viernes, 27 de septiembre de 2024

Fifaliana: la precariedad de la salud en el África Subsahariana

texto ANDREI MALDONADO

Charlamos con Lorenzo Hagerman, director del documental “Fifaliana”, el cual narra la historia de un grupo de médicos mexicanos, argentinos, brasileños y de otras nacionalidades, que viajan al África Subsahariana a ofrecer sus servicios médicos, algunos sitios recibieron por primera vez la visita de un doctor y eso quedó plasmado en este trabajo documental.

¿Cuéntanos de qué va “Fifaliana”?

Es un documental que habla de gente ayudando a la gente, habla de la naturaleza de los médicos. A veces uno piensa que son máquinas, que no son sensibles, pero no. Vemos a médicos que están acostumbrados a trabajar en los mejores hospitales del país o del mundo cómo se enfrentan a la austeridad, a la carencia. 

Es una historia que nos ayuda a ver a los otros como iguales. Se trata de contagiar al público de esta mirada, de ponerse a pensar “¿qué puedo hacer yo para mejorar este planeta y ayudar a los otros?”

¿Cómo llegas a esta historia? ¿Cómo decides que es necesario contar esto al público?

Los documentales que yo hago no es que me sienta a meditar qué ocurre. La realidad llega a mí, se impone, y la abordo conforme a mi posibilidad, y esta no es la excepción. Mi hermano, que es doctor, había viajado a África con su esposa, que era ginecóloga, y mi cuñada fallece en ese viaje, por causas ajenas al viaje mismo. Le preguntó qué fueron hacer a África, para indagar un poco. Ahí fue cuando supe que en África siguen muriendo personas por enfermedades que aquí en México ya no existen, por falta de atención.

Y entre los padecimientos más significativos está la fístula obstétrica, que 2.5 millones de mujeres la padecen en el mundo, la mayoría en el África Subsahariana. En el año 2000 la Organización Mundial de la Salud declaró a la fístula como uno de los grandes retos del milenio, decretando el 23 de mayo como el Día Internacional para la Erradicación de la Fístula Obstétrica, una cirugía que no es complicada, pero requiere implementos.

Este documental habla sobre lo que no existe, y sobre esta brecha entre occidente y la gran cultura africana, que poca gente conoce.

¿Cuáles fueron los principales retos que enfrentaste al realizar este trabajo?

Todos los documentales tienen retos, y el principal es no saber qué va a ocurrir. En este caso era el no poder conocer a los personajes o visitar los lugares antes de la filmación debido a la gran distancia que había que recorrer. Es un documental que se hace al momento, bajo improvisación, conociendo las necesidades de la filmación, pero sin conocer las características del lugar, de los personajes, de nada. 

Eso lo convierte en un documental más del momento, sobre cómo las cosas van ocurriendo día a día, tomando al momento las decisiones para contar la historia y que tome la forma adecuada para llegarle a la gente que le debe llegar.

¿Cómo ha recibido el público este trabajo?

Muy bien, con un gran interés. La gente muy conmovida, muy marcada por la proyección. Tuvimos estreno en mayo en salas comerciales, Cineteca Nacional y el circuito de cineclubes y salas alternativas.

¿Tienes algún trabajo nuevo en desarrollo?

Sí, vamos a estrenar otro documental a finales de este año, de otra perspectiva muy distinta, que no te doy la avanzada ahora, pero es más color de rosa.

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