texto ANDREI MALDONADO
Hablar de cine es hablar de dos constructos: uno, el cine como lugar de confluencia social, desde su comienzo hasta la actualidad; y dos, una de las expresiones artísticas consideras como bellas artes. La visión del cine y la cinematografía no es homogénea, incluso para aquellos que han trascendido en la historia de este arte. Alfred Hitchcock, maestro del suspense, afirmaba que para él el cine era también “cuatrocientas butacas qué llenar”.
Por otra parte Riccioto Canudo manifestó en 1911 que de las siete artes, el cine, era una “síntesis de todas las artes”. En diversos trabajos se ha referido al cine como “El arte de contar historias a través de las diversas manifestaciones artísticas”. En palabras de María José Fresnadillo Martínez “El cine aglutina espacio y tiempo, imagen y palabra, realidad y ficción, conocimientos y sentimientos”.
En efecto, es imposible pensar en cine sin referirnos a la música, que incluso ha elevado al grado de icono a diversos filmes; a la escultura, la pintura y la arquitectura en la construcción de escenarios; a la danza incluso como género (musicales); y al teatro y la literatura como base estructural de su desarrollo.
Quizá lo puntual en la cinematografía resida en su capacidad de armonizar y conjuntar estas artes al mismo tiempo para contar historias. Una frase que puede darnos una idea de lo que es el cine para los mismos directores es la expresada por David Lynch: “Todas mis películas son acerca de mundos extraños, mundos a los que nunca podrías ir a menos que los construyas y los reproduzcas en una película”.
No todo en el cine es mero entretenimiento; no debemos olvidar la labor educativa e informativa que desempeña. En un principio, durante las películas se exhibían noticias y anuncios publicitarios. Adolfo Hitler y el partido Nazi utilizaron al cine como parte de su campaña política, en los inicios de lo que hoy conocemos como propaganda o proselitismo.
Hoy en día es común ver la proyección de cortometrajes y mini documentales de contenido educativo o de reflexión, anuncios de campañas sociales y políticas y diversos anuncios culturales, lo que renueva la idea de que el cine, más allá de encontrarse en una constante renovación, mantiene las bases que le dieron origen: ser un espacio de difusión y recepción de mensajes, de retroalimentación y construcción de ideas.
La labor de la Literatura
Puede considerarse a la literatura no tanto como una cualidad o un conjunto de cualidades inherentes que quedan de manifiesto en cierto tipo de obras, sino como las diferentes formas en que la gente se relaciona con lo escrito.
Concebimos entonces a la literatura como un “gran arte” o una “madre de las artes”, que permite generar las bases de las demás. La música, por ejemplo, es literatura en esencia y no solo haciendo referencia a las canciones; los géneros musicales meramente orquestales e instrumentales (desde la música de cámara hasta el new web ambiental) conllevan un contenido literario. Lo mismo ocurre con la pintura, la danza, el teatro y el cine (en mayor o más evidente grado) y en menor nivel la arquitectura y la escultura.
En el caso del cine la literatura ha establecido una relación aún más estrecha, no solo al servir de inspiración, sino de generar entre ambos nuevos discursos y géneros. Más allá de lo que se piense, la literatura hoy en día está más vigente que nunca, pues permea en todas las artes y en la vida cotidiana de las personas.
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