domingo, 23 de diciembre de 2018

Reseña: Cómprame un revólver

texto JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ

La más reciente película de Julio Hernández Cordón era sin lugar a dudas para muchos de los asistentes uno de los platos fuertes del festival. Tanta expectativa había sobre el estreno y la presencia de su director que muchos quisieron verla en la primera proyección del filme donde estaría el director, teniendo así una sala completamente llena.

La película es un desgarrador retrato del que parece ser un México en el futuro, un futuro muy lejano en una primera impresión, o al menos eso nos sugiere la película en las primeras tres frases que uno puede leer al comenzar la película, en el que las drogas, la violencia y el machismo han rebasado tanto la realidad que mujeres y niños están en peligro de extinción, siendo temidos, buscados y perseguidos por sicarios para encerrarlos en jaulas y quemarlos como la iglesia hacía con las mujeres culpándolas de brujas.

En este futuro que conforme va avanzando la película nos damos cuenta que quizá no esté tan lejano como creeríamos en un principio, se nos retrata la historia de Huck, una niña que vive en un solar de baseball con su padre adicto al cristal que la viste de niño y le pone una máscara y no la deja llevar el pelo largo para que los malos, quienes son sus patrones, no se la lleven como a su madre y la hermana que Huck no sabe que tiene.

Ella nos narra sus pensamientos mientras la película transcurre, y vemos momentos oníricos como una niña los vería, o como un drogadicto. Burlando al doloroso destino, o ayudándose de la suerte que ella y su padre tiene, un viaje lleva a Huck y sus amigos (quienes llevan los mismos nombres que en Huckeberry Finn) a tratar de hacer florecer una vez más la imaginación y la pureza que parece ser peor que muertes y desapariciones en, como ya lo dije, un México no muy lejano de nuestra realidad y nuestro tiempo.

Hernández Cordón hace con Cómprame un Revolver una de las películas más críticas y sutiles de los últimos años. Si bien Te Prometo Anarquía era también crítica, en esta no era tan sutil, incluso una de las más arriesgadas de los últimos años como lo es La Región Salvaje de Amat Escalante es muy crítica, también es fuerte, incluso la exposición de la violencia no es tan explícita, como sí lo es en Pájaros de Verano.

Pero Cómprame Un Revolver nos invita a esta crítica a través de los ojos de una niña que nos da la lección más dura que yo he visto en el cine, en la que Huck decide si tratar de tomar una opción en la que seguro sobrevivirá al lado de una persona que quizá por no saber lo que es, o no poder ser lo que quiere ser, tiene que disfrazar su naturaleza con algo ruin, o tener memoria de todo lo que tantas personas han sufrido en manos del verdugo, con ese final Julio nos dice "hay que tomar el futuro en nuestras manos, más que hacer un acto de justicia o venganza".

En la sala, mientras Hernández Cordón platicaba con la audiencia, nos comentaba y revelaba algunos detalles de la película como por qué quiso que sus hijas la protagonizaran, algunos valores técnicos como un par de tomas aéreas en las que revela nuevas formas estética que suman a su forma de narrar la historia, o el hecho de que la mayoría de los actores son no profesionales, salvo por unos colombianos con lo que a modo de mofa dice mandar tanto un mensaje a lo que piensa de trabajar con actores profesionales.

La película duele pues, aunque no hay tanta violencia explícita, uno intuye muy bien lo que pasa y retrata la cinta, y por la forma tan mesurada que habla Julio de ella (quien además hay que recalcar que es un tipo muy educado y sencillo) se nota que le dolió hacerla porque es un problema que a él le preocupa como padre, y que enseña a sus hijas que uno debe tomar ciertas responsabilidades y decisiones para que no lleguemos a ese futuro apocalíptico ni pronto, ni nunca.

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