texto RAÚL GALINDO
Todavía no llegamos ni a la mitad del festival pero ya se ha conjurado una energía encandilante entre la pantalla, los cineastas, los actores y los cinéfilos. Hay discusiones en el aire que van y vienen sobre el futuro del cine y el mundo del streaming que parafraseando a Paul Schrader “ llegó para quedarse”. En este contexto, en el que las razones para ir al cine son cada vez menos, está ocurriendo el festival de Nueva York. Son siete días los que lleva activo el festival, siete días cargados de actividad cinematográfica en los que he podido observar un promedio de 3 películas diarias además de acudir a conversaciones entre cineastas y eventos especiales. Lo siguiente es un vertedero de impresiones sobre las historias que me he encontrado en la pantalla, muchas de las cuales seguramente estarán haciendo ruido próximamente a medida que se acerque la temporada de premios.
Nota aclaratoria: Este texto no contempla todas las películas presentadas hasta el momento pero sí incluye cine de las cuatro secciones que conforman la selección del festival: Main Slate - Spotlights - Currents - Revivals. De la misma forma, para mantener el espíritu lúdico, voy a categorizar mis impresiones en 4 grupos: Imperdibles - Cautivantes (pero que no enamoran) - Sentimientos encontrados - Balas de salva
1.
La primera impresión memorable y sin duda una de las más potentes la dejó una película pequeñita, la ópera prima de Charlotte Welles, directora escocesa de 35 años. Aftersun , es un recorrido proustiano por las memorias de su protagonista, Sophie, quien rememora sobre un viaje vacacional que compartió con su padre cuando tenía 11 años. La simpleza de su anécdota y lo mundano de sus personajes contrasta con la forma en que decidieron contar la historia: una narración sensorial, atrevida e interesante. Donde la puesta en cámara y el corte toman el lugar del diálogo para contar mucho más que lo aparente. Es una película dolorosa, que te engancha desde el inicio, una narración inteligente que respeta al espectador y se resiste a revelarse hasta el último plano. Una película que permite al observador atento ir poco a poco desentrañando los misterios que envuelven a la figura del padre, como acompañando a Sophie en sus reflexiones. Aftersun remite por momentos a las películas de Barry Jenkins ( no sorprende encontrar su nombre en los créditos) donde el dolor y la belleza conviven en un baile poético en el que cada plano se siente cargado de nostalgia. Por su profundidad y la complejidad de sus recursos formales es una historia que merece ser vista más de una vez y entra en la categoría de las Imperdibles.
2.
Aftersun toca uno de los temas transversales que permean de forma central o tangencial muchas de las películas que se han visto durante festival: La familia. Entre ellas dos se despegan de la multitud: Alcarràs, otra película dirigida por una mujer, sobre una familia de agricultores lidiando con la inminente pérdida de su tierra y su modo de vida, y White Noise donde una familia norteamericana tiene que lidiar con la incertidumbre después de una catástrofe ecológica que los obliga a salir de casa. Diametralmente distintas en su tono actoral y estilo narrativo, cada película es asombrosa a su propia manera.
En Alcarràs , el gran logro está en haber logrado construir una familia que vive y respira en la pantalla con tal naturalidad que sorprende descubrir en los créditos que el cast no tenga lazos sanguíneos. Es una película coral en la tradición del subgénero cinematográfico “ slice of life” donde la cámara se mueve como si fuésemos un miembro más de esta familia numerosa. Es una historia que funciona en múltiples niveles: como una mirada crítica a las situaciones sociales que afectan la agricultura en regiones como esa pero también a un nivel personal como un melodrama que explora los conflictos y las tensiones intrafamiliares entre generaciones que ven el mundo de forma distinta. La familia es al mismo tiempo el fin y un vehículo para hablar de otros temas sociales.
Por otro lado, White Noise es una película donde la puesta en cámara es rimbombante y estilizada; donde los diálogos y la puesta en escena son musicales y rítmicos. La familia que Baumbach construye se aleja por completo del naturalismo pero encuentra en la pantalla su propia verosimilitud a través de unos actores que encarnan enteramente estos personajes Brechtianos. Muchas de las escenas de diálogo familiar fueron literalmente coreografiadas con puntos y comas para crear ese efecto. Como en una obra de Shakespeare, el diálogo es la base sobre la que se construye la película pero está lejos de ser el único recurso que Baumbach utiliza para crear su propio universo. Es una película que no tiene género, que más bien flota de un género a otro, cambiando de tono y estilo. En un momento estás en una comedia absurda al otro estás en una escena de cine negro. La película se siente cargada, llena de información, así como los supermercados que describe Delillo en su novela. Abundan los símbolos, los motivos visuales, los colores y los vestuarios que se sienten reales y a la vez no. El universo extraño en el que te sumerge White Noise te obliga a vivir , junto a los personajes, el miedo a la muerte que los correo y que amenaza con desintegrarlos como individuos y como familia. A pesar de la densidad del tema, la película está llena de comedia y se disfruta con ligereza. En ambos casos, la recomendación es: corran a verlas lo más pronto posible. Imperdibles.
3.
Con menos éxito, las representaciones amorosas proliferan en la selección del festival. Amores tórridos, prohibidos o salvajes. Sin duda la que más impresiona es Bones and All , el romance caníbal de Luca Guadagnino está lejos de la complejidad emocional de su obra maestra “Call me by your name” pero el magnetismo de sus estrellas, especialmente la vitalidad y el toque cómico que imprime Mark Rylance a cada escena en la que aparece, ayudan a mantener el balance positivo. Bones and All se siente como una película de serie B, lo digo a la vez como un halago y como una crítica, por un lado tiene una premisa que se siente fresca, violenta y divertida, con escenas memorables y diálogos ingeniosos pero como también sucede con las películas de serie B por momentos es cursi, apresurada y deux ex machinosa; especialmente hacia la segunda mitad de la película, cuando la historia de pronto intenta tomarse demasiado en serio a sí misma. Bones and All cautiva pero no enamora.
4.
Los dos romances más esperados de la selección tampoco encantan. Stars at Noon , un romance entre fugitivos intentando escapar de Nicaragua, la última película de Claire Denis y Scarlet , la última adaptación literaria de Pietro Marcello. El romance pasional no es un tema ajeno para Claire Denis pero su último intento no cautiva, es una salva . Un disparo al aire. El más grande problema con Stars at noon, es la falta de claridad. En ocasiones, la falta de información puede crear un misterio que atrape la atención del espectador pero también puede generar confusión y desinterés. Para una película que coquetea con el cine negro, las circunstancias alrededor de los personajes son demasiado vagas, la lógica sobre la cual se sostiene la tensión de la historia desaparece y en el proceso se lleva la lógica interna de los personajes entre las patas. El resultado: personajes acartonados cuyas acciones estás constantemente cuestionando. La película quiere ser un experimento de género pero es fría para ser melodrama, carece de tensión para ser un noir y se queda corta en su absurdez como ejercicio surrealista. Inherent Vice pero con la mitad del carisma. Hay varios momentos que están resueltos de forma directamente torpe, como el último intento fallido de cruzar la frontera en lancha por los amantes. El único punto de luz es Margaret Qualley que logra de alguna forma mantenernos en el viaje a través de su actuación pero lamentablemente ni su coestrella ni las apariciones de los demás personajes, son suficientes para rescatar un guion que no sabe lo que está contando.
Con un poco más de éxito pero dejando bastante que desear está Scarlet, un melodrama clásico sobre un soldado que vuelve a casa después de la guerra para descubrirse viudo y a cargo de una bebé. La fotografía de la película está trabajada para hacernos sentir que estamos encontrándonos con material de archivo de la época, las escenas son visualmente ricas y suntuosas. Sin embargo, y a pesar de un casting que se antoja interesante, es una historia que se siente vista y que se desarrolla atropelladamente hasta terminar sintiéndose melosa. Es una película de buena factura en donde los elementos no logran conjuntarse para ser más que la suma de sus partes.
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