martes, 9 de noviembre de 2021

"Fauna": ¿cine de lo absurdo o narcoficción?

texto MARÍA DEL ROSARIO HERNÁNDEZ MACEDA

El mexicano canadiense Nicolás Pereda (1982), director de películas como Minotauro (2015), Los mejores temas (2012) y Verano de Goliat (2010), ha presentado sus cortos y largometrajes en festivales como Cannes, Berlín, Venecia, Locarno y Toronto, así como en galerías de arte como el Reina Sofía de Madrid, el Museo Nacional de Arte Moderno de París, el Guggenheim y el MoMa de Nueva York. En México ha ganado el premio a Mejor Película Mexicana en los festivales de Guadalajara, Morelia, Guanajuato, FICUNAM, Monterrey y Los Cabos. Desde 2007 colabora con el grupo de actores “Lagartijas tiradas al sol”.

Fauna se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto en el año 2020 y en el 2021 formó parte de la exhibición virtual FICUNAM, donde la vi por primera vez. Debo decir que la tensión aparece y permanece de principio a fin, pues mezcla el hiperrealismo con la comedia y con la metaficción, el teatro dentro del teatro y dentro del cine. Existen momentos en que la comedia trae consigo risas para transformarse, severamente y sin cortes, en genuina incomodidad.

Contrario a lo que se podría pensar, Fauna sí tiene un guion completamente estructurado, todo lo que se dice en la película está descrito. Me parece importante mencionar esto en primera instancia, pues he notado que una gran fracción del visionado que ha tenido, concluye en una lectura errada de absurdismo. Esto aunado a la filmografía de Pereda, que nos permite conocer su carácter juguetón y fascinado ante la improvisación de los actores. 

A primera vista resulta fácil llegar a ese resultado si como espectador se tiene una actitud pasiva y deslindada. Sin embargo, he encontrado varios componentes dentro del filme que anulan esta noción del absoluto absurdo, pues se tocan temas como la violencia y el narcotráfico, y aunque no lo hace de manera propositiva ni resolutiva, sí responde de forma reflexiva. Esto último será, a grandes rasgos, el tema central de esta crítica. 

Antes de comenzar con el análisis de algunos elementos, también me parece necesario señalar, para quienes no han tenido acercamiento al universo de Pereda, que su equipo de colaboradores-actores se conforma por Lázaro Gabino Rodríguez, Luisa Pardo, Teresita Sánchez y José Rodríguez López. Sus nombres reales casi siempre les son asignados dentro de las películas (Luisa Pardo interpretará a Luisa). 

Particularmente en Fauna tenemos la participación de Francisco Barreiro (Paco), mejor conocido por su aparición en la serie mexicana “Narcos”. Por lo que su personaje es clave en la emisión de la percepción superficial del narco en México, esto dota de una característica creativa a la ya mencionada filmografía, en donde la ficción se desdibuja y disuelve con la realidad. 

Una de las herramientas que más disfruto en el cine de Pereda es el uso de planos generales largos, lo veo como una manera de escenificar la elasticidad del tiempo, lo cual abordaré más adelante. Ahora bien, para entrar en detalle, incluiré la sinopsis y, a manera de advertencia, hablaré sobre algunas escenas, por lo que recomiendo haber visto la película antes de seguir leyendo.

Sinopsis: Luisa y Gabino visitan a sus padres en un pueblo minero en el norte de México. Paco, el novio de Luisa, provoca el único interés del padre en ellos al actuar el papel de un narco. Para hacer frente a las tensiones familiares, Gabino imagina una realidad paralela de detectives y crimen organizado. Una versión astuta y cómica de cómo la violencia se ha infiltrado en la imaginación popular de México.

En sentido estricto, Fauna tiene una estructura a la que Robert McKee denomina Minitrama, podemos identificar sus elementos como lo son múltiples protagonistas, conflicto interno, protagonista pasivo y final abierto. Encuentro que el valor narrativo en el filme yace en la representación de una realidad particular y en la condensación del tiempo. No se trata de una historia que se cuenta, sino de momentos, espacios, situaciones y emociones que conforman un todo.

Si tuviera que hablar sobre golpes de efecto, diría que estos, más que sucesión de secuencias, acciones concretas o transiciones, recaen en la mera participación afectiva. Algo que caracteriza a este largometraje de justos 70 minutos es, precisamente, el uso permanente de planos largos. Escenas que en lugar de emplazar la importancia en cosas, personajes o conflictos como tal, lo hace en la búsqueda de intercambio emocional con el espectador, importan los diferentes sentimientos y emociones que comunican las situaciones, relaciones y dinámicas. 

Por lo que la información a priori pasa a segundo plano y nos deja para enfrentarnos a diferentes momentos en los que el tiempo revela su verdadera elasticidad ¿Qué quiero decir con esto? Un ejemplo más claro sería el plano de 8:46 minutos en donde Gabino, su papá y Paco conviven en una cantina, el papá le pide a Paco que interprete para ellos una escena de la serie en la que participa. Sabemos que Gabino lo mira fijamente, aunque no podamos ver su cara. 

Paco, incómodo, le comenta que en esa temporada no tiene diálogos, pero el papá insiste. Entonces lo vemos interpretar la escena sin diálogos (que realmente pertenece a la serie) durante 1:25 minutos, el silencio total, la inmovilidad de la cámara y la no acción de los personajes, nos dan como resultado una expansión del tiempo, que provoca cierta incomodidad, pues a simple vista da la impresión de que no sucede nada durante mucho rato, aunque no llega ni a los dos minutos. 

Finalizada la meta escena, el papá, lejos de estar impresionado, le pide que se invente diálogos y lo haga de nuevo, poniendo a prueba las habilidades actorales de su nuero. Paco no sabe cómo reaccionar ante tal petición, surge la comedia para el espectador, pero también podemos experimentar la frustración. Paco sale de la cantina, Gabino y su papá se preguntan si se habrá molestado, entonces Paco regresa, interpretando al protagonista de la escena que había realizado antes, caminado por el espacio la cámara fija lo sigue, es el único movimiento en toda la secuencia. 

A mi parecer, esta meta escena representa la caricaturización del narco, o la visión sobre la representación del crimen en México, la fascinación de las audiencias ante estos contenidos. Y esta vez el tiempo, aunque dobla la duración de la meta escena anterior, se contrae gracias al movimiento, la acción y el sonido. 

Por último, el papá realiza su exigencia por tercera vez, y podemos experimentar la incomodidad de Paco, al mismo tiempo que nos reímos de lo aparentemente absurdo de la escena, vemos cómo se prepara para comenzar de nuevo, y la secuencia llega a su fin. Esta connotación en el uso del tiempo nos da las claves para entender Fauna, nos obliga a participar y a sentir, además de que nos muestra su maleabilidad. En el cine es posible, entonces, acelerar y desacelerar, expandir o contraer, sin hacer uso de cortes o transiciones

Por otro lado, quiero resaltar el eco o tributo que hace Pereda a Sonata de Otoño (Ingmar Bergman, 1978) en la escena que sucede a la secuencia que acabo de describir. Encontramos a Luisa y a su madre durmiendo en la misma cama, la iluminación da una sensación lúgubre. A la mitad de la noche, Luisa le pide a su madre que le ayude a repasar el texto para una audición que tendrá próximamente. Van a la cocina y Luisa emite el diálogo de manera inconsistente y plana, su madre le dice que ella lo haría diferente, entonces Luisa le pide que le enseñe. 

El encuadre replica de manera inversa una de las escenas más emotivas en Sonata de Otoño, Teresita (la madre) interpreta el mismo diálogo con una entonación mucho más severa y penetrante, fin de la secuencia. Al descubrir este detalle, podríamos interpretar la relación que tiene Luisa con su madre, parecida a la de las protagonistas en la cinta de Bergman. Y aunque esto no tiene un peso importante en la trama, nos ofrece una experiencia en la que logramos identificar la relación conflictiva sin la necesidad de ver el desarrollo de una historia entre ellas. 

Esto último también es clave, no tenemos una trama concreta, no sabemos mucho sobre los personajes, pero podemos reconocer las dinámicas familiares, afectivas y sociales a partir de cómo se desenvuelven los personajes en las diferentes situaciones a las que se enfrentan. Así mismo, creo que una de las virtudes por las que destaca Fauna, es el juego de metaficciones que interpone en la trama. Mucho se ha dicho sobre la ficción dentro de la ficción en este filme, pero mi interpretación va más allá de haber visto un experimento del lenguaje cinematográfico. Señalaré algunos puntos para evidenciar la conclusión. 

Tenemos a Gabino leyendo un pequeño libro, Luisa le pregunta sobre qué se trata. Gabino comienza a narrar y la imagen nos lleva a otro espacio/tiempo donde el mismo actor (Gabino usando una peluca) está en busca de un hombre desaparecido, Rosendo Mendieta. Tiene un encuentro incómodo con Flora (que es Luisa), y el narrador menciona algo sobre un interés amoroso. Así es como vamos recorriendo esta metaficción, mismos actores, mismos escenarios. 

Desde mi perspectiva, no se trata de algo aislado a todo lo que vimos antes, sino que es, de hecho, la amplificación de lo que se fue construyendo. Existen muchas contradicciones entre los diálogos y las acciones, es como si intencionalmente montasen un teatro en el que participan todos en el pueblo. 

Finalmente, en la última secuencia, vemos a todos los actores/personajes que aparecen en la película, excepto a Paco, con actitudes alejadas de las originales, algunos también usando peluca. Y Teresita canta una canción en la que se mencionan líneas reveladoras como “Si eres mi madre, yo soy Edipo”,” Si eres mi hermano, seré incestuosa”, y ”Si eres quien viola, soy constitución”. 

Fauna (Luisa con peluca) es quien va a la cantina y baila con Gabino, además, la evidente ausencia de Paco me hace pensar que también lo desaparecieron, completando la representación de su papel. Y, la última y más obvia de las señales es el encuadre final, donde pasamos de un corte a negro, a ver a Fauna (Luisa) y a Gabino intercambiando miradas sospechosas y hasta coquetas en la parte trasera de un coche. Escuchamos la voz en off de Gabino preguntarle a Luisa “¿te puedo decir algo?” mientras el Gabino con peluca se acerca al oído de Fauna. 

Sin duda, Fauna es una película que juega con el tiempo, con la actuación de la actuación y con el lenguaje mismo, pero esto no la exenta de tener vacíos discursivos. Sin embargo, me parece un excelente ejercicio donde, desde otro lugar y con otras herramientas, refleja la implantación de la violencia en el imaginario colectivo. Lo absurdo es, entonces, el hombre, el actor, el mexicano.

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