texto ERIC EDUARTE VILLA
El cine mueve nuestras emociones, sentimientos, vemos historias de personajes, pero cuando hablamos del cine M. Night Shyamalan nos encontramos con un juego de imágenes, de sonidos que van más allá de mover las emociones del ser, altera y nos cuestiona el razonamiento del hombre.
A diario cuantas veces platicamos con nosotros mismos, tomamos sin querer diversas personalidades, dependiendo el entorno donde nos encontremos. Sí, Shyamalan nos lleva a esa revelación de cada persona. Eso no significa que todos seamos un Kevin que llega a convertirse en una Bestia, pero quizá haya excepciones y tal vez a eso nos lleve a pensar en las múltiples personalidades que llegamos adquirir.
En Glass vemos tres personajes con un delirio de superhéroe, pero va más allá de ver diversos personajes reflejados de una historieta en una película y hace un desnudo a la mente del ser humano, como fue visto en la obra maestra de Kubrick 2001: odisea del espacio; pero no nos enfocaremos a la ciencia ficción, sino en la parte donde vemos a los primates que son unos antes del monolito y otros después de su llegada.
Es un juego que Shyamalan hace no sólo con esta película, sino con la trilogía empezada con Umbreakable (El Protegido) y después con Split (Fragmentado). Es quizá un trasfondo de análisis de la película que es hasta cierto punto inquietante la personalidad múltiple y como a diario la manejamos sin querer, en unos niveles que no muestran una gran presencia ni riesgo alguno, y sin embargo están ahí.
Shyamalan va más allá de sorprender cinematográficamente, que sin duda lo logra en cada película que ha hecho, metiendo en una batidora el género de la fantasía, el thriller, el terror y hasta el drama, para terminar con un género propio. Al final de Split nos deja con la sensación de una siguiente película y no sabemos cómo será la próxima, qué contendrá, sólo sabemos que habrá momentos de intensidad.
Al finalizar Glass nos hace una revelación, algo más siniestro que el mismo Kevin, y cobra sentido aquello que pareciera había terminado, finaliza la película y regresa esa sensación de otra entrega más. Y si no lo hiciera, Shyamalan sabrá cómo volver a jugar con nuestra mente.
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