texto ANDREI MALDONADO
La pregunta primigenia, la que asalta a la media noche a los solitarios antes de irse a dormir, la misma que nos cuestiona si en verdad somos una media naranja que necesita de otra media naranja para estar completa o somos en esencia seres enteros que solo buscamos una adición, es la que queda en el espectador: “¿Y si todo el mundo tiene alguien menos yo?”.
La obra de Raúl Fuentes, que maravillosamente logra transmitir no solo una historia de amor sino una apología acerca de que amar es eso que se siente cuando frente a ti sólo hay una inmensa noche, elimina todo rastro de encasillamiento del cliché romántico en una pareja del mismo sexo, pues no existe una persecución del destino a causa de la relación entre María y Alejandra, más bien ellas mismas trazan su destino a causa de las decisiones que toman a lo largo de la historia.
Todo el mundo tiene a alguien menos yo no solo nos traza una narrativa visual inigualable, jugando con la espacio-temporalidad de los hechos, además consiente al espectador con escenarios que pueden ser de cualquiera de nuestras ciudades, en un sutil blanco y negro que resalta la estética de ambas mujeres hacia un caótico fin, un decálogo de cómo mandar toda una historia al carajo, una suerte de tragedia griega donde, a pesar de conocer el cruel destino, todos esperamos que algo bueno suceda.
Una gran virtud de esta película está en hacer que el espectador olvide de que en pantalla se encuentra una pareja lésbica, porque al final de cuentas esto no tiene mayor relevancia, y termine por identificarse con una u otra mujer, reconociendo sucesos propios en los narrados. Alejandra lleva consigo el peso de muchos fracasos y se presiona con respecto a María, mucho más joven que ella y que con el tiempo termina por hartarse de los constantes fallos de su pareja.
Sin duda alguna hablamos de elementos comunes en cualquier pareja, heterosexual o no. Lo terriblemente bello no son –aunque de hecho también lo son- los momentos de clímax de la cinta, como la magistral escena donde ambas bailan o el reclamo de una a la otra a media calle, lo realmente bello es poder tomar elementos infinitamente usados – ¿y qué elementos no han sido usados ya?- despojarlos de sus significaciones, reconvertirlos y redefinirlos para regalarle a cientos de personas frases, momentos y canciones que no son más que una forma de verse en un espejo, o más bien, en una pantalla.
Decía Rainer María Rilke que la belleza es el comienzo de lo terrible, y Todo el mundo tiene a alguien menos yo no es bella por ser terrible, sino es terrible por ser tan bella. Un discurso moderno sobre la soledad auto inducida, la fatalidad de los amores que no han de consumarse y la lucha contra los tabúes de un cine mexicano que en ocasiones se resiste a abrir los ojos a otras propuestas, pero como en esta ocasión –y afortunadamente-, termina cediendo.
Hola, que onda
ResponderEliminarHace un tiempo empece a ver la peli en la cineteca, pero no pude ver el final porque tenia que irme. He buscado la peli, pero no se encuentra en internet!
Cómo terminó la peli? Todo termina? O se quedan juntas?
te agradeceria me dijeras que onda pasa al final.
gracias!!!!
Imposible contarte el final y pues no la encontrarás... solo en Netflix o explicada aquí https://youtu.be/DKsWjXLxfYY
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