como un ser sediento de venganza, que termina victimizando a quien se supone comete la injusticia.

ANTICRISTO (Lars Von Trier, 2009)

La primera historia de la trilogía “de la depresión”, Anticristo, con Charlotte Gainsbourg, la que a la larga se volvería una actriz fetiche. Las tres historias representan diversas manifestaciones de la tristeza, que llevan a sus personajes a tomar decisiones crudas, al límite de lo humano. En Anticristo somos testigos de la depresión tras la muerte de un hijo, en una secuencia en una cámara lenta en blanco y negro inolvidable.

LAS CINCO OBSTRUCCIONES (Lars Von Trier, 2003)

Lars lleva su admiración a Jorgen Leth, otro cineasta danés, y lo transforma en ser su jefe para mandarlo a hacer cinco versiones de un corto filmado treinta años atrás, todas de ellas con pautas casi arbitrarias generadas por Von Trier.

EL JEFE DE TODO (Lars Von Trier, 2006)

El danés juega con los elementos básicos de la comedia para desarrollar una situación de oficina estilo “The office”, pero al más puro estilo Von Trier.

LA CASA DE JACK (Lars Von Trier, 2018)

Von Trier abraza por completo el thriller para desarrollar una historia sobre un implacable asesino serial (Matt Dillon) donde de paso deja ver su peculiar forma de ver el mundo que le ha traído problemas.

EPIDEMIC, EUROPA Y EL ELEMENTO DEL CRIMEN (Lars Von Trier)

La primera trilogía es la conocida como “trilogía de Europa”, que enmarca el periodo comprendido entre 1984 y 1991, en la cual se encuentran su ópera prima El elemento del crimen, seguida de Epidemic y Europa. En esta trilogía encontramos las películas más “de género” de su filmografía, con un thriller policiaco, una cinta de ciencia ficción y una película bélica, las tres desarrolladas muy a su manera, y con estilos poco ortodoxos. Por ejemplo, en las tres tiene participación como actor (más notoriamente en Epidemic, cinta donde escribe la letra del tema de créditos).

LOS IDIOTAS, BREAKING THE WAVES Y DANCER IN THE DARK (Lars Von Trier)

Trilogía denominada “Golden hearth”, el cineasta danés pasa a abordar de manera más tajante los sentimientos humanos, que a la larga llegará a ser su sello distintivo en el resto de sus películas.

THE KINGDOM (Lars Von Trier)

La prestigiosa serie de TV Riget (The Kingdom), con elementos como lo es el manejo de tomas aéreas en tonos sepias, elementos fantasmagóricos, diálogos y personajes difíciles de analizar y un protagonismo notorio al aparecer como él mismo al final de cada capítulo.

De 1996 al 2000, Von Trier atraviesa filma la segunda parte de The Kingdom, pero la tercera temporada se cancela por la muerte de algunos de sus protagonistas, hasta que la puede retomar en 2022 bajo el título de Riget: Exodus.

MANDERLAY Y DOGVILLE (Lars Von Trier)

La inconclusa trilogía sobre Estados Unidos, con Dogville, Manderlay y Washington, esta última nunca se filmó. Aquí la crítica es evidente a la sociedad estadounidense, donde expone y casi se burla de los valores que ellos consideran más sagrados, como la democracia y la defensa de los derechos civiles.

Como plus para estas historias está la forma en que fueron producidas, montadas sobre un escenario teatral, donde los límites entre puesta de escena y espectador son casi nulos. Quizá el punto negativo sería el cambio de protagonista, donde se complica pensar que son el mismo personaje Nikole Kidman y Bryce Dallas Howard, aunque las dos den actuaciones increíbles. Lo mismo pasa con el personaje que en una es Udo Kier y en la otra Willem Defoe.

domingo, 20 de octubre de 2024

Paloma Itinerante: a este festival le sobra corazón

texto ANDREI MALDONADO foto ALEJANDRO RIVAS

Septiembre se ha vuelto el mes del cine duranguense gracias a la celebración, durante 11 años ininterrumpidos, del Festival de Cine Paloma Itinerante. 

En camino a convertirse en el festival más longevo de la historia del estado (al menos ya lo es en comparación al resto de festivales en activo), el Paloma, como podemos decirle con cariño, demostró este 2024, en su edición 12, toda la madurez que requiere un certamen para volverse un referente no solo local, si no nacional.

En medio de una reestructuración con la llegada de Juan José Antuna como director, el festival inició con la celebración del Día del Cine Duranguense, una fecha asignada al 5 de septiembre desde la pasada edición, con el cobijo de espacios como la Filmoteca de la UJED, la Cineteca de Durango, y, por primera vez, llegando a recintos fuera de la capital como Ciudad Lerdo y Vicente Guerrero, y fuera del estado como Tijuana, La Paz y Ciudad de México, en esta última desde la mismísima catedral del cine en el país, la Cineteca Nacional.

Ya entrados en actividades formales, fue el viernes 6 de septiembre que se tuvo con todo la inauguración, con la proyección de “Los fundadores”, con la presencia de Diego Hernández, director tijuanense que se convirtió en el primer invitado foráneo con el que ha contado el festival; posteriormente se presentó “Las cosas donde ya no estaban”, cinta argentina que también contó, aunque vía Zoom, con los primeros invitados internacionales, los actores Agustina Quinci y Andrés Ciavaglia, así como el director Fabio Vallareli, estos últimos desde Buenos Aires.

El sábado se contó nuevamente con una película de Diego Hernández, “Agua caliente”, y “La desazón suprema”, de Luis Ospina, con una mesa de diálogo integrada por la invitada de Zacatecas Heidy Cásarez (que además formó parte del equipo de programación) y José Rodríguez López, director de la Filmoteca UJED, acompañados del director del festival, el cual además participó en una charla en línea sobre Ospina, parte de las actividades de formación del festival, con la participación del equipo de Casa Negra, aliado del Paloma.

El domingo el festival tuvo su día más intenso, ya que, tras una grata muestra de cortos nacionales, vino la proyección del concurso de cortometrajes duranguenses, que esta vez versó en la temática de cine de terror. “Castigo”, de Marco Esquivel, “El silencio de la dama”, de Odette Núñez, “Soy yo”, de Carrie Karell, “Mi amigo Kevin” de Brandon Alvarado y “A plena vista” de Allis Palma, conformaron la selección oficial en competencia, a la cual se sumaron “Copycat: un cuento de gatos” de Leonardo Salas, y “Durango”, de Lázaro Gabino Rodríguez.

Luego de la proyección, se tuvo una fecunda realización de la mesa de la crítica Cinéfagos (cuarta edición, segunda en el Paloma Itinerante), en donde Sergio Payán, María de Jesús Ávila, Paola Chavira Leyva y Andrei Maldonado, en su función de críticos, desmenuzaron cada uno de los trabajos exhibidos, decidiendo otorgar una mención honorífica a “Castigo”, de Marco Esquivel.

Posteriormente, se procedió a la tan ansiada premiación, resultando ganador del premio del jurado (conformado por Mónica Cristerna, Hugo Villaseñor y Alejandro Salgado Baldovino) “A plena vista”, de Allis Palma, y con mención de honor “Soy yo”, de Carrie Karell. El anuncio se dio a través de un video grabado por Alejandro Salgado desde Colombia, con lo que una vez más el festival reafirmó su carácter de internacional que ha venido a consolidarse en esta edición y que hermanó Durango con Sudamérica no solo en invitados, sino también en contenidos.

Destacar también otras actividades importantes celebradas durante el festival, como lo fue el Taller de Apreciación de Cine para infancias y juventudes, impartido por Heidy Cásarez, así como el video homenaje a Sergio Olhovich, hecho por Ramsés M. Luna (director de uno de los cortos de la muestra nacional) y proyectado durante la función de “Llovizna”, lo que también fue significativo, pues se logró involucrar activamente a los participantes del festival en la realización de nuevos trabajos que sirven para alimentar la memoria fílmica colectiva del mismo festival.

Sin duda es un gusto ver cómo el Festival de Cine Paloma Itinerante comienza a cosechar lo que ha venido sembrando en estos años. Cómo se logró hermanar a tantos foros y públicos durante el Día del Cine Duranguense, pero también, cómo ha contagiado su dinamismo a personas en otras latitudes del país y el extranjero, los cuales comienzan a voltear a ver qué se hace en la llamada “Tierra del Cine”. No queda más que desearle larga vida a la paloma, y que la edición 13 traiga muchos momentos más como los vividos este año.

sábado, 19 de octubre de 2024

Editorial: estar pero no estar


texto ANDREI MALDONADO foto ALEJANDRO RIVAS

No entendía del todo cuando en su momento Juan José Antuna me comentaba que para él le resultaba complicado escribir de un proyecto (sea de realización o exhibición) del cual él formaba parte activa. Ahora lo entiendo, aunque debo de decir que, en mi caso, es todavía más complicado, ya que hablaré de un proyecto del que ya no formo parte, pero fundé y dirigí por 10 años: el Festival Paloma Itinerante.

Es curioso ver los derroteros que han llevado al Paloma a los alcances que ahora tiene y que, curiosamente, ha comenzado a gestar a partir de esta décima segunda edición, precisamente la cual marca la llegada de Juan José como director, el cual logró plasmarle su propio sello, su alma, su estilo, a este que ahora es el festival más longevo del estado y, por qué no decirlo también, el más bello.

Desde el homenaje a grandes nombres del cine latinoamericano como Sergio Olhovich, Luis Ospina y Fernando Vallejo, hasta la mirada a los nuevos directores del cine independiente nacional como Diego Hernández, sin perder, por supuesto, la esencia misma del festival: los realizadores duranguenses, nuevas voces que se abren camino en la escena local y que podrían ser el futuro del cine.

Llena mi corazón de orgullo de ver que algo que nació en un pequeño café ahora tenga alcance nacional en ciudades como Tijuana, La Paz y la Ciudad de México, llegando a la “Catedral del cine en México” que es la Cineteca Nacional, con el respaldo y el apoyo de personalidades como Juan Antonio de la Riva, al cual siempre estaré agradecido de su apoyo, cariño y respaldo.

Pero todo esto no se lograría sin hacedores del cine que creyeran en lo que se hace también desde las entrañas mismas de Cinéfagos, compartiendo sus trabajos, poniéndose a hacer nuevos expresamente para los concursos, sin los promotores culturales que facilitan sus espacios para exhibir la programación, pero, sobre todo, sin el apoyo del público, porque un festival sin audiencia no tiene razón.

Y todas las palmas de lo logrado en esta duodécima edición son para Juan José, que, con esfuerzo, desvelos, tazas de café y mucho amor al cine logró unir tantas manos y tantos corazones para hacer esto realidad. De mi parte, todo mi reconocimiento y admiración. Le deseo que a él y a la Paloma les reste mucho tiempo para seguir volando y me permitan estar, pero no estar, en esto llamado cine.

lunes, 14 de octubre de 2024

"Joker 2" y el peso de una segunda parte (o el infortunio de las redes sociales)

texto ANDREI MALDONADO

¿Será "Joker 2" el mayor caso de una película funada solo por la opinión de unos cuántos en redes? Ayer fui a ver la película y para nada encontré ese bodrio que muchos aseguraban que era. O vieron otra película o simplemente replicaron el discurso de los pseudo críticos de Tik Tok y YouTube. 

Si bien el número de intervenciones musicales podría haber sido menor, la realidad es que está completamente justificada la integración de números musicales a la historia. Tampoco me pareció ver a un Joker sacrificado para enaltecer la figura de Lady Gaga como muchos que afirmaban. 

Quizá para aquellos acostumbrados a los chistes malos de Marvel les siga costando entender que Todd Phillips experimente con otros géneros en el mundo de las películas basadas en personajes del mundo del cómic, pero el que sea un cuasi-musical responde también a esa influencia del cine musical norteamericano de los 40's y 50's que ya se percibía desde la primera entrega. 

Y la prueba de que para nada es una mala película es que sus detractores dicen argumentos como "es que todo se basa solo en el juicio de Arthur Fleck" (que para nada es un mal elemento, puesto que sobran ejemplos de películas que se centran en un solo acontecimiento) o "la música está muy buena, las actuaciones también, y los vestuarios, la ambientación, pero...". Sí, en ese pero quizá estaba que no les gustaran los musicales. 

A mí tampoco me gustan, con excepción de "Dancer in the dark", del cual veo bastantes similitudes. Y si bien no es la película que vería una y otra vez como sí me pasa con la primera, sí me gustó bastante, sobre todo con ese final que no veía venir. Si aún no la han visto dense una oportunidad y júzguenla por sí misma, sin el peso de sus prejuicios hacia los musicales, ni comparándola con la primera y menos basándola en lo que dicen los que se creen críticos.