viernes, 18 de noviembre de 2016

Juan Carlos Rulfo: El cine de la memoria

texto y fotografía ANDREI MALDONADO

En el marco de la Semana del Cine Mexicano en tu ciudad, iniciativa organizada por el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), se llevó a cabo la retrospectiva de la obra del cineasta Juan Carlos Rulfo en Durango, la cual integró tres de sus más recientes largometrajes.

En entrevista para Cinéfagos Juan Carlos, heredero del prestigioso escritor Juan Rulfo, expresó que para él el cine ha sido el medio por el cual ha expresado sus inquietudes no solo artísticas, sino también de vida, más allá de que en su hogar no se hablará tanto del séptimo arte como de la fotografía, la música y la literatura.

Mencionó además que ha elegido como protagonistas de sus películas al olvido, el recuerdo y la memoria, pues para él es indispensable que las personas no olviden sus raíces, de dónde vienen, quiénes son y por qué están en este mundo, en una sociedad cuyo estandarte es la inmediatez, por lo que cualquier cosa se olvida.

¿POR QUÉ EL CINE?
El cine para mí llegó de poco a poco, yo no sabía qué era. Soy un melómano por naturaleza, me gusta mucho el sonido, la música. La luz y la fotografía, son elementos que han estado muy cerca de mí. Desde chico siempre estuve muy cerca de la música de mi padre, él me acercó a lo más básico de la música medieval. Me acercó a los trovadores, que es un poco contar historias con un ritmo. Siempre estuve lejos del mundo del cine, me tocó una época entre los últimos resquicios del cine de oro y el cine oscuro de los 70’s.

Llegó el tiempo de escoger una carrera y estaban todos esos elementos. Después muere mi padre y sucede un evento inesperado que es tomar mi primera cámara súper 8 en 1988 y me fui al sur de Jalisco a conocer a las personas que estuvieron cerca de la vida de mi padre para hacerles unas entrevistas y eso se llamaba documental y yo no lo sabía, no sabía que se podían hacer películas con esos materiales, sino que solo lo hacía por conocer y documentarme como tú lo estás haciendo ahora. Y me di cuenta de que esta gente tenía una forma particular de hablar, de contar las historias, y descubrí que sus historias tenían un lazo emocional con la historia de mi familia y con la historia de este país.

Todos estos elementos se vinieron a conjuntar cuando por alguna razón me metí a estudiar cine en una generación que tenía que ver más conmigo, una generación mucho más afectiva, con la que compartías la necesidad de construir una nueva forma de ver tu país. Entonces el cine que yo descubrí que me gusta hacer es esto, se llama “cine de la memoria”, por decirle de alguna manera, pues no es un documental, no trato de informar, trato de generar atmósferas y emocionar a la gente a través de lo propio. Se llama cine porque en un principio se llamó literatura, se llamó fotografía. Siempre es importante que recuerdes qué quieres contar, puede ser cualquier expresión del arte, en mi caso tenía que ver con el sonido y la imagen, la gente que se mueve. Acabó siendo cine. Larga explicación, tú fuiste el responsable por tu pregunta (risas).

¿CÓMO CONCIBES CONCEPTOS COMO MEMORIA, TIEMPO, OLVIDO, RECUERDO?
¡Estás muy sofisticado carnal! (risas) ¡es toda una tesis eso! Hacer cine es tratar de hacerlo y contar historias que te dicen que hay que contar. Pero cuando por alguna razón haces estos pasos de los que te conté, es decir tener una base personal que se construyó por la ociosidad como maravillarse por la fotografía hasta llorar o escuchar música y que se conjuga con eventos como la pérdida de tu familia, con todo eso construyes un discurso donde recopiles todas esas cosas que dice toda esta gente que se va a ir. Entonces descubres algo que tiene que ver con la raíz. A partir de entonces creo que es difícil tratar de hacer cualquier cosa si no estás consciente y sabes de dónde vienes y por qué haces lo que haces, no porque así te lo dijeron o así deba de ser. En mi caso la memoria, el tiempo, el olvido, el recuerdo son fundamentales porque estamos instaurados en un tiempo donde el olvido es inminente y se te pide no tener memoria.

Te das cuenta porque ves que se rescatan casas antiguas que estaban en el olvido y de repente son los elementos para que un sitio se vuelva turístico. Acabo de venir de los sets cinematográficos del western (Villa del Oeste) y me pongo a pensar que quizá hace unos años no tenían tanta importancia como la pueden tener ahora. O como por ejemplo el Paricutin, donde un pueblo se ve envuelto en la tragedia de la lava y la gente tiene que salir de ahí y ahora las personas viven de las historias que cuentan de lo que pasó en ese lugar. Yo creo que el recuerdo es fundamental, que no podemos vivir sin memoria y que el olvido es la amenaza que cualquier persona debe combatir. Es el “dark site” (risas). Debería existir una materia que se llame “el olvido en el que vivimos” como parte de la ética personal (risas).


¿HA HABIDO DESCUBRIMIENTOS EN ESTOS VIAJES QUE SE HAN HECHO PARA CONFORMAR LA FILMOGRAFÍA DE JUAN CARLOS RULFO?
Por supuesto, siempre estás en el encuentro con personas aunque en esto viajes yo no tenía a nadie que yo conociera que me pudiera mover de tal manera. Lo que sí me emociona es la naturaleza, todo lo que tiene que ver con la naturaleza originaria de los pueblos, que me pone a pensar en que México es un país extra-ordinario que tiene una gran cantidad de recursos naturales y humanos que están totalmente desconocidos. Que de pronto tuvo un conocimiento antropológico tal en los 50´s pero que todo se volvió un objeto de estudio extraño y que ahora tendríamos que volver y empezar de cero, tratar de conocernos y en ese proceso queda todo por hacer. Cada espacio, cada ser, está totalmente inexplorado a nivel audiovisual. Las comunidades indígenas, no digo del país, tan solo de este estado, hay mucho por saber de ellas, y no que yo o cualquiera de nosotros lo documentemos, sino que se les capacite y que ellos tomen la cámara y nos cuenten cómo son y qué tienen qué decir.

HAY DOS DERROTEROS MUY MARCADOS EN EL CINE MEXICANO ACTUAL, TANTO EN FICCIÓN COMO EN DOCUMENTAL, QUE ES EL CINE DE DENUNCIA DE CIERTOS TEMAS QUE INQUIETAN A LA SOCIEDAD Y EL CINE PERSONAL, MUY DE AUTOR ¿CUÁL TIENE MAYOR TRASCENDENCIA?
Creo que los dos son muy importantes. Pueden coexistir. Creo que el tema de la denuncia no está consolidado. Hay un tercer ámbito que es el conocer el contexto actual de tu país, si lo queremos cerrar al campo del cine, pero nos haría falta contar la literatura, la pintura y el teatro para que se consolide en cada estado como algo concreto que estamos haciendo. En cada una de las artes gente se va y gente nueva está haciendo algo y el cine es muy sensible para conjugar todos estos elementos. Insisto en que se debe partir de algo personal para poderlo conjugar con algo universal, pero la denuncia apenas se está comprendiendo porque la realidad mexicana es muy compleja. La denuncia como se da suele ser muy desinformativa porque no es profunda.

Para que se dé una denuncia efectiva en el buen sentido de la palabra y en el grave también hace falta algo. Hay mucho temor, mucha autocensura y en ese sentido hace falta transgredirnos y tratar de hacer un discurso que sea fino, elegante y contundente. La parte personal te permite ser contundente en lo social, que ese es el pretexto para escabullirte sin que se note directamente tu denuncia ¿Por qué no le cuentas a la gente cómo tu papá te contaba historias de cómo era México antes? Es decir, hacer cine no es hacer denuncia o hacer algo personal, es hacer cine solamente. El aspecto cinematográfico es contar con todos estos elementos para hacer una cosa elegante que hable del universo.

HAY QUIENES DICEN QUE AL SER TAN PERSONAL SE DEJA DE LADO QUE EL PÚBLICO SIENTA EMPATÍA CON EL DISCURSO ¿CÓMO ATRIBUIR QUE TANTAS PERSONAS SE IDENTIFIQUEN CON TUS OBRAS?
Yo creo que no son tan personales. Nacen de una intensión personal como la memoria y el olvido, solo hace falta que alguien llegue y te lo recuerde, te lo presente en imágenes. Todos sabemos que hay esos elementos, pero cuando te los presentan de una manera distinta a la que los conocías es cuando viene la sorpresa. Los ingredientes del gourmet son imprescindibles para ejemplificar eso. Los elementos ahí están, pero quizá no los hemos probado. Y ahí afuera hay una comunidad gustosa de probar nuevos platillos. No puedes presentar el mismo plato de siempre. Es decir, hay injusticia en el mundo ¿pero cómo vas a presentar esa injusticia? Ya hemos visto la perspectiva del indígena explotado por el patrón ¿pero qué otra cara no hemos visto? Quizá la de explotador o la de otros explotados. El lugar común ya chole. Aparentemente es lo que vende, pero cuando alguien “se vuela la tranca” y presenta de una manera distinta la vida cotidiana es ahí donde está el reto, es el trabajo que hay que hacer todos los días.

¿QUÉ LE QUEDA POR FILMAR A JUAN CARLOS RULFO?
¡Pues todo! (risas) todo porque apenas estoy saliendo de un trance que tiene que ver con lo personal, como tú dices, y ahora que tengo esa base consolidada estoy tratando de ver otras cosas, muchas cosas, el mundo entero con esa base. Lo que pasa es que es muy agotador, cada película te lleva dos o tres años, y lo que pasa es que donde decides meterte en algo debes estar muy seguro de que estarás sumergido por muy buen tiempo y necesitas tener la capacidad para aguantar la respiración. Hay muchos temas. México es un territorio inexplorado. Ahí está por ejemplo el tema de la violencia y el narco, pero me da una flojera el rollo de la denuncia fácil y superficial. No hemos entrado en los siguientes niveles de la denuncia, estamos en las primeras capas y no queremos ver al fondo porque es algo inusitado.

Te das cuenta o cuando menos imaginas hasta donde están conectadas todas estas fibras que mantienen al país como está, pero tengo fe en las nuevas generaciones, incluso de la política, para que puedan girar un poco esto, falta tocar fondo. Pero a través del arte podemos entrar y sensibilizar a quien debamos sensibilizar, si no para que las cosas mejoren sí para tener una óptica distinta

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