martes, 23 de abril de 2019

Aliens: el regreso de la franquicia

texto ANDREI MALDONADO

Con dudas dejadas deliberadamente sin responder (como el motivo real de la “compañía” para enviar a la Nostromo a ese planeta) Aliens o Alien: el regreso (en Latinoamérica) llegó a las pantallas de los cines en 1986. Esta vez quien estaba a cargo del proyecto era James Cameron, que había ganado reconocimiento en la ciencia ficción por el éxito obtenido en 1984 con Terminator.

Esta historia, si bien se toma demasiadas libertades para explicar conceptos como el sistema reproductivo de las criaturas, terminó siendo todo un “blockbuster” como Cameron le había prometido a la Twenty Century Fox ¿el secreto? Pasar de un trhiller-body horror a una película de acción, llena de disparos, persecuciones y explosiones en un planeta infestado de criaturas malignas.

Con una narrativa visual casi de un videojuego, Aliens contribuye a la formación de conceptos que de aquí en adelante se hacen indispensables en la saga. El primero de ellos fue convertir a la teniente Ripley de una simple sobreviviente a una mujer aguerrida, capaz de cargarse ella sola a una multitud de bichos espaciales. La figura de una heroína de carne y hueso, armada hasta los dientes.

Por otro lado, la creación de la Alien reina, lo que, si bien es un acierto a manera de tener una antagonista, provocó que, a los ojos de muchos espectadores, el xenomorfo no fuera más que un animal, con un sistema de vida muy similar al de un insecto. Sin embargo, al público le encantó la película y no era para menos, fue una epopeya de más de dos horas de duración.

Varios elementos más: la tripulación de solo siete en su antecesora es sustituida por una docena de marines, lo que se compensa también con la amenaza de cientos de xenomorfos. Se ve a los humanos una vez más entrar en contacto con la icónica nave desconocida de la primera película. El final es el mismo: ante un verdadero demonio lo único que queda es explotar todo y escapar de ahí.

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