texto ERIC EDUARTE VILLA
Al mirar el tráiler de la película -que me lo chuté varias veces en el cine- se anunciaba otra comedia mexicana. Es cierto, es un remake, el número ocho a nivel mundial. Entonces llega la pregunta ¿Era necesaria?
La respuesta es sí y no; no por el alto número de versiones que se han hecho y bastaba incluso con la primera; y sí porque es un aviso a la producción del cine de comedia en México, siendo una película a pesar de enfocar la trama en un juego de celular para revelar infidelidades bajo su soundtrack con canciones de Timbiriche; diríamos que es una más con un guion divertido para venderse en taquilla.
Sin embargo, el montaje de la película nos va llevando a tramos oscuros donde salen personalidades diferentes de personas comunes, más allá del engaño entre ellos, pero es precisamente ese mismo engaño de cómo se maneja la comedia en la película para llevarla incluso por momentos de suspenso. Todo en un marco de encierro, por llamarlo así, en una mesa que se vuelve para ser partícipe de una cena entre amigos, un pequeño lugar donde se lleva a cabo la mayor parte de la película, algo muy poco visto en el cine mexicano.
Si separamos todas las piezas de la película podríamos encontrar una atmósfera distinta a la trama original, algo que difícilmente ocurre con otras películas del género de comedia en nuestro cine. Un momento interesante sucede casi al final, cuando el personaje de Ana se encierra en el baño, cuando los demás van a buscarla se puede esperar una tragedia, pero sucede algo más: vemos un personaje más vivo que nunca, una mujer diferente a la vista durante la película, recordándome a películas con el tema de Femme Fatale, un pequeño guiño ahí, y ese recorrido al dejar el anillo de compromiso en la mesa vuelve a la película en una en trama dramática.
Lo interesante sería que terminara en ese apocalipsis de los personajes y aunque regresan a su "normalidad", nos hace ver que el lado oscuro de los personajes sigue intacto, sin ser descubierto. Para un final alternativo, como el infierno que quedaría o para el que sucedió donde todo queda sin la erupción vista, salgo de la sala de cine con esa reflexión que todos esos demonios de las personas están ahí, en la vida real, engañándose, mintiéndose, un perfecto juego de app del cerebro, aparentemente.
Por esa parte era necesario, puede ser una forma nueva de contar historias en el cine mexicano con géneros pocamente recurridos, su forma, independientemente del mismo guion de la película. El resto de la trama es para reír un rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario