jueves, 30 de mayo de 2019

“Hazme cambiar de opinión”: el trabajo de Gonzalo Lira

texto LUIS CARLOS MENA GARCÍA

Es curioso como las mentiras blancas, las pasiones y las relaciones interpersonales se complementan para llevarte a un lugar completamente desconocido, pero que al final, terminan siendo la chispa que detona toda una carrera profesional que te lleva a vivir un sinfín de experiencias memorables. Gonzalo Lira es un crítico de cine que formó parte de la reciente edición del Festival del Nuevo Cine Mexicano de Durango.

Durante la deliberación pública de la crítica, en las instalaciones del Centro Revueltas (CORE), Gonzalo formó parte del jurado para opinar sobre el material de cine que se proyectó en esta sala ante algunas personalidades que forman parte de este medio, y, sobre todo, ante el público, el más importante.

¿Cuántos años tienes trabajando en la industria del cine y cómo fue que llegaste ahí, pero sobre todo a ser crítico? ¿Cómo fue ese proceso?
“Tengo siete años dedicándome a esto formalmente, aunque realmente toda mi vida lo único de lo que hablé fue de cine”, responde.
Esto define la pasión que tiene alguien acerca de un tema en específico, a pesar de no haber logrado -aunque no era su objetivo- ser un cineasta, por no contar con ciertas aptitudes.

Gonzalo avanzó a través de sus relaciones para meterse de lleno a la crítica de cine, ya que para él es la mejor forma de expresar sus ideales, pensamientos, locuras y demás, no con la intención de ser alguien arrogante para demostrar y justificar a toda costa que no es el típico crítico cineasta frustrado, sino porque sabe quién es él como alguien capaz de pensar por sí mismo, consciente de que no tiene que seguir una manada de ovejas para ser aceptado dentro de la misma industria del cine, puesto que todo el arte es meramente subjetivo.

Sin embargo, lo que comparten todas las ramas del arte es sensibilizar al público para que pueda apreciar el mensaje que está ahí, interpretado de acuerdo a la idiosincrasia de cada uno.

“La gente sabe cómo opino yo y que digo las cosas como las pienso”, es por esta razón que no le huye a que se le acerquen, es decir, nada como hablar con la verdad para definir lo que hay en tu mente, sin la intención de ponerte en un pedestal y afirmar que tienes la verdad absoluta.
Por ejemplo, al momento de hacer la deliberación pública, él, Arantxa Luna y Marcelo Tobar le dieron el premio a M, de Eva Villaseñor, mientras que Asfixia, de Kenya Márquez, la primera película que descartaron, fue la que ganó los otros dos premios: “Entonces ¿cómo justificas esta postura de ‘como crítico tengo la razón’, si existen otros dos jurados que son el público y el jurado joven que tienen otra visión o que no están muy contaminados por la industria? ¿Cómo justificas que sea tan polarizado?”

¿Cómo es una persona que vive dentro de la industria del arte? ¿Todo su entorno es en relación con éste? ¿Podrá separar una cosa de otra? Como se dijo antes, la subjetividad está antes que todo. El mismo crítico de cine comentó que hace falta una educación acerca del silencio, y escuchar con la cabeza completamente abierta, puesto que de todas las personas se puede aprender algo valioso, gracias a que todas las historias vienen de un contexto y una educación completamente diferente.

Sin embargo, en el ambiente de los festivales juegan mucho el ego y las relaciones personales, sobre todo en Durango, puesto que entre más reducido sea el grupo, te obliga a convivir con ciertas personas. “Me parece muy interesante y muy sano aprender a escuchar y respetar la discrepancia. Quizás puedas terminar premiando una película de alguien con quien no generaste un lazo tan fuerte”. De eso se trata, de utilizar al otro como un espejo.

¿Cómo interpreta un crítico al arte cinematográfico?
“Puede sonar muy básico y muy ñoño, pero eso es lo que me gusta del cine, que con la visión de alguien más, puedes analizarla y encontrar los puntos en los cuales te conectas con alguien que no necesariamente tiene cabida en tu vida. A mí sí me emociona el hecho de decirle a alguien, ‘ok, venga, hazme cambiar de opinión’”. Esta es la belleza del ser humano que Gonzalo interpreta en su mundo.

Estar “en los medios” significa siempre estar en contacto con nuevos públicos, adaptando el lenguaje constantemente para poder surfear todas las olas, y una vez que las domines, interactuar más profundamente con ellas.

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