lunes, 13 de enero de 2025

Editorial: Cada vez me gusta menos ir al cine

texto ANDREI MALDONADO

Cada vez me gusta menos ir a una sala de cine. Las últimas veces que he ido, ya sea al cine comercial o a la Cineteca, me he encontrado con gente que revisa su celular todo el tiempo, que recibe y contesta las llamadas, que platica cada momento de la función y no sobre la película, gente que llega tarde y te echa la luz de su celular en la cara, que mete a niños a funciones no infantiles, cines que prenden la luz antes de que termine la función.

Cada vez entiendo más por qué la gente prefiere ver las películas en plataformas y creo que también lo voy prefiriendo. Y aunque la experiencia en una sala siempre será especial (sobre todo, creo yo, por la compañía con la que vayas) puedo asegurar que muy pocas películas justifican realmente ser vistas y escuchadas en una sala profesional, quizá solo las efectistas.

Otro punto en contra de ir a una sala tradicional es la pobre oferta que se tiene, al menos en una ciudad como Durango. Es más probable ver la final de un reallity, un concierto de K-pop o un show de stand up que una película en las salas comerciales. La cartelera de los cines tiene de todo, menos cine y eso quedó en evidencia este año con la final de la “Casa de los famosos”.

También se da el tema de la audiencia. Poca gente se da el tiempo de disfrutar el momento, la mayoría lucha por tenerlo retratado en sus redes. Y eso pasa en eventos deportivos, conciertos y los viajes, donde se prefiere tomar la foto o hacer el en vivo que disfrutar de una cascada o un río. El arte de la contemplación muere en el ánimo de conquistar la inmediatez.

Nada menos el pasado 1 de diciembre en la Cineteca de Durango. Estaba a reventar durante la función de "Hecho en Durango", pero había varias personas tomando fotos, grabando video o incluso transmitiendo en vivo cuando se proyectaba el corto de su familiar o amigo, y en cuanto acabó se fueron ¿Realmente pusieron atención a lo que estaban “viendo”? ¿Lo disfrutaron?

En Durango no deberíamos tener festivales de cine, solo concursos de cortometrajes. De la programación de cualquiera de los festivales es la única función que realmente llena la sala. El morbo de verse en pantalla y el deseo de ganar un premio es a lo único a lo que va la gente. Las películas pasan a segundo o tercer plano. Lo importante es estar ahí, aunque no lo estés.

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