por ERIC EDUARTE VILLA
El cine de alguna manera se ha convertido en nuestra fuente de ver y apreciar la vida, el arte en general logra eso en cada persona, pero para quienes iniciamos Cinéfagos se convirtió en nuestro alimento diario. Un alimento que antes de comenzar la revista ya consumíamos, ver películas desde pequeños fue quizá nuestra manera de apreciar la cinematografía, desde que comenzamos a tener conciencia en este mundo y a querer explorarlo nos empezaba a maravillar el séptimo arte, claro, sin saber cómo se llamaba.
Para cuando el mundo de la ficción nos dominó llegó el momento de ser parte de él. Fue entonces que su servidor y Andrei Maldonado (director general de la revista) emprendimos cada uno su andar en el mundo de la cinematografía, realizando cortometrajes, documentales, escribiendo guiones, queriendo ser de grandes como los directores que admirábamos y seguimos admirando.
Antes de iniciar Cinéfagos ya escribíamos para el cine, creando historias, plasmándolas en las pantallas. Aún no se llega a los grandes reflectores y aunque nuestra meta como realizadores no es lograr la grandeza de los grandes estudios, es sin duda compartir este sueño, este mundo paralelo a la realidad que también es realidad, porque lo que hace el cine existe, lo vemos, lo escuchamos, lo sentimos.
Y eso que sentimos cada uno se ha vuelto una necesidad de mostrarlo al mundo. Porque sabemos que el cine y todo el arte es lo que de alguna manera nos salva, nos hace sentir vivos a nosotros y a quienes lo admiran como espectadores. A partir de la realización nació la otra forma de compartir el cine, escribiéndolo, redactando reseñas, críticas, publicando eventos e informando de festivales, muestras y mostrando a los demás colegas cineastas, conocidos y no conocidos.
Porque el cine no sólo es mientras se proyecta la película, es y sucede antes de que esta comience a exhibirse, desde la formación de un guión y culmina cuando alguien habla de la película después de su presentación al público. Ver, hacer y escribir para el cine, que lleva de alguna manera a la formación del ser.
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