lunes, 16 de noviembre de 2020

El ensueño de Carlotta: lo que tienen que decir nuestros silencios

texto ANDREI MALDONADO

Era un placer

Era un color

Tan nuestro ver niños con tiempo

Todo era hermoso

Todos esos tiempos

Los cambios

Tu futuro cuerpo…

(Fragmento de “La Fábula”, de Saiko)

¿Qué tiene qué decir nuestro silencio? A veces, mucho más que las palabras. El paso de la infancia a la adultez, eso que llamamos adolescencia (derivado de “adolecer”, falta de…), puede ser una de las etapas más significativas en el desarrollo, tanto físico como espiritual, de las personas. Dejar los juegos infantiles y dar paso al enamoramiento, las responsabilidades, los cambios corporales, significa un duro golpe cuando no se acompaña de un adecuado diálogo familiar, como lamentablemente ocurre en la mayoría de los hogares mexicanos.

El ensueño de Carlotta, cortometraje de la cineasta Deniss Barreto, utiliza el silencio como vía para contar la historia de una joven púber, la cual atraviesa por un duro momento de su existencia. Su cuerpo comienza a cambiar, a transformarse de niña a mujer, mientras su mente sufre los estragos del síndrome premenstrual: depresión, ansiedad, tristeza e ira, todo en medio de la desinformación familiar. Algo que le ocurre a todas las mujeres, al seno de la familia tradicional, toma un tinte de tabú, algo que ni su madre ni su hermana mayor tienen tiempo de explicar.

Deniss hace uso de sus mejores recursos -la narrativa contemplativa, casi etérea, más bien onírica- para contar una visión de la mujer que quizá muchas personas no quisieran ver hoy, la de un ser frágil, presa de su propio cuerpo. Y es que en este caso la fragilidad de Carlotta no toma la acepción de “debilidad”, porque en principio todos somos frágiles ante nuestra propia existencia, ante los cambios de los que no podemos tener ninguna injerencia, aunque provengan de nuestro propio ser. 

Esta historia nos obliga a prestar atención a lo que la juventud calla. Carlotta no encuentra la manera de expresar lo que siente, de darle sentido a todo lo que comienza a experimentar y se manifiesta con mayor fuerza ese fin de semana con su familia. Su fragilidad es similar a la de un ave enjaulada (de ahí la excelente metáfora visual consagrada en el filme). Detrás de la ausencia de palabras está el temor, la soledad y el deseo de escapar, incluso por la vía del suicidio.

En El ensueño… también queda de manifiesto la importancia de que algo tan normal como crecer deje de ser un tópico prohibido. La represión familiar solo desencadena dolor y sufrimiento, un tema que ya ha quedado expuesto en la cinematografía nacional en filmes como Perfume de violetas (Nadie te oye), de María Sistasch, y más recientemente en películas latinoamericanas como la argentina Juana a los 12, de Martín Shanly, y la ecuatoriana Alba, de Ana Cristina Barragán, quienes exponen a sus protagonistas al poco o nulo entendimiento familiar.

Era sonido, era utopía (…) verte en mis sueños era un dolor desierto, sentir el miedo y morir por eso… dice “La Fábula”, canción del grupo chileno Saiko, en la cual vemos de manifiesto que durante el proceso de madurez la inocencia se convierte, muchas veces, en dolor por todo aquello que no entiendes: La soledad, la vanidad, ya no me atrevo a cruzar la ciudad, la información, la decepción (…) mira esa gente, cambiando siempre, sabor amargo… al final el tema termina con la frase “no me arrepiento si cambio para empezar”, pero para Carlotta ya no hay tiempo.

Sin embargo hay que aclarar que Barreto no hace un cine de denuncia. Su película no trata de ser panfleto ni artilugio de campaña de prevención del suicidio. Nada más alejado de ello. Su interés en El ensueño… es el mismo que en el resto de su filmografía: primero, abordar la feminidad desde el aspecto personal, y segundo, contar historias desde una perspectiva autoral. La historia de Carlotta puede, como cualquier película, dejar una reflexión sobre el espectador, pero esta no será consecuencia de una narrativa propia del soap opera style.

Deniss narra sobre la feminidad, pero no le habla exclusivamente a las mujeres. El ensueño… expresa la necesidad de que nosotros los hombres entendamos que los procesos biológicos y emocionales del sexo femenino son intensos, a veces incomprensibles para ellas mismas, y por ello es necesario replantear los códigos de convivencia familiar entre parejas, entre padres e hijas. Importante también dejar de pensar que de ciertas cosas de la mujer no pueden ser abordadas por un hombre, y el 2020 parece ser un momento propicio para hacer eso. 

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