texto ANDREI MALDONADO
Sin duda alguna una de las figuras más reconocidas de la Revolución Mexicana es Francisco Villa. Doroteo Arango Arámbula, nacido el 5 de junio de 1878 en la hacienda de La Coyotada, en San Juan del Río, Durango, encabezó no solo los ideales del pueblo (de ahí a que el Gobierno Federal en 2023 lo haya declarado como “El revolucionario del pueblo”) sino que además se volvió estandarte de un movimiento social que pronto le daría la vuelta al mundo.
Tal fue el impacto de Pancho Villa y sus Dorados que en 1914 la Mutual Film Corporation, empresa de filmación norteamericana establecida en Nueva York, le propuso a Villa pagarle por filmar sus batallas. Se dice que el trato, realizado en Ciudad Juárez el 3 de enero, fue cerrado por la suma de 25 mil dólares y el 20 por ciento de las ganancias en taquilla; de este trato se hicieron dos cintas, la primera “The Battle of Ojinaga” y la segunda “The Life of General Villa”.
“The Life of General Villa”, cinta muda que se divide en dos partes, una que muestra al general en acción y en las muchas situaciones en las que una guerra como la que disputaba este caudillo y podían suceder. La otra parte era la recreación de la vida temprana de Villa, sus inicios como bandolero y contrabandista, hasta su ascenso a general, según relatos que el propio Pancho le brindó a la productora, mucho de ello se cree ficción. Raoul Walsh fue el encargado de darle vida.
Se dice también que Pancho se comprometió a que sus batallas se disputarían de día (de las 9 de la mañana a las 5 de la tarde) para favorecer la calidad de las tomas, y que cambió en varias ocasiones sus estrategias para fines artísticos; incluso se comprometió a escenificar una batalla si no ocurría ninguna. También es conocida la anécdota sobre el traje de Villa; se dice que el productor Frank Thayer le dio al general un uniforme para su aparición en la película ya que él no tenía uno.
Al paso de los años los metrajes originales de estas películas se perdieron y solo se conservan ciertos fragmentos. El recibimiento de las cintas fue variado: por un lado, refrendó su figura de caudillo de un pueblo oprimido, por el otro, se ganaba la enemistad de quien únicamente lo consideraba un bandolero; posterior a esto su popularidad en Estados Unidos cayó tras la incursión de Villa en Columbus y el interés por filmarlo se perdió, tachándolo de villano en otras producciones.
La película de 2003, “Pancho villa por él mismo”, protagonizada por Antonio Banderas, es la historia de las películas que Pancho Villa filmó; recientemente, la serie “Pancho Villa: el centauro del norte” nuevamente retrató esta parte de la historia del general. El el cineasta Gregorio Rocha, en “Los rollos perdidos de Villa” data de manera documental esta etapa en la lucha armada de la División del Norte, así como de manera ficcionada lo hacen otros escritores.
Pancho Villa según el cine
A partir de la muerte del caudillo, su legado en las artes ha sido de tal impacto como lo fue en el resto de los aspectos de la sociedad postrevolucionaria. El cine ha sido un vehículo por el cual se ha hablado (y seguramente se seguirá hablando) de un hombre tan controversial como admirable. Desde aquellas películas que lo alaban como héroe hasta que lo exponen como un hombre cruel. Producciones tanto mexicanas como extranjeras que crean discursos divergentes.
Uno de los primeros retratos desde la ficción fue “¡Vámonos con Pancho Villa!” (1936), de Fernando de Fuentes, una adaptación del libro homónimo escrito por Rafael F. Muñoz en 1931, en donde se muestra a un Pancho Villa siniestro, indiferente ante la muerte de sus caudillos. Los protagonistas de la historia, autodenominados “Los leones de San Pablo”, mueren uno a uno en diversas batallas, y el último de ellos se da cuenta del vacío de su empresa.
Otra película donde se pone a contraluz la figura del general es “¡Viva, Villa!”, una película bastante peculiar donde se incluye cierto grado de humor a la figura del general, sin dejar de lado su perfil mujeriego y su ser cruel ante los rivales. Destaca cómo se le cambia de nombre a ciertas ciudades y personajes de manera deliberada y se agregan parte de la vida de Villa que en realidad no existieron. Aquí bien pudo iniciar un mito que se convirtió en leyenda en todo el mundo.
Otras películas han retratado la vida o parte de la vida de Villa, con menor o mayor éxito, tanto para el cine como para la televisión. Están desde “Villa cabalga”, en donde aparece Charles Bronson como Rodolfo Fierro; “El desafío de Pancho Villa”, un spaguetti western español de 1972; “Así era Pancho Villa”, de Ismael Rodríguez; y las filmadas en Durango “Chicogrande”, de Felipe Cazals, “Villa, itinerario de una pasión” y “Columbus: en busca de los dorados de Villa”, de Marcos Almada.
La lista continúa con títulos como “La muerte de Pancho Villa”, con Antonio Aguilar como Doroteo Arango; “El tesoro de Pancho Villa”, de Arcady Boytler; la cinta española “La guerrillera de Pancho Villa”; “Entre Pancho Villa y una mujer desnuda”, de Sabina Berman; “La venganza de Pancho Villa”; “La sombra de Pancho Villa”; “Si adelita se fuera con otro” y “El centauro Pancho Villa”, ambas protagonizadas por José Elías Moreno, ambas con 20 años de diferencia.
Buscar la verdad sobre quién fue o qué hizo Pancho Villa a través del cine es, en sí misma, una empresa perdida. Aún para historiadores y cronistas especializados en la materia, dar con una sola imagen nítida del revolucionario es casi, por no decir totalmente imposible. Basta ver el largo recuento de películas donde el centauro aparece como protagonista o forma parte de alguna manera de la historia y en base a eso tratar de llegar a una conclusión propia sobre este personaje.
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