texto y fotografía por ANDREI MALDONADO
Resulta curioso cuánto tiempo debe pasar para darse la oportunidad de conocer de verdad a las personas que te rodean. Cuando conocí a Sergio Gutiérrez, hace cinco años, poco o nada sabía del que, por habladurías, era el maestro más estricto que hubiera impartido clases de Apreciación Cinematográfica en la Universidad Autónoma de Durango.
Con el paso del tiempo he podido darme cuenta que más que ese rumor o algunos otros, más allá de ser el director de Cinematografía de la Secretaría de Turismo en Durango, Sergio es un gran ser humano y un estupendo artista de la lente. Por fin, y por vez primera en cinco años, tuve la oportunidad de charlar con él no más como alumno y maestro, sino como colegas de arte y amigos.
¿POR QUÉ EL CINE?
Quizá porque quería plasmar ideas con imágenes. Desde pequeño me provocaba crear con ideas imágenes y deseaba plasmarlas. Una vez que aprendí a plasmarlas en una película surgió la necesidad de contar algo con esas imágenes. Nunca me imaginé siendo cineasta, sino fotógrafo, pero no de bodas, pensaba ser corresponsal de guerra. Después fui aprendiendo que no se necesita estar en la guerra, pues con una imagen bien lograda puedes hacer sentir a la gente como si estuvieran ahí.
EN SU PROCESO CREATIVO ¿PRIMERO PIENSA EN IMÁGENES O EN IDEAS?
Es un poco simultáneo. Sí, primero empieza con imágenes pero casi al mismo tiempo vienen la ideas. Así fue en un principio, después estudié cine y me especialicé en dirección fotográfica y una vez que te especializas en este método te es más fácil pensar en imágenes primero.
¿CUÁL FUE LA PRIMER PELÍCULA QUE LE HIZO VER AL CINE COMO ALGO MÁS QUE UN SIMPLE ESPECTÁCULO?
En realidad hubo varias. Recuerdo que de muy pequeño fueron las películas de El Santo. Cuando vivía en Camargo, Chihuahua, recuerdo que me mandaban a la matiné, y aprovechaba los cortes intermedios para “interpretar” los personajes de las películas con otros niños al pie de la pantalla y a partir de ahí me di cuenta que lo que hacíamos era hacer la misma película pero de otra manera, una nueva historia.
Fui creciendo y entonces hubo otro tipo de películas que me llamaron la atención, de suspenso, principalmente Los Pájaros, de Alfred Hitchcock, pues hacer que al salir del cine les tengas miedo a unos simples pájaros me sorprendió. Otra fue Tiburón pues hasta hoy en día no puedo echarme un clavado al mar sin pensar en esas imágenes, y no creo ser el único que le pase.
Fue ahí cuando entendí que el cine tenía ese impacto, hacer que una imagen se te quede en tu mente, fue ahí cuando me interesó más el diseño de la imagen: los colores, las luces, las sombras, la perspectiva. Después vinieron otras películas como las de Kubrick, por su perfección en cuanto a perspectiva y profundidad; películas como Stars War, por la creatividad de George Lucas por empezar a contarnos su historia en el cuarto capítulo, siendo yo un jovencito, y hoy ver el principio después de haber estudiado cine y entender por qué lo hizo.
Hoy me inclino por un cine mucho más lento, ya no disfruto igual el cine espectacular. Me fascina, por ejemplo, el cine asiático. Sin embargo he descubierto que el cine no es más que el arte de contar historias con imágenes, sonidos y secuencias. Claro que viene la industria, lo que vende con la gente, pero no puedes olvidar las películas o escenas que te marcaron, e inclusive empecé a identificar escenas por su banda sonora.
CUÉNTENOS DE SU FORMACIÓN, USTED ESTUDIÓ EN LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE LOS BAÑOS, EN CUBA
No solo fue ir a Santiago de los Baños, sino el año en que pude hacerlo, aún no había muchas cosas. Creo que el estudio no es indispensable para hacer a un cineasta, pero sí es importante, pues incluso el que es autodidacta lo que hace es estar estudiando. Hoy en día es mucho más fácil pues puedes bajar libros, ver películas, agarrar una cámara. Sin embargo la experiencia es importante y hace la diferencia, eso es lo que puede compartir un maestro.
A mí la universidad me dio el parteaguas para hacer cine con pocos recursos. En Cuba te enseñan el cine muy diferente a como te enseñarían en Nueva York o Los Ángeles, donde hay muchos recursos. Creo que la mayor enseñanza fue esa posibilidad de hacer con poco mucho, de leer el guión, de hacer historias con pocos planos pero bien diseñados, a hacer que todo el equipo entienda la idea, es lo que me dejó Santiago de los Baños, pues se especializan en eso.
Creo que un fotógrafo debe ser la mano derecha del director y tiene que enamorarse del guion tal cual como lo hace el director para poder diseñar la fotografía de la película, para sumarle al proyecto. Eso me enseñaron en Cuba, esa es la formación que yo tengo.
COMO PROFESOR ¿QUÉ EXPERIENCIAS GRATIFICANTES O MEMORABLES TIENE PRESENTE?
Usted es una de ellas. El tener un alumno que haya escrito un cortometraje que ganó en un festival internacional de cine es de lo más gratificante que se pueda imaginar. Tener alumnos que ya tienen su productora y hacen videoclips y publicidad brinda mucha alegría, pues te indica que la semilla que sembraste en ellos, buena o mala, germinó de alguna manera, y eso reconforta el corazón, ya no solo como cineasta, sino como ser humano.
Creo que es más importante dejar una huella en alguien que una película. Me gusta mucho enseñar. Al principio no le hallaba el modo y hoy hay que enfrentarse a nuevos retos como las tecnologías y el cine personal, pero es una satisfacción muy grande encontrarte alumnos que tienen una revista de cine, que han competido y ganado con sus cortometrajes, que tienen su empresa, en fin, que están haciendo cine. Te dice “algo hice bien”, aunque no sé qué fue (risas).
ABORDEMOS UN TEMA QUE QUIZÁ NO QUIERA USTED TRATAR, PERO DEDICARSE A ELLO POR 10 AÑOS HACE IMPOSIBLE NO ABORDARLO: SU EXPERIENCIA COMO FUNCIONARIO ¿CÓMO HA SIDO SU TRABAJO, PRINCIPALMENTE PARA PODER MOSTRAR A LAS GRANDES PRODUCTORAS LOS PAISAJES DE ESTE ESTADO?
(Risas) Sí, ya me imaginaba por donde iba (risas) y para responderle vuelvo a hace dos preguntas: ha sido por la experiencia. La formación que se me dio en Cuba me ha permitido conceptualizar los guiones. Cuando a mí me contactan productores o directores les pido el guion, y una vez que lo leo les digo “¿no estarás buscando esto?” y entonces se asombran de que en efecto, lo es.
Han sido diez años de entender a cineastas muy radicales, pues me han tocado los que son de extrema derecha y los de la extrema izquierda, en cuestiones políticas y de cine. Tan radicales que hemos tenido que encontrar rincones de Durango que nunca creímos que pudieran ser locaciones, y eso es lo que les digo a mis alumnos, cualquier lugar es una locación si lo logras ver con el ojo del guión.
Me acaba de pasar con Jorge Ramírez Suárez, quien venía a filmar Guten Tag, Ramón una semana en Durango y terminó por quedarse un mes, pues le encontramos todas las locaciones que buscaba. Para su siguiente película, Cámara Oscura, ya escautiamos locaciones y me decía “esta ya la conozco, pero la vi con ojos de Guten Tag, y ahora traigo otros”. Si tú como creativo consigues eso podrás ver locaciones en cualquier parte.
DERIVADO DE ESO MISMO HA PODIDO VIAJAR Y CONOCER CINE DE TODAS PARTES, COMO FUE HACE POCO EL DE INDIA ¿QUÉ EXPERIENCIAS HA APRENDIDO Y CUÁNTO DE ESO PUEDE REPLICARSE EN MÉXICO Y EN DURANGO?
¿Se lo digo cómo cineasta o como funcionario? (risas) creo que lo complicado es dimensionar las cosas, y cuando aprendes a hacer eso cambia toda tu perspectiva. Por ejemplo, en India se tienen 6 mil salas, en Durango no más de 35. Para tener actividad en todas esas salas se requieren mínimo mil películas al año ¿se imagina cuántos fotógrafos, cuántas empresas de renta de equipos, cuántos crew se necesitan para mil películas al año? Para sobrevivir allá se requiere ser una eminencia, pues mientras en México se gradúan al año 30 cineastas allá lo hacen mil 500 ¡tienes que ser muy bueno! Eso deberíamos aprender, pues no es un cine que se exporte, sino uno que se autoconsume.
CINE ¿INDUSTRIA O ARTE?
Mire, me ha tocado ir a otras partes, a Cannes, por ejemplo, y te encuentras con la industria, la que te enseña a hacer películas al gusto de la gente y de acuerdo a la época del año en que decidas proyectarla. Eso no lo quita lo artístico a la película, porque para poder hacer una comedia romántica que le llegue al público debes de saber hacer lo tuyo muy bien. Creo que son dos conceptos que no deben estar peleados, de hecho coexisten. La industria permite que se siga haciendo cine de arte, y el arte fomenta a que exista industria.
Creo que a lo que debemos apostar los cineastas mexicanos es a crear producciones de calidad que compitan con cualquier otra, y creo que se está haciendo. Debemos dejar de pensar que el “cine mexicano”, y recalco las comillas para quien no me ve (risas) no es un género, es el que está hecho por mexicanos, pero en él existen todos los géneros. Creo que en eso debemos especializarnos, en crear directores de terror, directores de ciencia ficción, directores de drama.
LO DEJÓ CLARO PERO ES UNA CUESTIÓN QUE TENGO TIEMPO QUERIÉNDOLE HACER ¿ARTE O INDUSTRIA, POR CUAL SE INCLINA?
(Risas) Por las dos. Creo que coexisten, que son necesarias. Pienso que se debe apostar por hacer cintas comerciales para poder seguir haciendo las artísticas. Entiendo la parte de “yo hago el cine que me gusta”, pero no creo que haya por qué pelearse con la fuente de ingresos de este arte. Toquemos la puerta del espectador e interesémonos por lo que quiere ver, pues el cine genera sentimientos, pero también genera empleos. Hay que hacer industria para seguir haciendo arte.
¿PROYECTOS A FUTURO?
Un cortometraje con usted (risas) creo que seguir haciendo que más películas vengan a Durango. Creo que soy de los pocos a los que les gusta su trabajo, sobretodo la parte de sensibilizar no a uno, sino a dos gobiernos, de la importancia de reactivar la industria fílmica en el estado y todo lo que con ello ha venido: que exista un festival de cine, que aumenten las producciones locales, que hoy en día puedan los jóvenes pedir un museo para hacer un trabajo y se abran las puertas, pues ya se encuentran acostumbrados a eso.
Como director de fotografía quiero seguir fotografiando películas, es algo que me fascina. Siempre he creído que el cine es el arte de contar historias con imágenes en movimiento y eso es algo que voy a amar toda la vida. Llevo en esta industria que me albergó desde 1992, así que si se viene la oportunidad de fotografiar una nueva película lo haré, aunque ya no puedo moverme igual que antes, pero por fortuna las cámaras son más pequeñas (risas).
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