Iván Delgado: seguirás tejiendo cenizas

texto ANDREI MALDONADO

Qué difícil es decir adiós a alguien que no tuviste la oportunidad de conocer en persona, pero que las benditas redes sociales te permitieron sentir como un amigo cercano. Después de años de saber de él solo como un nombre, una persona que por su breve paso por La Ley dejó algunas canciones, le puse por fin rostro al verlo en un videoclip de la banda Saiko.

Iván Delgado Álvarez, saxofonista de alma, tecladista por vocación, poeta por gracia de Dios y cantante por deseo. Chileno de nacimiento, pero con el espíritu siempre conectado a los grandes del rock argentino: Calamaro, Fito, Charly, Virus y por supuesto el “Flaco” Spinetta. Delgadex, como lo conocían sus amigos, resultaba ser una persona difícil de ser descrita.

Hombre de carácter intempestivo, retraído en la mayoría de las veces. Virtuoso, sin duda. Su pasado se remonta a la gran movida de bandas de rock industrial surgidas justo en la decadencia de la dictadura pinochetista en los convulsos años 80’s de Chile. Iván formó parte de agrupaciones como Nadie, La Banda del Pequeño Vicio y Misión África, entre otras.

Pero fue en La Ley donde su aporte como letrista fue más significativo. Por lo menos diez canciones que aparecieron en los discos “Desiertos” y “Doble Opuesto” fueron de su autoría. Incluso se grabó un demo con él como vocalista de la banda, sin embargo, la decisión de sus compañeros fue elegir a Beto Cuevas como ‘frontman’ por cuestiones de impacto.

Tras su primer intento fallido por liderar una banda Iván pasó a su faceta de productor de teatro con la obra “El azul de la estrella solitaria”. Pero como la vida misma, la música también da segundas oportunidades, y una vez más pudo reencontrarse con sus excompañeros de La ley: Luciano Rojas y Rodrigo Aboitiz, para formar Saiko, en 1999.

Junto a ellos, y la vocalista Deniss Malebrán, trabajó en el álbum “Informe Saiko”, donde volvió a demostrar sus dotes de poeta maldito con diez temas cuya temática abordan los lugares oscuros de la ciudad, pero también de la propia condición humana. Su voz se escuchó finalmente, como parte de los coros de algunos temas, especialmente en “Informe”.

Para el segundo material Delgado volvió a aportar algunas letras como la icónica canción “Limito con el sol”, una declaratoria que anunciaría su inminente salida del grupo. Tras años de realizar pequeños proyectos que no terminaba por concretar, decidió que era tiempo de deshacerse de los temores y hacer lo que realmente deseaba: cantar y tener su propio disco.

Así nació “Tejiendo Cenizas”, su ambicioso álbum como solista. Manteniendo su temática bohemia regaló 16 temas entre los que se encontraba su entrañable “Lula”, tema hecho para La Ley que se quedó únicamente como demo, al igual que “Partir de Cero”. Además una versión de “Viernes 3 AM” de Charly García, su gran inspiración, que resulta sencillamente exquisita.

Hombre lleno de proyectos. Ya preparaba un segundo disco del que tenía algunos adelantos como su versión de “Desiertos”, el más grande tema que escribió para La Ley en su etapa underground, al igual que tenía contemplado venir a México a promocionar un libro e iniciar su carrera lejos de los escenarios chilenos, los cuales que muchas veces le fueron agrestes.

Yo, por mi parte, tenía la oportunidad de conversar con él de manera continua, de dialogar sobre sus improvisaciones musicales que subía a la web. Llegamos a hablar de la posibilidad de conectar con escenarios locales para promocionar su música. Todo eso quedó trunco un lúgubre 6 de diciembre, cuando algo oscuro nos dio la mala noticia de su triste partida.

Hoy te vas Iván Delgado, en el universo que no fue quedará aquel encuentro trunco que nos prometimos y en la memoria las conversaciones que tuvimos. Tus canciones serán la mejor forma de que vivas eternamente, ellas te harán justicia ante quienes no creyeron en ti y aún más, ante quien te difamó. Sigue tejiendo cenizas allá arriba, amigo.