viernes, 1 de marzo de 2019

Oscars 2019: la tradición sobre el arte y la inclusión

texto JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ

Antes que todo debo de hacer una confesión: este año yo no pensaba ver los Oscars ni escribir nada al respecto sobre ellos. En primer lugar, porque desde hace algún tiempo para acá considero que estos premios son muy poco relevantes y que crean una especie de capa de humo que hace que la gente no voltee a ver otra clase de películas que sin estar nominadas valen mucho la pena.

Pero muchos de ustedes pensarán ¿qué eso no es de siempre? Y la respuesta es sí, eso es de siempre, de modo que por esa misma respuesta es que decidí verlos, además del hecho de saber si en realidad Roma haría historia convirtiéndose en la Mejor Película, porque sí, soy de los que considera que de todas las nominadas era la mejor.

Sin embargo, seguía con mi idea de no escribir al respecto, luego de terminada la ceremonia sabía, incluso antes de que el director de la revista me propusiera hacerlo este año una vez más, que tenía que escribir quizá como nunca lo había hecho, lo acontecido durante la edición número 91 de los premios más "cerrados" de la industria del cine.

Cabe decir que, si uno fuera un poco analítico y no se dejara llevar tanto por el impacto mediático de lo que se supone tener tantas nominaciones para una película, se daría cuenta que los resultados ya estaban de cierta manera "cantados" desde entonces, pero considero que algunas cosas en esta premiación no tuvieron ni pies ni cabeza.

Quizá de las cosas "buenas" es que este año en la premiación no se hizo referencia de que el público es un payaso que sólo busca entretenimiento burdo y tonto, de hecho, cabe aclarar que esta vez lo que los Oscars quisieron mandar como mensaje al público en general (y no hablo del público en su país, a ese quizá aún le tienen un poco de estima) es "tú no nos importas tanto, ya te dimos muchas nominaciones, así que no pidas más".
Esto por lo acontecido con La Favorita, si bien no la mayor obra de Yorgos Lanthimos, sí la más accesible, pero de una calidad y una propuesta que se nota inmediatamente de una manera muy particular, peculiar, y perturbadora. El hecho de que las dos películas más ganadoras hayan sido Green Book y Black Panther quiere decir que los miembros de la AMPAS quieren una cosa: público joven.


Desde el año pasado que se anunció, entre otros cambios, el hecho de que se daría un Oscar a la Película Más Popular (o algo así, no recuerdo muy bien el término que se le daría a este premio) muchos se levantaron con sus declaraciones en contra, no sólo parte del gremio (directores, actores y demás) sino público que aún cree un poco que los Oscars realmente premian al séptimo arte y no a la industria de cine Hollywoodense con su aplastante brazo, de modo que esta decisión hizo paso atrás. Pero yo me pregunto: luego de todo lo pasado la pasada noche del 24 de febrero, ¿realmente dio paso atrás?

El hecho de que también la AMPAS diera a conocer que reconocimientos técnicos, entre ellos uno de los más prestigiados a mi parecer como lo es el de Fotografía, se fueran a dar durante los anuncios comerciales, me parecía también era un mensaje más que claro para lo que los Oscars se quieren convertir: "dejar a un lado lo importante para hacer las cosas más dinámicas y tener entretenido a nuestro público, como si fuéramos los Grammy, hagamos eso".

Pero una vez más varios cineastas importantes del gremio dieron a conocer su desencanto y esta decisión dio marcha atrás. Pero ahora yo me pregunto: ¿qué pasó con todos estos miembros de la AMPAS cuando se dio a conocer que la Mejor Película (además del Mejor Guion Original) del año había sido para Green Book? ¿Qué pasó?

Yo entiendo que sin duda alguna, como fueron pocos los que protestaron contra esos cambios que quería hacer la AMPAS, (entre ellos Martin Scorsese) así de pocos fueron los que votaron correctamente para la premiación, y así como muchos votaron por Green Book para que fuera la vencedora, (muchos dicen que entre ellos el que movió sus influencias fue Steven Spielberg, esto claro se dice extraoficialmente) son los muchos que forman parte de un gremio que si bien le importa lo que pasa en su país y el descontento que tienen con su actual presidente, jamás van a permitir que su industria quede como la perdedora.

El triunfo de Green Book es muchos mensajes a la vez, algunos subliminales, algunos incluso si los expongo como yo les doy lectura quizá no los podrán [o querrán] ver. Uno es claramente a Netflix: "podemos reconocer lo hecho por un hombre que claramente es de los mejores realizadores de este siglo y que también ha colaborado con nuestra industria, incluso podemos premiarlo como el mejor trabajo hecho fuera de nuestra industria, pero por muy impresionante que sea tu producto, jamás lo nombraremos el mejor para nosotros", este mensaje claramente es por Roma.


Un segundo mensaje en esta línea bien puede ser para tantas películas extranjeras que ni siquiera fueron nominadas como Pájaros de Verano, cinta que expone cómo la intervención "yanqui" en sus negocios familiares y milenarios termina destruyendo el núcleo de una familia, o incluso una soberbia Burning, que sin ser tan trasgresora, cinematográficamente es una obra maestra, por decir un poco de como también otro mensaje es: "el arte no nos interesa tanto, lo que queremos es dar un mensaje fácil de digerir, y que además nos ponga a nosotros como ganadores".

Uno de los premios que yo consideraba de los más importantes me hizo caer en cuenta que las cosas no pintarían nada bien esa noche: Mejor Guión Original. A mi parecer la única película que de haber estado nominada a Mejor Película le hubiera arrebatado el Oscar a Roma, sólo por las cuestiones cinematográficas, era First Reformed.

La extraordinaria película de Paul Schraider sólo fue nominada a este premio, que sin duda alguna tuvo que haberlo ganado, pero si no estaba ni nominada a Mejor Director, ni Mejor Película (y no fue nominada la mejor actuación masculina del año por el impresionante Ethan Hawke), era imposible que lo ganara. Al final de la noche se premió a la película menos trasgresora, no podemos decir que, a la más políticamente correcta, porque muchos dirán que esa era Blackkklansman, pero era trasgresora, y si bien eso levantaría mucho revuelo, no deja un estado sedante y de apariencia feliz, como Green Book.

En el departamento de Actuaciones por un lado se premió lo obvio, como las actuaciones masculinas, y lo justo en las actuaciones femeninas; las categorías técnicas fueron por lo general bien galardonadas, entre ellas las de los departamentos de sonido y música, efectos visuales y maquillaje.

Pero hubo estatuillas que no debieron entregarse porque simplemente uno no comprende el porqué de esa decisión, como el hecho de creer que el diseño de producción de Black Panther es mejor que el de Roma o La Favorita, a mi parecer ni en una realidad realmente distorsionada, así como el de Mejor Edición para Bohemian Rhapsody, un proyecto que para empezar fue presentado sin director, y que además haya estado también considerada para Mejor Película, pero no First Reformed, es realmente un insulto.

Mejor Guión Adaptado fue para Spike Lee, quien al parecer sólo ostentará al igual que Tarantino en su momento a esta clase de premios, y quien fue el más ofendido por la decisión de la AMPAS por el Oscar a Mejor Película (además de circular una fotografía en la web donde da un abrazo a Cuarón y parece decirle algo). Mejor Fotografía para mí era mucho mejor el trabajo en Cold War o La Favorita, pero el trabajo en Roma, lo haya hecho quien lo haya hecho, también era de primer nivel.


Vestuario, muchos como yo, renegamos porque Black Panther le ganara a La Favorita, pero eso quizá sea un capricho de unos pocos. Mejor Película Animada fue para Spider-Man: Un Nuevo Universo, cuando a mi parecer lo tuvo que haber ganado Isla de Perros, pero uno comprende lo que la AMPAS quiere: tener más público, nuevo público. Los números musicales estuvieron apenas "bien", nada extraordinarios.

Si antes lo creía, luego de esta ceremonia lo confirmo: los Oscars son cada vez menos relevantes, donde años atrás parecía que la inclusión y prioridades sociales y políticas estaban sobre el arte, este año le han dado la espalda a esas cosas que según defendían, reluciendo la doble moral que domina a la industria en Hollywood, para premiar sí lo que denuncia, pero de la peor manera, de la manera fácil, a través de estereotipos, que hace crítica como si fueran los setenta, y que no toma el asunto de manera profunda, sólo lleva en su mensaje un efecto sedante.

Que quizá los problemas que nos atañen son muy similares a los de una de las décadas más revulsivas del siglo pasado como lo fueron los setenta, quizá sí, pero que se deben de combatir de cierta manera, con respeto y tibieza y no con propuesta, con trasgresión, con esa trasgresión que se crea a través del arte, eso es lo que no voy a entender. El arte, y los mensajes que manda mucho cine allá afuera, hablado en un sin fin de lenguas y lenguajes, es mucho más fuerte y mucho más importante que cualquier ceremonia de premiación, la que me digan. Lo firmo, y como siempre, a título personal.

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