texto JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ
En la pasada edición de la revista, al escribir sobre la ceremonia de los Oscars, mencionaba que, si de algo debían servir y valer estos premios, cuando el reconocimiento es para un director que no es de la industria hollywoodense completamente, era para que algunos cinéfilos en ciernes empezaran a conocer y descubrir su filmografía, y dado el caso del pasado gran ganador de los Oscars, la filmografía de su país.
De ahí que me he permitido escribir para las páginas de Cinéfagos una selección de los directores más importantes de los últimos años del cine surcoreano y algunas de sus películas. Sin afán de decir si son mejores o no que Parasite, eso es algo que cada uno de ustedes podrá valorar y analizar, pero sin lugar a dudas es de reconocerse que, si el cine surcoreano tiene algo, es calidad, una personalidad única, además de propia y valiosa, que deriva de diferentes propuestas, discursos y obras que van más allá de un género o una peculiaridad.
Bong Joon-ho
Menciono en primer lugar al gran ganador del Oscar pasado, no porque crea que es el mejor en la lista, sino porque creo, como ya lo mencioné en un texto escrito para Producciones “La Vieja Escuela” Presenta: que este reconocimiento le ha venido luego de años de estar “picando piedra” y entregando obras extraordinarias, incluso muy superiores a Parasite, desde mi perspectiva.
Mencionar sólo un par sería muy difícil, porque prácticamente todo lo que ha realizado tiene una calidad excepcional, (quizá sólo se podría menospreciar Okja, pero tampoco es un desastre ni mucho menos, sólo que ya era algo que el director había mostrado magníficamente en una de sus mayores obras: The Host) pero si habría que mencionar dos estas serían Mother, excelente thriller sobre una madre tratando de demostrar la inocencia de su hijo con retraso mental que es acusado de haber cometido un crimen, y Memories of murder, una película que por donde se le vea es una obra maestra y lo mejor que el director ha realizado a todas luces.
Lee Chang-dong
Debo decir que si bien no considero que Lee Chang Dong sea el mejor director de cine surcoreano de nuestro tiempo, sí se ha convertido en mi favorito. Un director que base a un lenguaje muy propio, y además muy mesurado, logra a través de sus historias un discurso muy bien planteado y desarrollado. Además de eso crea un diálogo que combina a la perfección lo social con el dominio de la cinematografía en toda la extensión de la palabra.
Sus películas Oasis y Poetry son muestra de ello, un par de bellas obras que fusionan de manera magistral ambas cualidades en su cine, pero a diferencia de Joon-ho, su obra maestra sí recae en su más reciente película: Burning. Para aquellos adoradores de Parasite, si no han visto la antes citada, quizá los haga reconsiderar cual es la gran película surcoreana de los últimos dos años.
Hong Sang-soo
Sin lugar a dudas, para mí este es el gran director hoy por hoy del cine surcoreano, ahora expongo el porqué de mi contundente afirmación. Para empezar, tendría que hablar de su dedicación al cine casi religiosa. No sé cómo me podrían tomar muchos la comparación que en seguida realizaré, pero el hombre es algo así como Woody Allen en cuanto a la dedicación que tiene hacia el séptimo arte, desde que el hombre empezó a realizar cine en 1996, (a los 35 años de edad) se ha mantenido muy activo rodando una película al menos cada dos años, o dos películas por año.
Por otro lado, su filmografía enfoca su atención a la cotidianeidad de Corea desde una mirada muy poética, muy estilizada, y si bien no se puede decir que sea un director muy fácil de digerir por el tono y ritmo de sus películas, tampoco tiene un discurso muy elitista; hay una gran importancia y carga de discurso en torno a las relaciones humanas, incluso hay quienes lo ponen a la altura en su discurso a grandes maestros del cine como Robert Bresson y Eric Rohmer.
Un director que se ha paseado prácticamente por todos los festivales de cine, porque fuera de ellos sus películas no logran llamar la atención del gran público, y ni qué decir del éxito comercial, pero la razón de que siga consiguiendo financiamiento para sus películas es el hecho de que logra filmar y hacer sus películas (extraordinarias a mi parecer) con muy poco dinero, por si había otra razón más para admirarlo. Sus grandes logros podrían ser considerados Hahaha, Nobody Daughter Haewon, la coproducida con Francia La cámara de Claire, y Hotel by the river; mi favorita, On the beach at night alone, y esperando impacientemente su más reciente película The woman who ran.
Park Chang-wook
Sin duda alguna Park Chang-wook, sobre el mismo Bong Joon-ho, es el director más reconocido y mediático de Corea del Sur, y no por eso digo que sea demeritoria su calidad como director. Para muchos es el Quentin Tarantino de Corea, si bien podría decirse que hay similitudes en sus estilos; no es del todo cierto, pero tampoco falso, así como no es del todo un halago o un cumplido.
Quizá debería empezar comentando que el hombre es mucho más que la “Trilogía de la venganza”, hablando del reconocimiento que se le hace a estos directores, que luego de ver sus películas más mediáticas que los ponen en el ojo occidental gracias a comentarios y halagos de reconocidos directores de ocasión, como el antes mencionado Tarantino, Chang-wook tiene en su haber grandes obras cinematográficas muy alejadas de este estilo revulsivo que tanto le aprecian sus seguidores en su muy famosa trilogía, que aclaro, la aprecio, me gusta bastante, pero para nada es lo mejor en su carrera.
Podríamos empezar hablando de Thirst, fantástica obra que con un estilo muy noir, pero dentro del género del terror, aborda la historia de un sacerdote (magistralmente interpretado por el que quizá sea el mejor actor dado por esta nación: Song Kang-ho) que está enamorado de la esposa de su mejor amigo, pero que está sufriendo una transformación de la que él no estaba consciente por un experimento médico al que se somete, y que precisamente viene en esta situación que afronta.
Otra gran obra muy diferente a lo que se le conoce comúnmente a este director es Joint Security Area, una película con muchas similitudes con la obra maestra de Bong Joon-ho, por como mezcla géneros en una sola película, no tan definidos o separados como lo hace Joon-ho, ya que en esta se entrelazan más armónicamente, nunca se le ve una división tajante y que aborda un tema por demás importante. Acá no sólo hay identidad (como en el cine del mencionado Joon-ho) o cine social (como en el cine de Chang-dong), hay realidad.
Y no podría dejar de mencionar la que no sólo yo, sino muchos cinéfilos “de hueso colorado” y serios estudiosos del cine, consideramos como la mejor película del director: The Handmaiden. No sólo logra llevar al máximo el discurso y el empleo del lenguaje cinematográfico echando mano a toda herramienta, técnica y discurso labrado en la historia de este arte, sino que su historia se amolda a un tiempo de la manera más necesaria posible, pero sin dejar de lado la calidad y lo que realmente es importante. Logra ser efectiva, útil y, además, de época, por si se tenía una duda de que este hombre sabía hacer algo más que secuencias violentas.
Kim Ki-duk
No podríamos tener un texto completo con lo mejor del cine surcoreano y sus exponentes sin mencionar, de manera además muy especial, la filmografía de este director, que me parece es quien mejor lleva su discurso a la importancia propia de la historia y los valores de este país.
Kim Ki-duk, con una filmografía no tan extensa, pero sí muy contundente, muestra en sus películas un valor y una importancia a la naturaleza y la misma naturalidad del hombre, desde el lado más marginal y espiritual, al cual el propio director se siente muy identificado, y que por algo es muy característico en su cine y en él, de ahí que él mismo actúa en los segmentos “Invierno” y “Y primavera otra vez” de la película Primavera, verano, otoño, invierno y primavera otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario