texto ANDREI MALDONADO
fotografía IMÁGENES DE PLATA
Hace más de seis años inició Paloma Itinerante, una iniciativa que buscaba pantallas para que los trabajos audiovisuales duranguenses que por fecha de realización ya no tenían cabida en festivales, pudieran conocerse por los futuros cineastas locales y el público en general.
Cortometrajes hechos por la propia comunidad, por habitantes de esta tierra llamada “del cine” que han logrado abrirse paso fuera de nuestras fronteras. Una iniciativa que además buscaba que los realizadores se expresaran y no fueran solo un “invitado más” en los festivales que se realizaban en Durango.
Pero a la par de esto Paloma Itinerante ha tenido desde el comienzo el fin de llevar proyecciones a diversos espacios, de ahí su carácter ambulante. Pues no es el mismo público el que acude a una función en la Cineteca al que va al Cineclub de la UJED o al que va al CORE. Cada uno tiene sus inquietudes.
De ahí a que la experiencia todos estos años haya sido tan grata. Trabajos filmados en la sierra, los valles o el desierto duranguense, pero también en Estados Unidos o la Ciudad de México. Las temáticas también han sido diversas: documental, experimental, terror, comedia, falso documental, animación.
En esos trabajos también encuentran proyección los actores locales, los músicos, y cada uno de los que laboraron en dichos cortos. Se han efectuado acciones alternas a la proyección como muestras fotográficas, mesas de análisis, proyección de largometrajes e incluso la entrega de premios y galardones.
Este año el Festival de Cine Duranguense Paloma Itinerante, incluido en la Red Nacional de Espacios Alternativos de Exhibición Cinematográfica del IMCINE, regresó a una de sus primeras sedes, el Centro Revueltas CORE, y por tercer año consecutivo encontró espacio en Cineteca y el Cineclub UJED.
Los trabajos exhibidos fueron Espasmos de la memoria, de Jackelyn González, Solo, de Joshael Rojas Sarabia, Expreso, de Eric Eduarte Villa, Sin retorno, de Roberto Cárdenas, El curro sin puente, de Andrei Maldonado, Fuerza natural, de David Rodríguez Estrada, El primero y el último, de José Miguel Cháirez, y de Roberto Majul Invocación a una niña llamada Guadalupe.
Así mismo en el cierre de las actividades se tuvo el estreno del largometraje documental Deriva, de Andrei Maldonado y Eric Villa, quien además presentó por vez primera su más reciente cortometraje Caricia venenosa. Además de mayo a septiembre se proyectó una retrospectiva en el Museo de la Ciudad, que incluyó películas de Juan Antonio de la Riva y Eugenia Montalván.
El cartel de esta edición fue diseñado a partir de los bocetos de Blanca Maldonado, joven estudiante de diseño gráfico, que además es una dibujante de cómic y manga en ciernes, la cual representó en su diseño a las mujeres protagonistas de las historias presentadas en los 33 cortometrajes exhibidos en seis años, al igual que las siete directoras participantes en Paloma Itinerante.
Un pequeño festival honesto, entre amigos, sin recursos, pero con mucho corazón, que además siempre ha contado con el apoyo de los espacios alternativos de exhibición de la ciudad de Durango y que nunca ha presumido ser lo mejor del cine local, pero sí el mejor cine local que desea ser visto ¿Cuál es su futuro? Eso es una incógnita, que debe ser respondida por el propio público.
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