por ERIC EDUARTE VILLA
fotografía CORTESÍA
Concluyó la novena edición del Festival del Nuevo Cine Mexicano de Durango. La Tierra del cine consolida su festival, un festival que le ha dado la oportunidad a realizadores jóvenes de todo el país para mostrar sus trabajos, casi todos con una corta filmografía. A 11 meses de volver a vivir la fiesta en su décimo aniversario para la celebración del cine mexicano, como dicen los cinéfilos, ya estamos pidiendo “más cine por favor”.
2018 será un año importante para muchos aspectos del país, tanto en lo deportivo y en lo político, el primer punto por ver nuevamente el campeonato mundial de fútbol que sólo se repite cada cuatro años y el otro punto, el más importante para México, las elecciones presidenciales, y en ese año el único festival dedicado completamente al cine mexicano cumplirá su primer década de vida.
Con el décimo aniversario es prioridad que estos festivales se vuelvan un motor para llevar a cabo la consolidación de la ciudad como capital del cine. Mucha es la expectación cada año sobre el festival y teniendo en cuenta los retos a los que se enfrenta un realizador mexicano por producir y llevar su película a una pantalla es aquí donde hay que empezar a mezclar la industria con la exhibición, que si bien es un hilo que los mantiene unidos, es de gran acierto que ambas partes se involucren entre sí.
La fiesta del cine mexicano en Durango llegó a nueve años. Ha crecido gracias a los jóvenes duranguenses. Crecer año con año no es fácil ante los manejos gubernamentales de nuestro país, pero las vías por donde transitar son bastas y todas llegan al mismo lugar, a la consolidación de un festival grande, grande como querer hacer una película. Durango en 2017 se fortalece con dos festivales, el mexicano y el internacional. Satisfechos, sí, y con las ganas de ver esto crecer.
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