por ANDREI MALDONADO
Un 22 de marzo de 1895 los hermanos Lumière presentaron, de manera muy privada en París, la primera filmación realizada con su invento el cinematógrafo: La Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir. A finales del mismo año, el 28 de diciembre, organizaron también en la capital francesa la primera sesión de una proyección cinematográfica de pago. Fue en el Salón Indio del Gran Café del Boulevard des Capucines con el cortometraje antes citado, junto con el igualmente célebre La Llegada de un tren a la estación de la Ciotat y El regador regado.
Desde entonces han pasado 120 años, y conmemorando esta docena de décadas desde que el llamado séptimo arte nació oficialmente, en Cinéfagos hemos decidido dedicarle un número especial a eso que tanto nos alimenta y nos hace sonreír a diario: el cine. Hablar de cine no es una empresa fácil, mucho menos después de 120 años de un arte que comenzó como un avance tecnológico, que luego pasó a ser una simple novedad para más tarde ser tratada como atracción circense, después arte y posteriormente como negocio, transitando actualmente entre estas dos últimas.
Sabedores de la gran deuda que tendremos con los lectores –sobre todo los más ávidos amantes del cine- el equipo editorial de Cinéfagos quiere que esta fecha no pase desapercibida, y entregamos en una modesta colección de textos los momentos, las corrientes, los cineastas, los actores y las películas que a la consideración de cada uno de los colaboradores son clave en este aniversario. No están todos los que deberían, pero están los que han sobresalido principalmente para cada autor, porque ante todo esa es la esencia básica del cine: el impacto individual de discursos lanzados al mundo.
Adicionalmente, y continuando con lo que nos ha caracterizado, traemos para ustedes entrevistas con personajes de la localidad que aportan, cada uno a su manera, un granito de arena para construir también lo que llamamos con tanto orgullo “la tierra del cine”. Desde curadores y proyeccionistas, hasta realizadores y fotógrafos de cine, pasando por actores y programadores que ponen muy en alto el nombre de Durango aquí y en el extranjero. Dejamos pues, a su consideración, este pequeño presente que le damos al cine, esperando que sea de su agrado.
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