jueves, 3 de marzo de 2022

Batman: el antihéroe por antonomasia

texto ANDREI MALDONADO

La fascinación por los antihéroes -villanos vueltos salvadores, o bien héroes con personalidades límites- ha tenido un repunte en el cine y la TV en los últimos 20 años. Desde los antihéroes de historietas como Hellboy, o provenientes de la literatura como Sherlock Holmes, pasando por Dr. House en las TV-Series, el público ha llegado a adorar estos personajes sarcásticos, oscuros y violentos. El punto cumbre lo han alcanzado las películas dedicadas a contar la vida de los antagonistas, los villanos, como Maléfica o El Joker, que ya venían quitándole protagonismo a los superhéroes desde tiempo atrás. 

Sin embargo, el antihéroe por antonomasia es Batman. El caballero de la noche no es un super héroe, sino un justiciero ciudadano. Es decir, no es pura bondad, como lo sería Superman, sino un hombre atormentado por su pasado, por la tragedia, que adopta una doble personalidad para vengarse en búsqueda -consciente o no- del criminal que les arrebató la vida a sus padres, dejándolo en la orfandad. Y no solo eso. Dicha venganza la ejecuta utilizando el terror como herramienta: hay que hacer sufrir a los criminales, y para ello utiliza la figura del murciélago, un animal que inspira miedo. 

En The Batman (Mat Reeves, 2022) volvemos a tener a ese Batman que no busca “encajar” en el mundo de los super héroes, como lo hicieron ver las versiones noventeras del hombre-murciélago (sí, incluso el de Burton) y que sí mostró Nolan en su afamada trilogía. Aún más: el Batman de Reeves (interpretado por el vilipendiado y a la vez amado Robert Pattinson) es un vengador perdido, mortal, al cual no todas las acrobacias le tienen que salir bien, que no es un galán empedernido que conquista una mujer tras otra en ostentosas cenas de beneficencia, haciendo siempre alarde del apellido Wayne. 

Dejando de lado lo evidente (excelentes efectos especiales proveniente de los millones que hay detrás de esta producción) el guion cumple con potencializar aspectos no destacados en otros filmes sobre Bruce y su alter ego, aunque a los fans más apegados a los cómics estas libertades creativas no les gusten tanto; igualmente, destacan los personajes que acompañan al protagónico, como su cómplice Catwoman (interpretada por Zoe Kravitz) o los villanos de esta ocasión: El acertijo (Paul Dano) y El pingüino (Colin Farrell), amén de algunos aspectos que bien pudieron resaltar en sus personalidades. 

Un Acertijo próximo a la locura de El espantapájaros de Batman: Begins y el Joker de Batman: The Dark Knight, que bien pudo haber sido más un asesino serial que un sociópata; mismo caso con el Pingüino, el cual suponemos cobrará más protagónico en una secuela (como deja entender la película, pasará en el futuro de una nueva trilogía en el universo DC), que bien nos hubiera gustado como jefe de la mafia de la caótica Ciudad Gótica, y no un mero matón de los capos de las drogas. 

Que la película toma tonos oscuros, eso es cierto, pero que pudo ser mucho más cruenta, también lo es. Con tanto promocional en cromáticas oscuras, uno bien podría esperar una cinta más al estilo Seven o The Figth Club, algo más David Fincher. Aún más, quizá muchos esperábamos una película más al estilo Joker, que contara los orígenes más humanos y menos de historieta del vengador, cosa que tampoco ocurre en pantalla, pues nos arrojan (como en los 90’s) a un mundo donde Batman es parcialmente aceptado por la sociedad. 

En general The Batman cumple: no es una película palomera más, un producto consumible y desechable como viene sucediendo con la mayoría de las películas de super héroes. Tampoco es una película que revolucione el género, como lo hizo Joker o, desde la sátira, Birdman, y mucho menos es una obra maestra. Quizá el mayor mérito es que rescata el tono noir, casi de aventuras de detectives y espías, en el que se desarrolla la historia del más humano de los superhéroes o, mejor dicho, el antihéroe por antonomasia. 

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