texto y fotografía JUAN JOSÉ ANTUNA
¿Qué hace que un festival tan pequeño en infraestructura perdure y tenga vigencia durante tanto tiempo? ¿Qué lo hace ser uno de los festivales de cine más longevos de México? Será quizá su programación, sus invitados especiales, la bolsa de premios que entrega, el lugar donde se desarrolla. Para mí la respuesta es una, y es tan sencilla, que lo sencillo a mi parecer simplemente no se puede comprar: la personalidad y la conexión.
Hablar del Festival de Cine de Todos Santos es hablar de un festival que tiene una identidad, para empezar, como secundo a este hecho sumemos el que tiene una personalidad como ningún otro: muchos de los festivales que tenemos en el país son muy parecidos, este no se le asemeja a ninguno, es único en su tipo, desde el modo por el que está hecho, las personas que lo hacen, que no es más que una suma de voluntades y de amor por el cine y el lugar donde se exhibe.
Gente del lugar suma esfuerzos para que este se lleve a cabo, no sólo instituciones culturales y gubernamentales para que este festival se lleve a cabo. La selección y secciones que tiene el festival son un plus más, que van desde proyectar un cine latinoamericano muy diferente al que se acostumbra conocer, lo mejor del cine mexicano contemporáneo y trabajos de la escuela de cine para pequeños que tienen en tan privilegiado lugar, 16 años no son pocos para un proyecto que tantas alegrías brinda a un lugar que no tiene un cine como tal.
Pocas veces la gente de Todos Santos tiene la oportunidad de que su bellísimo teatro se convierta en un cine, y ver cine que de una manera u otra toca temas importantes para la comunidad, que los acerca a cine latinoamericano que muy pocas veces tenemos la oportunidad de ver en provincia, a lo mejor de nuestro cine nacional.
Escribir este corto texto es sólo una forma de difundir y desear que este festival cumpla por lo menos 16 ediciones más, que lleven alegría y acerquen a la gente a ver cine de primera calidad, que les haga ver más allá, que los haga ver cosas importantes, que cree comunidad, que fortalezca la educación y la formación cinematográfica de jóvenes en desarrollo, para que en un futuro apliquen todos estos recursos y conocimientos en beneficio de su comunidad.
Pocos festivales hay en el país con la personalidad del Festival de Cine de Todos Santos, que se hace para su gente, para su comunidad, un espacio como pocos, que debería ser replicado en tantos bellos pueblos mágicos como este. Esperemos los vaya habiendo más.
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