Menospreciada por muchos de los fanáticos “puristas” de la saga, Alien3 es, en realidad, una forma de retomar el espanto ocasionado en la primera entrega, añadiéndole elementos que, por momentos, recuerdan al cine gore. Dirigida por el entonces novato David Fincher, la tercera película de Alien es un preámbulo a nivel imagen de sus siguientes películas (Seven, El club de la pelea).
En esta ocasión Ripley ha vuelto a sobrevivir al colapso. Tras escapar de LV426 en compañía de la pequeña Newt, el androide Bishop y el cabo Hicks, un huevo colocado por la reina Alien ocasiona el incendio de la nave, la cual cae de emergencia en una cárcel de la compañía, en un planeta olvidado llamado Fiorina “Fury” 161. En la caída solo Ripley sale con vida.
Una vez en ese mundo lleno de presidiarios, Ripley se da cuenta que otro xenomorfo ha viajado hasta ahí, y comienza a matar a todos los reclusos. Pero eso no es todo: ella también lleva uno de esos “monstruos” en su pecho. La compañía se entera de eso y va tras Ellen para obtener al espécimen, por lo que debe luchar con la bestia que la ataca, la que quiere salir de su pecho y los intereses de la compañía.
Juzgada negativamente desde que se supo que la Fox alteró el guion original y que, aun hechos esos cambios, intervino en muchas de las decisiones del director (tales como el cambio del comienzo y el final de la historia, así como de que el xenomorfo emergiera de un perro y no de un buey) Alien3 es una excelente película con una fotografía oscura, plagada de escenas sangrientas llenas de horror.
El submundo que Fincher recrea en las entrañas de aquella cárcel, que también es una fundidora, permite un entorno casi urbano, callejero, con un montón de personajes malvados con los cuales, sin embargo, el espectador termina simpatizándose. Un digno final para la saga si la Fox no hubiera pensado lo contrario y en 1997 sacara a la luz la controversial Alien: resurection.
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