por DANIELA DEL PALACIO MONTIEL
Dirigida por el griego Panos H. Koutras, de corte multinacional (Bélgica, Francia y Grecia) Xenia es una película de giros inesperados que cuenta la historia de dos hermanos que emprenden un viaje en busca de su padre. La música, a cargo de Delaney Blue, les dará mucho en qué pensar; probablemente la encuentren graciosa, incluso patética, pero reveladora de emociones profundas en cada personaje.
Las actuaciones son sencillas y conmovedoras; una de ellas es en especial de gran calidad, la del protagonista Danny (Kostas Nikouli), quien es impulsivo, atrevido, sentimental y se ve forzado a madurar a un ritmo probablemente acelerado pero necesario a consecuencia de sus experiencias. El director logra transmitir el drama emocional de su protagonista y envolver al espectador en un juego sutil entre lo “esperado” y lo “completamente inesperado”.
La película es del año 2014 pero llegó a México apenas a finales del 2015. Parte de la selección oficial del Festival Internacional de Cine de Toronto, competidora en el Festival de Cannes y ganadora al premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Gijón. Xenia, divertida pero muy seria, queda más que recomendada.
lunes, 29 de febrero de 2016
jueves, 11 de febrero de 2016
Analiza Municipio derribo del Dorado 70
texto y fotografía ANDREI MALDONADO
Ante las denuncias ciudadanas y de locatarios de la calle Progreso sobre el mal estado en el que se encuentran las instalaciones del antiguo cine Dorado 70, en donde es usado por las personas incluso para satisfacer sus necesidades fisiológicas, la autoridad municipal analiza la posibilidad de derribar el inmueble, el cual de momento se procedió a limpiarlo y clausurarlo.
David Payán Guerrero, titular de la Dirección Municipal de Servicios Públicos, indicó que ya se ha tenido diálogos con el apoderado legal del antiguo cine, quien estaría dispuesto a aceptar una posible demolición, esto porque el inmueble se encuentra en litigio entre los herederos del dueño original, por lo que en tanto no se subsane la situación no se podrá proceder.
Agregó que incluso locatarios próximos a la zona y algunos otros empresarios han dejado ver su intención de hacerse con el lugar, ya sea para remodelar el recinto o demolerlo para levantar nuevos locales, sin embargo hasta el momento el futuro del cine es incierto; “por lo pronto nosotros como autoridad procedimos a limpiarlo para reducir los focos de infección, así como a taparlo”.
El funcionario municipal resaltó que desde que el cine porno que funcionaba en el sitio se cambió de sede hace poco más de un año este lugar fue tapiado y colocado en él sellos de parte del Ayuntamiento, sin embargo al paso del tiempo las personas lo vandalizaron e ingresaron nuevamente en él, utilizándolo para hacer sus necesidades fisiológicas y consumir drogas.
El entrevistado ahondó en que las labores de limpieza colaboraron las direcciones municipales de Medio Ambiente y Salud Pública, y por instrucciones del presidente municipal, Carlos Emilio Contreras Galindo, se instruirá al personal de Seguridad Pública a incrementar los rondines en la zona para evitar que nuevamente el antiguo Dorado 70 se convierta en nido de malvivientes.
Payán Guerrero afirmó desconocer cuántos inmuebles en el Centro Histórico podrían estar en similares condiciones, pues es atribución de la Dirección Municipal de Desarrollo Urbano tener un padrón de este tipo de locales y viviendas abandonadas, sin embargo reiteró que la obligación de Servicios Públicos es atender los puntos que se identifiquen como focos de infección.
Ante las denuncias ciudadanas y de locatarios de la calle Progreso sobre el mal estado en el que se encuentran las instalaciones del antiguo cine Dorado 70, en donde es usado por las personas incluso para satisfacer sus necesidades fisiológicas, la autoridad municipal analiza la posibilidad de derribar el inmueble, el cual de momento se procedió a limpiarlo y clausurarlo.
David Payán Guerrero, titular de la Dirección Municipal de Servicios Públicos, indicó que ya se ha tenido diálogos con el apoderado legal del antiguo cine, quien estaría dispuesto a aceptar una posible demolición, esto porque el inmueble se encuentra en litigio entre los herederos del dueño original, por lo que en tanto no se subsane la situación no se podrá proceder.
Agregó que incluso locatarios próximos a la zona y algunos otros empresarios han dejado ver su intención de hacerse con el lugar, ya sea para remodelar el recinto o demolerlo para levantar nuevos locales, sin embargo hasta el momento el futuro del cine es incierto; “por lo pronto nosotros como autoridad procedimos a limpiarlo para reducir los focos de infección, así como a taparlo”.
El funcionario municipal resaltó que desde que el cine porno que funcionaba en el sitio se cambió de sede hace poco más de un año este lugar fue tapiado y colocado en él sellos de parte del Ayuntamiento, sin embargo al paso del tiempo las personas lo vandalizaron e ingresaron nuevamente en él, utilizándolo para hacer sus necesidades fisiológicas y consumir drogas.
El entrevistado ahondó en que las labores de limpieza colaboraron las direcciones municipales de Medio Ambiente y Salud Pública, y por instrucciones del presidente municipal, Carlos Emilio Contreras Galindo, se instruirá al personal de Seguridad Pública a incrementar los rondines en la zona para evitar que nuevamente el antiguo Dorado 70 se convierta en nido de malvivientes.
Payán Guerrero afirmó desconocer cuántos inmuebles en el Centro Histórico podrían estar en similares condiciones, pues es atribución de la Dirección Municipal de Desarrollo Urbano tener un padrón de este tipo de locales y viviendas abandonadas, sin embargo reiteró que la obligación de Servicios Públicos es atender los puntos que se identifiquen como focos de infección.
lunes, 1 de febrero de 2016
Sergio Gutiérrez: es mejor dejar una huella que una película
texto y fotografía por ANDREI MALDONADO
Resulta curioso cuánto tiempo debe pasar para darse la oportunidad de conocer de verdad a las personas que te rodean. Cuando conocí a Sergio Gutiérrez, hace cinco años, poco o nada sabía del que, por habladurías, era el maestro más estricto que hubiera impartido clases de Apreciación Cinematográfica en la Universidad Autónoma de Durango.
Con el paso del tiempo he podido darme cuenta que más que ese rumor o algunos otros, más allá de ser el director de Cinematografía de la Secretaría de Turismo en Durango, Sergio es un gran ser humano y un estupendo artista de la lente. Por fin, y por vez primera en cinco años, tuve la oportunidad de charlar con él no más como alumno y maestro, sino como colegas de arte y amigos.
¿POR QUÉ EL CINE?
Quizá porque quería plasmar ideas con imágenes. Desde pequeño me provocaba crear con ideas imágenes y deseaba plasmarlas. Una vez que aprendí a plasmarlas en una película surgió la necesidad de contar algo con esas imágenes. Nunca me imaginé siendo cineasta, sino fotógrafo, pero no de bodas, pensaba ser corresponsal de guerra. Después fui aprendiendo que no se necesita estar en la guerra, pues con una imagen bien lograda puedes hacer sentir a la gente como si estuvieran ahí.
EN SU PROCESO CREATIVO ¿PRIMERO PIENSA EN IMÁGENES O EN IDEAS?
Es un poco simultáneo. Sí, primero empieza con imágenes pero casi al mismo tiempo vienen la ideas. Así fue en un principio, después estudié cine y me especialicé en dirección fotográfica y una vez que te especializas en este método te es más fácil pensar en imágenes primero.
¿CUÁL FUE LA PRIMER PELÍCULA QUE LE HIZO VER AL CINE COMO ALGO MÁS QUE UN SIMPLE ESPECTÁCULO?
En realidad hubo varias. Recuerdo que de muy pequeño fueron las películas de El Santo. Cuando vivía en Camargo, Chihuahua, recuerdo que me mandaban a la matiné, y aprovechaba los cortes intermedios para “interpretar” los personajes de las películas con otros niños al pie de la pantalla y a partir de ahí me di cuenta que lo que hacíamos era hacer la misma película pero de otra manera, una nueva historia.
Fui creciendo y entonces hubo otro tipo de películas que me llamaron la atención, de suspenso, principalmente Los Pájaros, de Alfred Hitchcock, pues hacer que al salir del cine les tengas miedo a unos simples pájaros me sorprendió. Otra fue Tiburón pues hasta hoy en día no puedo echarme un clavado al mar sin pensar en esas imágenes, y no creo ser el único que le pase.
Fue ahí cuando entendí que el cine tenía ese impacto, hacer que una imagen se te quede en tu mente, fue ahí cuando me interesó más el diseño de la imagen: los colores, las luces, las sombras, la perspectiva. Después vinieron otras películas como las de Kubrick, por su perfección en cuanto a perspectiva y profundidad; películas como Stars War, por la creatividad de George Lucas por empezar a contarnos su historia en el cuarto capítulo, siendo yo un jovencito, y hoy ver el principio después de haber estudiado cine y entender por qué lo hizo.
Hoy me inclino por un cine mucho más lento, ya no disfruto igual el cine espectacular. Me fascina, por ejemplo, el cine asiático. Sin embargo he descubierto que el cine no es más que el arte de contar historias con imágenes, sonidos y secuencias. Claro que viene la industria, lo que vende con la gente, pero no puedes olvidar las películas o escenas que te marcaron, e inclusive empecé a identificar escenas por su banda sonora.
CUÉNTENOS DE SU FORMACIÓN, USTED ESTUDIÓ EN LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE LOS BAÑOS, EN CUBA
No solo fue ir a Santiago de los Baños, sino el año en que pude hacerlo, aún no había muchas cosas. Creo que el estudio no es indispensable para hacer a un cineasta, pero sí es importante, pues incluso el que es autodidacta lo que hace es estar estudiando. Hoy en día es mucho más fácil pues puedes bajar libros, ver películas, agarrar una cámara. Sin embargo la experiencia es importante y hace la diferencia, eso es lo que puede compartir un maestro.
A mí la universidad me dio el parteaguas para hacer cine con pocos recursos. En Cuba te enseñan el cine muy diferente a como te enseñarían en Nueva York o Los Ángeles, donde hay muchos recursos. Creo que la mayor enseñanza fue esa posibilidad de hacer con poco mucho, de leer el guión, de hacer historias con pocos planos pero bien diseñados, a hacer que todo el equipo entienda la idea, es lo que me dejó Santiago de los Baños, pues se especializan en eso.
Creo que un fotógrafo debe ser la mano derecha del director y tiene que enamorarse del guion tal cual como lo hace el director para poder diseñar la fotografía de la película, para sumarle al proyecto. Eso me enseñaron en Cuba, esa es la formación que yo tengo.
COMO PROFESOR ¿QUÉ EXPERIENCIAS GRATIFICANTES O MEMORABLES TIENE PRESENTE?
Usted es una de ellas. El tener un alumno que haya escrito un cortometraje que ganó en un festival internacional de cine es de lo más gratificante que se pueda imaginar. Tener alumnos que ya tienen su productora y hacen videoclips y publicidad brinda mucha alegría, pues te indica que la semilla que sembraste en ellos, buena o mala, germinó de alguna manera, y eso reconforta el corazón, ya no solo como cineasta, sino como ser humano.
Creo que es más importante dejar una huella en alguien que una película. Me gusta mucho enseñar. Al principio no le hallaba el modo y hoy hay que enfrentarse a nuevos retos como las tecnologías y el cine personal, pero es una satisfacción muy grande encontrarte alumnos que tienen una revista de cine, que han competido y ganado con sus cortometrajes, que tienen su empresa, en fin, que están haciendo cine. Te dice “algo hice bien”, aunque no sé qué fue (risas).
ABORDEMOS UN TEMA QUE QUIZÁ NO QUIERA USTED TRATAR, PERO DEDICARSE A ELLO POR 10 AÑOS HACE IMPOSIBLE NO ABORDARLO: SU EXPERIENCIA COMO FUNCIONARIO ¿CÓMO HA SIDO SU TRABAJO, PRINCIPALMENTE PARA PODER MOSTRAR A LAS GRANDES PRODUCTORAS LOS PAISAJES DE ESTE ESTADO?
(Risas) Sí, ya me imaginaba por donde iba (risas) y para responderle vuelvo a hace dos preguntas: ha sido por la experiencia. La formación que se me dio en Cuba me ha permitido conceptualizar los guiones. Cuando a mí me contactan productores o directores les pido el guion, y una vez que lo leo les digo “¿no estarás buscando esto?” y entonces se asombran de que en efecto, lo es.
Han sido diez años de entender a cineastas muy radicales, pues me han tocado los que son de extrema derecha y los de la extrema izquierda, en cuestiones políticas y de cine. Tan radicales que hemos tenido que encontrar rincones de Durango que nunca creímos que pudieran ser locaciones, y eso es lo que les digo a mis alumnos, cualquier lugar es una locación si lo logras ver con el ojo del guión.
Me acaba de pasar con Jorge Ramírez Suárez, quien venía a filmar Guten Tag, Ramón una semana en Durango y terminó por quedarse un mes, pues le encontramos todas las locaciones que buscaba. Para su siguiente película, Cámara Oscura, ya escautiamos locaciones y me decía “esta ya la conozco, pero la vi con ojos de Guten Tag, y ahora traigo otros”. Si tú como creativo consigues eso podrás ver locaciones en cualquier parte.
DERIVADO DE ESO MISMO HA PODIDO VIAJAR Y CONOCER CINE DE TODAS PARTES, COMO FUE HACE POCO EL DE INDIA ¿QUÉ EXPERIENCIAS HA APRENDIDO Y CUÁNTO DE ESO PUEDE REPLICARSE EN MÉXICO Y EN DURANGO?
¿Se lo digo cómo cineasta o como funcionario? (risas) creo que lo complicado es dimensionar las cosas, y cuando aprendes a hacer eso cambia toda tu perspectiva. Por ejemplo, en India se tienen 6 mil salas, en Durango no más de 35. Para tener actividad en todas esas salas se requieren mínimo mil películas al año ¿se imagina cuántos fotógrafos, cuántas empresas de renta de equipos, cuántos crew se necesitan para mil películas al año? Para sobrevivir allá se requiere ser una eminencia, pues mientras en México se gradúan al año 30 cineastas allá lo hacen mil 500 ¡tienes que ser muy bueno! Eso deberíamos aprender, pues no es un cine que se exporte, sino uno que se autoconsume.
CINE ¿INDUSTRIA O ARTE?
Mire, me ha tocado ir a otras partes, a Cannes, por ejemplo, y te encuentras con la industria, la que te enseña a hacer películas al gusto de la gente y de acuerdo a la época del año en que decidas proyectarla. Eso no lo quita lo artístico a la película, porque para poder hacer una comedia romántica que le llegue al público debes de saber hacer lo tuyo muy bien. Creo que son dos conceptos que no deben estar peleados, de hecho coexisten. La industria permite que se siga haciendo cine de arte, y el arte fomenta a que exista industria.
Creo que a lo que debemos apostar los cineastas mexicanos es a crear producciones de calidad que compitan con cualquier otra, y creo que se está haciendo. Debemos dejar de pensar que el “cine mexicano”, y recalco las comillas para quien no me ve (risas) no es un género, es el que está hecho por mexicanos, pero en él existen todos los géneros. Creo que en eso debemos especializarnos, en crear directores de terror, directores de ciencia ficción, directores de drama.
LO DEJÓ CLARO PERO ES UNA CUESTIÓN QUE TENGO TIEMPO QUERIÉNDOLE HACER ¿ARTE O INDUSTRIA, POR CUAL SE INCLINA?
(Risas) Por las dos. Creo que coexisten, que son necesarias. Pienso que se debe apostar por hacer cintas comerciales para poder seguir haciendo las artísticas. Entiendo la parte de “yo hago el cine que me gusta”, pero no creo que haya por qué pelearse con la fuente de ingresos de este arte. Toquemos la puerta del espectador e interesémonos por lo que quiere ver, pues el cine genera sentimientos, pero también genera empleos. Hay que hacer industria para seguir haciendo arte.
¿PROYECTOS A FUTURO?
Un cortometraje con usted (risas) creo que seguir haciendo que más películas vengan a Durango. Creo que soy de los pocos a los que les gusta su trabajo, sobretodo la parte de sensibilizar no a uno, sino a dos gobiernos, de la importancia de reactivar la industria fílmica en el estado y todo lo que con ello ha venido: que exista un festival de cine, que aumenten las producciones locales, que hoy en día puedan los jóvenes pedir un museo para hacer un trabajo y se abran las puertas, pues ya se encuentran acostumbrados a eso.
Como director de fotografía quiero seguir fotografiando películas, es algo que me fascina. Siempre he creído que el cine es el arte de contar historias con imágenes en movimiento y eso es algo que voy a amar toda la vida. Llevo en esta industria que me albergó desde 1992, así que si se viene la oportunidad de fotografiar una nueva película lo haré, aunque ya no puedo moverme igual que antes, pero por fortuna las cámaras son más pequeñas (risas).
Resulta curioso cuánto tiempo debe pasar para darse la oportunidad de conocer de verdad a las personas que te rodean. Cuando conocí a Sergio Gutiérrez, hace cinco años, poco o nada sabía del que, por habladurías, era el maestro más estricto que hubiera impartido clases de Apreciación Cinematográfica en la Universidad Autónoma de Durango.
Con el paso del tiempo he podido darme cuenta que más que ese rumor o algunos otros, más allá de ser el director de Cinematografía de la Secretaría de Turismo en Durango, Sergio es un gran ser humano y un estupendo artista de la lente. Por fin, y por vez primera en cinco años, tuve la oportunidad de charlar con él no más como alumno y maestro, sino como colegas de arte y amigos.
¿POR QUÉ EL CINE?
Quizá porque quería plasmar ideas con imágenes. Desde pequeño me provocaba crear con ideas imágenes y deseaba plasmarlas. Una vez que aprendí a plasmarlas en una película surgió la necesidad de contar algo con esas imágenes. Nunca me imaginé siendo cineasta, sino fotógrafo, pero no de bodas, pensaba ser corresponsal de guerra. Después fui aprendiendo que no se necesita estar en la guerra, pues con una imagen bien lograda puedes hacer sentir a la gente como si estuvieran ahí.
EN SU PROCESO CREATIVO ¿PRIMERO PIENSA EN IMÁGENES O EN IDEAS?
Es un poco simultáneo. Sí, primero empieza con imágenes pero casi al mismo tiempo vienen la ideas. Así fue en un principio, después estudié cine y me especialicé en dirección fotográfica y una vez que te especializas en este método te es más fácil pensar en imágenes primero.
¿CUÁL FUE LA PRIMER PELÍCULA QUE LE HIZO VER AL CINE COMO ALGO MÁS QUE UN SIMPLE ESPECTÁCULO?
En realidad hubo varias. Recuerdo que de muy pequeño fueron las películas de El Santo. Cuando vivía en Camargo, Chihuahua, recuerdo que me mandaban a la matiné, y aprovechaba los cortes intermedios para “interpretar” los personajes de las películas con otros niños al pie de la pantalla y a partir de ahí me di cuenta que lo que hacíamos era hacer la misma película pero de otra manera, una nueva historia.
Fui creciendo y entonces hubo otro tipo de películas que me llamaron la atención, de suspenso, principalmente Los Pájaros, de Alfred Hitchcock, pues hacer que al salir del cine les tengas miedo a unos simples pájaros me sorprendió. Otra fue Tiburón pues hasta hoy en día no puedo echarme un clavado al mar sin pensar en esas imágenes, y no creo ser el único que le pase.
Fue ahí cuando entendí que el cine tenía ese impacto, hacer que una imagen se te quede en tu mente, fue ahí cuando me interesó más el diseño de la imagen: los colores, las luces, las sombras, la perspectiva. Después vinieron otras películas como las de Kubrick, por su perfección en cuanto a perspectiva y profundidad; películas como Stars War, por la creatividad de George Lucas por empezar a contarnos su historia en el cuarto capítulo, siendo yo un jovencito, y hoy ver el principio después de haber estudiado cine y entender por qué lo hizo.
Hoy me inclino por un cine mucho más lento, ya no disfruto igual el cine espectacular. Me fascina, por ejemplo, el cine asiático. Sin embargo he descubierto que el cine no es más que el arte de contar historias con imágenes, sonidos y secuencias. Claro que viene la industria, lo que vende con la gente, pero no puedes olvidar las películas o escenas que te marcaron, e inclusive empecé a identificar escenas por su banda sonora.
CUÉNTENOS DE SU FORMACIÓN, USTED ESTUDIÓ EN LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE LOS BAÑOS, EN CUBA
No solo fue ir a Santiago de los Baños, sino el año en que pude hacerlo, aún no había muchas cosas. Creo que el estudio no es indispensable para hacer a un cineasta, pero sí es importante, pues incluso el que es autodidacta lo que hace es estar estudiando. Hoy en día es mucho más fácil pues puedes bajar libros, ver películas, agarrar una cámara. Sin embargo la experiencia es importante y hace la diferencia, eso es lo que puede compartir un maestro.
A mí la universidad me dio el parteaguas para hacer cine con pocos recursos. En Cuba te enseñan el cine muy diferente a como te enseñarían en Nueva York o Los Ángeles, donde hay muchos recursos. Creo que la mayor enseñanza fue esa posibilidad de hacer con poco mucho, de leer el guión, de hacer historias con pocos planos pero bien diseñados, a hacer que todo el equipo entienda la idea, es lo que me dejó Santiago de los Baños, pues se especializan en eso.
Creo que un fotógrafo debe ser la mano derecha del director y tiene que enamorarse del guion tal cual como lo hace el director para poder diseñar la fotografía de la película, para sumarle al proyecto. Eso me enseñaron en Cuba, esa es la formación que yo tengo.
COMO PROFESOR ¿QUÉ EXPERIENCIAS GRATIFICANTES O MEMORABLES TIENE PRESENTE?
Usted es una de ellas. El tener un alumno que haya escrito un cortometraje que ganó en un festival internacional de cine es de lo más gratificante que se pueda imaginar. Tener alumnos que ya tienen su productora y hacen videoclips y publicidad brinda mucha alegría, pues te indica que la semilla que sembraste en ellos, buena o mala, germinó de alguna manera, y eso reconforta el corazón, ya no solo como cineasta, sino como ser humano.
Creo que es más importante dejar una huella en alguien que una película. Me gusta mucho enseñar. Al principio no le hallaba el modo y hoy hay que enfrentarse a nuevos retos como las tecnologías y el cine personal, pero es una satisfacción muy grande encontrarte alumnos que tienen una revista de cine, que han competido y ganado con sus cortometrajes, que tienen su empresa, en fin, que están haciendo cine. Te dice “algo hice bien”, aunque no sé qué fue (risas).
ABORDEMOS UN TEMA QUE QUIZÁ NO QUIERA USTED TRATAR, PERO DEDICARSE A ELLO POR 10 AÑOS HACE IMPOSIBLE NO ABORDARLO: SU EXPERIENCIA COMO FUNCIONARIO ¿CÓMO HA SIDO SU TRABAJO, PRINCIPALMENTE PARA PODER MOSTRAR A LAS GRANDES PRODUCTORAS LOS PAISAJES DE ESTE ESTADO?
(Risas) Sí, ya me imaginaba por donde iba (risas) y para responderle vuelvo a hace dos preguntas: ha sido por la experiencia. La formación que se me dio en Cuba me ha permitido conceptualizar los guiones. Cuando a mí me contactan productores o directores les pido el guion, y una vez que lo leo les digo “¿no estarás buscando esto?” y entonces se asombran de que en efecto, lo es.
Han sido diez años de entender a cineastas muy radicales, pues me han tocado los que son de extrema derecha y los de la extrema izquierda, en cuestiones políticas y de cine. Tan radicales que hemos tenido que encontrar rincones de Durango que nunca creímos que pudieran ser locaciones, y eso es lo que les digo a mis alumnos, cualquier lugar es una locación si lo logras ver con el ojo del guión.
Me acaba de pasar con Jorge Ramírez Suárez, quien venía a filmar Guten Tag, Ramón una semana en Durango y terminó por quedarse un mes, pues le encontramos todas las locaciones que buscaba. Para su siguiente película, Cámara Oscura, ya escautiamos locaciones y me decía “esta ya la conozco, pero la vi con ojos de Guten Tag, y ahora traigo otros”. Si tú como creativo consigues eso podrás ver locaciones en cualquier parte.
DERIVADO DE ESO MISMO HA PODIDO VIAJAR Y CONOCER CINE DE TODAS PARTES, COMO FUE HACE POCO EL DE INDIA ¿QUÉ EXPERIENCIAS HA APRENDIDO Y CUÁNTO DE ESO PUEDE REPLICARSE EN MÉXICO Y EN DURANGO?
¿Se lo digo cómo cineasta o como funcionario? (risas) creo que lo complicado es dimensionar las cosas, y cuando aprendes a hacer eso cambia toda tu perspectiva. Por ejemplo, en India se tienen 6 mil salas, en Durango no más de 35. Para tener actividad en todas esas salas se requieren mínimo mil películas al año ¿se imagina cuántos fotógrafos, cuántas empresas de renta de equipos, cuántos crew se necesitan para mil películas al año? Para sobrevivir allá se requiere ser una eminencia, pues mientras en México se gradúan al año 30 cineastas allá lo hacen mil 500 ¡tienes que ser muy bueno! Eso deberíamos aprender, pues no es un cine que se exporte, sino uno que se autoconsume.
CINE ¿INDUSTRIA O ARTE?
Mire, me ha tocado ir a otras partes, a Cannes, por ejemplo, y te encuentras con la industria, la que te enseña a hacer películas al gusto de la gente y de acuerdo a la época del año en que decidas proyectarla. Eso no lo quita lo artístico a la película, porque para poder hacer una comedia romántica que le llegue al público debes de saber hacer lo tuyo muy bien. Creo que son dos conceptos que no deben estar peleados, de hecho coexisten. La industria permite que se siga haciendo cine de arte, y el arte fomenta a que exista industria.
Creo que a lo que debemos apostar los cineastas mexicanos es a crear producciones de calidad que compitan con cualquier otra, y creo que se está haciendo. Debemos dejar de pensar que el “cine mexicano”, y recalco las comillas para quien no me ve (risas) no es un género, es el que está hecho por mexicanos, pero en él existen todos los géneros. Creo que en eso debemos especializarnos, en crear directores de terror, directores de ciencia ficción, directores de drama.
LO DEJÓ CLARO PERO ES UNA CUESTIÓN QUE TENGO TIEMPO QUERIÉNDOLE HACER ¿ARTE O INDUSTRIA, POR CUAL SE INCLINA?
(Risas) Por las dos. Creo que coexisten, que son necesarias. Pienso que se debe apostar por hacer cintas comerciales para poder seguir haciendo las artísticas. Entiendo la parte de “yo hago el cine que me gusta”, pero no creo que haya por qué pelearse con la fuente de ingresos de este arte. Toquemos la puerta del espectador e interesémonos por lo que quiere ver, pues el cine genera sentimientos, pero también genera empleos. Hay que hacer industria para seguir haciendo arte.
¿PROYECTOS A FUTURO?
Un cortometraje con usted (risas) creo que seguir haciendo que más películas vengan a Durango. Creo que soy de los pocos a los que les gusta su trabajo, sobretodo la parte de sensibilizar no a uno, sino a dos gobiernos, de la importancia de reactivar la industria fílmica en el estado y todo lo que con ello ha venido: que exista un festival de cine, que aumenten las producciones locales, que hoy en día puedan los jóvenes pedir un museo para hacer un trabajo y se abran las puertas, pues ya se encuentran acostumbrados a eso.
Como director de fotografía quiero seguir fotografiando películas, es algo que me fascina. Siempre he creído que el cine es el arte de contar historias con imágenes en movimiento y eso es algo que voy a amar toda la vida. Llevo en esta industria que me albergó desde 1992, así que si se viene la oportunidad de fotografiar una nueva película lo haré, aunque ya no puedo moverme igual que antes, pero por fortuna las cámaras son más pequeñas (risas).
David Rodríguez: Hacia el desafío de Hollywood
por ERIC EDUARTE VILLA
De chico ya tenía atracción por el arte, durante su adolescencia descubrió que hacer cine era uno de sus sueños y como gran ejemplo ha dejado claro que no sólo hay que perseguirlos, hay que alcanzarlos y buscar mantenerse ahí. Lejos de su tierra natal, David ha demostrado que no importa donde se esté uno, sino que hay que hacer lo uno desea, y parte de su trayectoria y experiencia en el séptimo arte nos la compartió en Cinéfagos.
¿David Como inicio tu atracción hacia el séptimo arte?
De niño era fanático de la novela gráfica y coleccionaba cómics. Luego empecé a dibujar y crear los míos. Después me interesé en escribir historias mientras que aprendía a usar la cámara VHS de mi papá. Crecí en la nueva era digital y el haber tenido acceso a esta cámara me dio la posibilidad de grabar mis historias y experimentar con mis amigos haciendo películas totalmente caseras. Después me dije que un día me iría a Hollywood a trabajar haciendo películas y así lo hice.
¿Cuáles son las historias que te gusta contar y por qué?
Dicen que un cineasta debe contar historias que conoce, que ha vivido y en parte esto es cierto pues todos mis cortometrajes tratan temas o conflictos que son cercanos a mí o con los cuales me puedo yo relacionar, sin embargo me encanta hacer uso de mi imaginación y explorar mundos desconocidos a través del cine, siempre enraizados en la experiencia humana desde luego. Me identifico con todos los temas de discriminación, intolerancia e injusticia, temas tabú que muchas veces preferimos no tocar, quizás esto se deba a que crecí en una sociedad tan conservadora como la de Durango.
La mayoría de tus producciones las has hecho en Los Ángeles ¿Qué es lo más complicado de realizar tus historias allá?
Las he hecho en Los Ángeles porque acá fue donde estudié cine y es donde me quedé a vivir y como mis historias tienen mucho que ver con mi presente pues por eso las he producido en Estados Unidos. Además los cortometrajes que he hecho en Los Ángeles tienen mucho que ver con mi experiencia de inmigrante.
¿Qué experiencias te ha dado el filmar en otro país?
El grabar en Los Ángeles me dio la oportunidad de trabajar con actores y fotógrafos internacionales, además de aprender directamente de cineastas establecidos. Sin embargo siempre tuve el anhelo de producir una historia mexicana y por eso surgió Metástasis, un corto que grabamos en Durango en el 2013 y que aborda el secuestro. Considero que no importa donde grabes tu película siempre debes considerar el lugar donde se desarrolla tu historia como un personaje más de la misma, uno importante.
¿Cuál fue el mayor reto al momento de irte a otro lugar lejos de tu país?
Fueron varios los retos y miedos que tuve que vencer para poder decirme a mí mismo esto es lo que quiero y por esto voy a luchar. Empezando por las barreras del idioma, la cultura y la falta de recursos, pero sobre todo me tomó algo de tiempo reconocerme a mí mismo como realizador cinematográfico y validar mi voz como tal.
En tu cortometraje ¿Existes? La tensión del acto al que se someten los personajes es fuerte. ¿Tuviste alguna complicación en que ellos lograrán hacer la escena?
Todo fue muy bien cuidado al momento de grabar las escenas, solo estábamos presentes la fotógrafa, el sonidista y yo. Necesitaba que los actores se sintieran totalmente cómodos para poder realizar un acto tan íntimo como lo es el de la masturbación. Todos lo hicieron de distinta manera, e incluso la actriz persa, al ser una actriz devota del “método”, lo hizo de verdad.
¿Proyectos futuros?
Actualmente desarrollo mi primer largometraje Trip, que trata acerca del viaje de una chica norteña en peligro y unos surfers californianos por la costa del Pacífico hacia la sierra de Oaxaca, y también estoy por grabar mi cuarto cortometraje que se titula Polychromatic, que explora el amor a primera vista a través del baile.
De chico ya tenía atracción por el arte, durante su adolescencia descubrió que hacer cine era uno de sus sueños y como gran ejemplo ha dejado claro que no sólo hay que perseguirlos, hay que alcanzarlos y buscar mantenerse ahí. Lejos de su tierra natal, David ha demostrado que no importa donde se esté uno, sino que hay que hacer lo uno desea, y parte de su trayectoria y experiencia en el séptimo arte nos la compartió en Cinéfagos.
¿David Como inicio tu atracción hacia el séptimo arte?
De niño era fanático de la novela gráfica y coleccionaba cómics. Luego empecé a dibujar y crear los míos. Después me interesé en escribir historias mientras que aprendía a usar la cámara VHS de mi papá. Crecí en la nueva era digital y el haber tenido acceso a esta cámara me dio la posibilidad de grabar mis historias y experimentar con mis amigos haciendo películas totalmente caseras. Después me dije que un día me iría a Hollywood a trabajar haciendo películas y así lo hice.
¿Cuáles son las historias que te gusta contar y por qué?
Dicen que un cineasta debe contar historias que conoce, que ha vivido y en parte esto es cierto pues todos mis cortometrajes tratan temas o conflictos que son cercanos a mí o con los cuales me puedo yo relacionar, sin embargo me encanta hacer uso de mi imaginación y explorar mundos desconocidos a través del cine, siempre enraizados en la experiencia humana desde luego. Me identifico con todos los temas de discriminación, intolerancia e injusticia, temas tabú que muchas veces preferimos no tocar, quizás esto se deba a que crecí en una sociedad tan conservadora como la de Durango.
La mayoría de tus producciones las has hecho en Los Ángeles ¿Qué es lo más complicado de realizar tus historias allá?
Las he hecho en Los Ángeles porque acá fue donde estudié cine y es donde me quedé a vivir y como mis historias tienen mucho que ver con mi presente pues por eso las he producido en Estados Unidos. Además los cortometrajes que he hecho en Los Ángeles tienen mucho que ver con mi experiencia de inmigrante.
¿Qué experiencias te ha dado el filmar en otro país?
El grabar en Los Ángeles me dio la oportunidad de trabajar con actores y fotógrafos internacionales, además de aprender directamente de cineastas establecidos. Sin embargo siempre tuve el anhelo de producir una historia mexicana y por eso surgió Metástasis, un corto que grabamos en Durango en el 2013 y que aborda el secuestro. Considero que no importa donde grabes tu película siempre debes considerar el lugar donde se desarrolla tu historia como un personaje más de la misma, uno importante.
¿Cuál fue el mayor reto al momento de irte a otro lugar lejos de tu país?
Fueron varios los retos y miedos que tuve que vencer para poder decirme a mí mismo esto es lo que quiero y por esto voy a luchar. Empezando por las barreras del idioma, la cultura y la falta de recursos, pero sobre todo me tomó algo de tiempo reconocerme a mí mismo como realizador cinematográfico y validar mi voz como tal.
En tu cortometraje ¿Existes? La tensión del acto al que se someten los personajes es fuerte. ¿Tuviste alguna complicación en que ellos lograrán hacer la escena?
Todo fue muy bien cuidado al momento de grabar las escenas, solo estábamos presentes la fotógrafa, el sonidista y yo. Necesitaba que los actores se sintieran totalmente cómodos para poder realizar un acto tan íntimo como lo es el de la masturbación. Todos lo hicieron de distinta manera, e incluso la actriz persa, al ser una actriz devota del “método”, lo hizo de verdad.
¿Proyectos futuros?
Actualmente desarrollo mi primer largometraje Trip, que trata acerca del viaje de una chica norteña en peligro y unos surfers californianos por la costa del Pacífico hacia la sierra de Oaxaca, y también estoy por grabar mi cuarto cortometraje que se titula Polychromatic, que explora el amor a primera vista a través del baile.
“Tello” Rivera: La vida y la nostalgia de un Cácaro
texto y fotografía ERIC EDUARTE VILLA
Alguna vez nos preguntamos ¿quién era el responsable de que se proyectarán las películas en una sala de cine para disfrutar de esa magia? Los siempre incógnitos y refugiados en un pequeño cuarto donde tienen a la mano el arma más fantástica que se haya creado para el universo cinematográfico, el proyector. Eleuterio Rivera González, mejor conocido como "Tello", el Cácaro querido de los cinéfilos y asistentes a la Cineteca Municipal Silvestre Revueltas, bajó de la cabina mágica para compartir con Cinéfagos su vida y experiencias como proyeccionista de salas de cine.
¿Cómo fue que empezó a trabajar en los cines?
Empecé a trabajar en un cine de Santiago Papasquiaro, me metía de trampa a ver las películas, y había un guardia de seguridad que me sacaba a cada rato, después a la dueña del cine la cansé porque me dijo que ya la tenía harta por colarme a las funciones. Precisamente en ese tiempo, por ahí de los años 84 y 85, fue cuando yo vi la primera película del Titanic en blanco y negro, una cinta alemana de los años 30. En ese tiempo la dueña del cine me dijo que si quería ver la película completa que le barriera el lobby del cine y le dije que sí se lo barría y ya con eso me dejó entrar a la sala.
Estando ya adentro volvió el guardia de seguridad y me sacó nuevamente, y le pregunté que qué era lo que pasaba y me dijo: “Te habla la patrona del cine”, al llegar con ella me dijo que fuera a dulcería por un refresco y un hot-dog y dije “¡A todo dar!” Para cuando terminó la película y salí ella me dijo que volviera a barrer el lobby y me pagó 4 pesos por volver asear. En aquel entonces la entrada al cine costaba 4 pesos. Después de limpiar me preguntó que si quería laborar ahí y le dije que si, y así fue como comencé a trabajar en los cines.
¿De qué manera logró llegar a operar los proyectores de cine?
Fue después de un tiempo que yo ya trabajaba de manera formal en el aseo del cine. Un día subí a la caseta de proyección para ver como trabajaban las máquinas y el Cácaro de ahí me corría a cada rato porque no le gustaba que nadie entrara a ver los proyectores, me dijo que no volviera a subir porque era muy peligroso y cosas así. Pero igual yo seguí insistiendo hasta que un día me preguntó que si yo quería entrar a aprender a mover las máquinas y le dije que sí, me advirtió que este trabajo era pesado y aburrido, le dije que no importaba, yo quería aprender. Y así fue como empecé a operar las máquinas.
¿Cuánto tiempo estuvo trabajando en esa sala?
Estuve trabajando ahí como unos 11 años. De pura proyección me aventé como 8 años, ahí aprendí a proyectar películas, pegar, despegar las cintas y lo más importante, a arreglar las máquinas.
¿En qué momento vino a Durango y porqué?
Llegue a Durango porque entraron las nuevas tecnologías, las videocaseteras y poco a poco se fueron cerrando las tres salas que estaban en Santiago Papasquiaro. Yo llegue aquí en 1992 una vez que cerró la última sala en Santiago, aparte que yo allá estaba sólo, aquí en Durango se encontraba toda mi familia. Después de un rato de llegar fui al sindicato de las salas de cine de Durango, ahí contacté al secretario general del sindicato. Cuando le pedí el trabajo me preguntó que qué sabía yo hacer en los cines, y le dije que de todo; desde barrer hasta trabajar los proyectores, todo lo que aprendí en Santiago. En ese momento me pidió una carta de recomendación y le dije que ese era el problema, ya que yo a nadie conocía aquí en Durango.
¿En cuál sala de cine comenzó a trabajar aquí en Durango?
Fue en la sala Cinema 2001, pero había muchas personas que querían trabajar ahí, entonces había que hacer méritos para agarrar plazas en los cines. Fui a Santiago Papasquiaro por la carta de recomendación y volví inmediatamente, entonces le entregué la carta de recomendación al secretario y ese mismo día me mandó a trabajar al Cinema 2001.
¿En cuántas salas de cine laboró?
Fueron muchas, empezando en el cinema 2001, luego en el Cine Durango, después en el Cinema Centauro, seguí en la sala Dolores del río, Cinema Insurgentes, sala 2000, sala Vizcaya, continué en el Cinema Dorado 70 para después ir a Cinépolis, posteriormente llegué a la sala Silvestre Revueltas que luego se convirtió en la Cineteca Municipal.
¿Qué diferencia apreció de trabajar en una cadena como Cinépolis a este tipo de salas en las que hoy trabaja?
Las máquinas, principalmente, que eran muy diferentes, cuando yo entré a Cinépolis operaba cuatro proyectores a la vez y todavía alcance a operar 4 máquinas durante unos 4 años.
¿Cuáles han sido sus experiencias más agradables trabajando en el cine?
Mis experiencias más agradables es ver la sala llena, que haya movimiento, que haya mucha gente. Porque es muy triste como las salas se van cerrando poco a poco, y también se va yendo la fuente de empleo y todo gracias a lo digital. Porque antes trabajar una máquina era bonito, ahorita con lo digital es más calmado, era muy agradable trabajar con las cintas de 35 milímetros.
¿Qué siente de ese cambio?
Lo que se siente es que ya no hay tanto movimiento, uno ya no tiene que despegar tantas cintas, ya no hay que enviarlas, pedirlas, despegarlas, pegarlas y embobinarlas. Eso si se extraña. Porque no es lo mismo manejar una cinta que un disco.
Tras todos esos cambios y tanto tiempo ¿Cómo se siente trabajando aún como operador de cine?
Bueno, yo soy el operador más viejo pero me siento muy bien en mi trabajo, siempre me ha gustado, prácticamente casi toda mi vida he trabajado en este tipo de salas, tengo 30 años trabajando en puro cine, es toda una vida, me siento bien. Al principio me aburría porque estaba más pleno, pero ahorita ya a mi edad ya es mucha la diferencia.
¿Hay alguna película que lo haya marcado o que signifique mucho para usted?
Hay una y precisamente la vi aquí en la Cineteca. La película es la de Cinema Paradiso. No es por nada pero yo me reflejo en esa película como trabajador de un cine. A lo que hace el niño en la película es lo que yo hacía, cuando iba a ver cómo trabajaban las máquinas y cómo el operador lo sacaba de ahí, cómo lo corría. Es lo mismo que me pasaba a mí.
¿Qué le gustaría que pasara con estos proyectores analógicos?
Ahorita el tiempo ya está muy cambiado, y no se puede regresar atrás. Entonces estas máquinas ya pasaron a la historia, así como pasó con la de 16 mm, con la 8 mm también y ya pasó con las de 35 mm, es rara la sala que aún trabajo con ese formato.
“Tello” agregó que recuerda de las últimas proyecciones en 35 mm fue la película La gran aventura del zorro en uno de los homenajes que se le hizo al actor Jorge Russek, teniendo la visita del actor y director Rodolfo de Anda en 2005. En febrero del 2016 “Tello” cumplirá 11 años de estar trabajando en la Cineteca Municipal Silvestre Revueltas.
Alguna vez nos preguntamos ¿quién era el responsable de que se proyectarán las películas en una sala de cine para disfrutar de esa magia? Los siempre incógnitos y refugiados en un pequeño cuarto donde tienen a la mano el arma más fantástica que se haya creado para el universo cinematográfico, el proyector. Eleuterio Rivera González, mejor conocido como "Tello", el Cácaro querido de los cinéfilos y asistentes a la Cineteca Municipal Silvestre Revueltas, bajó de la cabina mágica para compartir con Cinéfagos su vida y experiencias como proyeccionista de salas de cine.
¿Cómo fue que empezó a trabajar en los cines?
Empecé a trabajar en un cine de Santiago Papasquiaro, me metía de trampa a ver las películas, y había un guardia de seguridad que me sacaba a cada rato, después a la dueña del cine la cansé porque me dijo que ya la tenía harta por colarme a las funciones. Precisamente en ese tiempo, por ahí de los años 84 y 85, fue cuando yo vi la primera película del Titanic en blanco y negro, una cinta alemana de los años 30. En ese tiempo la dueña del cine me dijo que si quería ver la película completa que le barriera el lobby del cine y le dije que sí se lo barría y ya con eso me dejó entrar a la sala.
Estando ya adentro volvió el guardia de seguridad y me sacó nuevamente, y le pregunté que qué era lo que pasaba y me dijo: “Te habla la patrona del cine”, al llegar con ella me dijo que fuera a dulcería por un refresco y un hot-dog y dije “¡A todo dar!” Para cuando terminó la película y salí ella me dijo que volviera a barrer el lobby y me pagó 4 pesos por volver asear. En aquel entonces la entrada al cine costaba 4 pesos. Después de limpiar me preguntó que si quería laborar ahí y le dije que si, y así fue como comencé a trabajar en los cines.
¿De qué manera logró llegar a operar los proyectores de cine?
Fue después de un tiempo que yo ya trabajaba de manera formal en el aseo del cine. Un día subí a la caseta de proyección para ver como trabajaban las máquinas y el Cácaro de ahí me corría a cada rato porque no le gustaba que nadie entrara a ver los proyectores, me dijo que no volviera a subir porque era muy peligroso y cosas así. Pero igual yo seguí insistiendo hasta que un día me preguntó que si yo quería entrar a aprender a mover las máquinas y le dije que sí, me advirtió que este trabajo era pesado y aburrido, le dije que no importaba, yo quería aprender. Y así fue como empecé a operar las máquinas.
¿Cuánto tiempo estuvo trabajando en esa sala?
Estuve trabajando ahí como unos 11 años. De pura proyección me aventé como 8 años, ahí aprendí a proyectar películas, pegar, despegar las cintas y lo más importante, a arreglar las máquinas.
¿En qué momento vino a Durango y porqué?
Llegue a Durango porque entraron las nuevas tecnologías, las videocaseteras y poco a poco se fueron cerrando las tres salas que estaban en Santiago Papasquiaro. Yo llegue aquí en 1992 una vez que cerró la última sala en Santiago, aparte que yo allá estaba sólo, aquí en Durango se encontraba toda mi familia. Después de un rato de llegar fui al sindicato de las salas de cine de Durango, ahí contacté al secretario general del sindicato. Cuando le pedí el trabajo me preguntó que qué sabía yo hacer en los cines, y le dije que de todo; desde barrer hasta trabajar los proyectores, todo lo que aprendí en Santiago. En ese momento me pidió una carta de recomendación y le dije que ese era el problema, ya que yo a nadie conocía aquí en Durango.
¿En cuál sala de cine comenzó a trabajar aquí en Durango?
Fue en la sala Cinema 2001, pero había muchas personas que querían trabajar ahí, entonces había que hacer méritos para agarrar plazas en los cines. Fui a Santiago Papasquiaro por la carta de recomendación y volví inmediatamente, entonces le entregué la carta de recomendación al secretario y ese mismo día me mandó a trabajar al Cinema 2001.
¿En cuántas salas de cine laboró?
Fueron muchas, empezando en el cinema 2001, luego en el Cine Durango, después en el Cinema Centauro, seguí en la sala Dolores del río, Cinema Insurgentes, sala 2000, sala Vizcaya, continué en el Cinema Dorado 70 para después ir a Cinépolis, posteriormente llegué a la sala Silvestre Revueltas que luego se convirtió en la Cineteca Municipal.
¿Qué diferencia apreció de trabajar en una cadena como Cinépolis a este tipo de salas en las que hoy trabaja?
Las máquinas, principalmente, que eran muy diferentes, cuando yo entré a Cinépolis operaba cuatro proyectores a la vez y todavía alcance a operar 4 máquinas durante unos 4 años.
¿Cuáles han sido sus experiencias más agradables trabajando en el cine?
Mis experiencias más agradables es ver la sala llena, que haya movimiento, que haya mucha gente. Porque es muy triste como las salas se van cerrando poco a poco, y también se va yendo la fuente de empleo y todo gracias a lo digital. Porque antes trabajar una máquina era bonito, ahorita con lo digital es más calmado, era muy agradable trabajar con las cintas de 35 milímetros.
¿Qué siente de ese cambio?
Lo que se siente es que ya no hay tanto movimiento, uno ya no tiene que despegar tantas cintas, ya no hay que enviarlas, pedirlas, despegarlas, pegarlas y embobinarlas. Eso si se extraña. Porque no es lo mismo manejar una cinta que un disco.
Tras todos esos cambios y tanto tiempo ¿Cómo se siente trabajando aún como operador de cine?
Bueno, yo soy el operador más viejo pero me siento muy bien en mi trabajo, siempre me ha gustado, prácticamente casi toda mi vida he trabajado en este tipo de salas, tengo 30 años trabajando en puro cine, es toda una vida, me siento bien. Al principio me aburría porque estaba más pleno, pero ahorita ya a mi edad ya es mucha la diferencia.
¿Hay alguna película que lo haya marcado o que signifique mucho para usted?
Hay una y precisamente la vi aquí en la Cineteca. La película es la de Cinema Paradiso. No es por nada pero yo me reflejo en esa película como trabajador de un cine. A lo que hace el niño en la película es lo que yo hacía, cuando iba a ver cómo trabajaban las máquinas y cómo el operador lo sacaba de ahí, cómo lo corría. Es lo mismo que me pasaba a mí.
¿Qué le gustaría que pasara con estos proyectores analógicos?
Ahorita el tiempo ya está muy cambiado, y no se puede regresar atrás. Entonces estas máquinas ya pasaron a la historia, así como pasó con la de 16 mm, con la 8 mm también y ya pasó con las de 35 mm, es rara la sala que aún trabajo con ese formato.
“Tello” agregó que recuerda de las últimas proyecciones en 35 mm fue la película La gran aventura del zorro en uno de los homenajes que se le hizo al actor Jorge Russek, teniendo la visita del actor y director Rodolfo de Anda en 2005. En febrero del 2016 “Tello” cumplirá 11 años de estar trabajando en la Cineteca Municipal Silvestre Revueltas.
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