viernes, 13 de septiembre de 2019

"María Candelaria" y la herencia de identidad

texto MAIRELY YARESI MURO MONTES

Se dice que Emilio "El Indio" Fernández escribió María Candelaria como regalo de cumpleaños para Dolores del Rio quien, junto a Pedro Armendáriz, dieron vida a Lorenzo Rafael y María Candelaria, una pareja destinada a la desgracia.

María Candelaria es una indígena que fue echada del poblado por ser la hija de una prostituta y vive en una choza aislada. No desea nada más que criar su marranita hasta que llegue a la edad de parirse para que pueda vender los cerditos y comprarse un vestido para casarse con su prometido Lorenzo Rafael. Sin embargo, el destino no los dejará en paz.

El cacique, quien la pretende, se aprovecha de su pobreza para sacar ventaja. La exnovia de Lorenzo Rafael fomenta el odio hacia María Candelaria en el pueblo. Un pintor conocido que viene de México para grabar a los indígenas en sus cuadros se deslumbra por belleza de María, quiere pintarla y procura ayudarla, pero sus esfuerzos le salen mal, y se la llevan sin intención a su fin trágico.

La película nos muestra la crueldad de una sociedad prejuiciosa, que se dice religiosa, la diferenciación de clases y razas, pues, aunque se trata de una comunidad indígena, la preferencia por los extranjeros es notoria. Nos detalla el sinfín de prejuicios eclesiásticos y patriarcales que caracterizaba al México del siglo XX.

Cada personaje tiene una identidad, María Candelaria representa a una mujer dócil, sin embargo, no se siente víctima, por el contrario, soporta todo lo que se dice de ella, además la motiva el amor que siente por Lorenzo Rafael, quien a su vez es un ser humano noble, amoroso y protector; Don Damián, el cacique, la persona que con un poco de poder y dinero manipula las situaciones a su favor debido al odio que le genera el desprecio de Candelaria.

El villano de la película representa la lamentada pérdida de identidad: Damián forma parte de la comunidad, pero no se considera indígena, desprecia a sus empleados y al resto de sus vecinos se refiere a ellos, en tono despectivo, como “los indios”, es bravucón y cobarde, en contraste con la humildad y valentía de Lorenzo Rafael.


El atuendo refuerza su diferencia con el resto de la comunidad; no es casual que lleve el traje regional jalisciense, símbolo de la nación mestiza desde mediados del siglo XIX, utilizado por los hacendados. Damián es el retrato negativo de esa generación de indígenas beneficiados por los cambios sociales, nuevos propietarios integrados al proceso modernizador y a los valores liberales.

Dolores del Río logra su máxima altura, su consagración como actriz poderosamente dramática. Incluso en los escorzos más rebuscados, no pierde el tinte sombrío de mujer perseguida. Pedro Armendáriz, dueño total de su papel el indio manso, el indio sumiso al que sólo un choque brutal puede despertar a una realidad. María Candelaria es la exaltación, la sublimación de uno de los paisajes más hermosos de nuestro país, y la exposición, en perfecto y acompasado tono dramático, de una tragedia absoluta.

La cinta posee una gran riqueza técnica y estética, además de la inigualable fotografía de Gabriel Figueroa, gracias al énfasis que se le da a la imagen por encima de la narración o la música. Tanto los elementos simbólicos de la película, su planteamiento estético vital, los ritmos que sugiere, la función del tiempo, la obsesión por retratar objetos (cuadros, estatuas, monumentos), como la relevancia que se le concede al paisaje, hacen que cada plano sea un poema, y que esta obra cinematográfica siga vigente en el tiempo.

La película fue ganadora del premio Palma de Oro del Festival de Cannes en 1946 y el reconocimiento a la mejor cinematografía para Gabriel Figueroa en el mismo festival. Era la primera vez que una película mexicana era reconocida por el premio más importante a nivel mundial. Es innegable pensar en la influencia que tuvieron películas como María Candelaria en el desarrollo social de nuestro país.

El Indio Fernández buscaba “ayudar” a formar la identidad del mexicano, su visión ha sido objeto de distintas opiniones, desde mi punto de vista María Candelaria fue una de las películas de dicho director que inició con la construcción del México en que ahora vivimos, de ahí que la historia sea familiar por los arquetipos que hombres y mujeres ejecutan fielmente: los roles del macho, de la mujer que sacrifica todo, del indígena que por honor no puede aspirar al progreso, el extranjero malicioso; el sufrimiento, la espera, el honor, la humildad, ¿en realidad reflejaba a una sociedad o eran los cimientos de un país futuro?

Fue así como se crearon roles que se siguen ejecutando por una considerable parte de la población en México, mujeres que sufren, hombres que abusan de mujeres, campesinos que deben honrar su humildad y el aceptar la falta de desarrollo, ¿el nacionalismo que Emilio Fernández buscaba, nos dejó una herencia confusa de quiénes somos? La respuesta depende de cada uno de nosotros.

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