fotografía y texto por ERIC EDUARTE VILLA
Cuando pise el Distrito Federal el 1 de mayo de este año quería ver la filmación de Spectre. Llegue tarde, por un día. La producción tenía unas horas de haberse marchado de México. Mi objetivo aquella vez era otro, ajeno a Bond. Pero me dije: “el día que James Bond regrese a México tengo que estar ahí, saludándolo o trabajar al lado de él”. Entonces paso el tiempo y algunos de mis informantes me hicieron saber que Spectre regresaría a México, con la premier. La fecha: día de muertos, y a mi mente llegaba que la escena filmada en México era precisamente un 2 de noviembre. Sabía también que las posibilidades de que Bond regresará a tierras aztecas eran muy bajas a pesar que ya se tenía el antecedente de 3 películas rodadas en este país. Sobretodo recordé mi promesa y misión de estar frente a frente con el 007 la próxima vez que nos visitará.
Revisé mis números, eran pocos para una apuesta tan grande. Como en los naipes sólo dependía de una carta, si era la incorrecta perdía la gran oportunidad y lo peor: el tiempo, pues la fecha estaba a tan sólo 3 días. Entonces jugué y como Bond en Casino Royale obtenía la victoria en la mesa, yo, mi pasaje hacia la premier. Llegue a la capital del país el día marcado, había que apurarse y no tenía reservación para hospedarme, un agente me tenía un lugar pero los planes tuvieron que cambiar y todo indicaba que llegaría con maletas al Auditorio Nacional, en esa ciudad que es un monstruo.
Llegaron las 17:00 horas, media hora antes del anuncio de la llegada de los actores al recinto, y mi agente y yo apenas buscábamos un sitio en el centro donde hospedarnos, y en un pequeño, sutil y encantador hostal donde aún quedaban habitaciones (muy pocas) me instalé, me cambié de camisa y nos lanzamos al Auditorio. Sí. en metro, el Aston Martin que pedimos no había llegado, se lo había volado un espía inglés, vaya cosa. Llegamos a las 18:35 al Auditorio, una gran fiesta del día de muertos nos recibía, por fortuna los ingleses y el resto del cast estaban más demorados. La celebración previa nos cayó bien a mí, a mi agente y a los miles de asistentes que esperaban a Bond.
Caía la noche y los minutos eran cada vez menos para el momento esperado. Pasadas las 20:00 llegaron uno a uno cada integrante del elenco; la belleza de Mónica Bellucci, de Léa Seydoux, de Noamie Harris y hasta de Stephanie Sigman, tranquilizaba y salvaban el día. Después Dave Batista, de los más animados, así fueron llegando el resto, todos, hasta el director Sam Méndez, quien parecía reflejar los meses de filmación, las premieres en Europa y el largo trayecto por el Atlántico; a pesar de ese cansancio no dejó de atender a los fans y a la prensa.
Pasaban los minutos y nadie sabía si llegaría. Y si se presentaba ¿cómo lo haría? ¿Sería a bordo de su Aston Martin? Llegó como nadie lo esperaba, surgió de pronto por ese camino que todos veían, dirigiéndose a pie hacia el público, entregando autógrafos y selfies. Craig, Daniel Craig había llegado, se mostraba muy entusiasmado atendiendo a todos los que pudo, casi a todos, y de pronto apareció frente a mí y la lente de mi teléfono móvil. Grabé como pude, todos gritaban, empujaban, querían estar con él. Fue difícil acercarme, pero verlo ya era suficiente.
Mi agente decidió ir más cerca, terminamos justo sobre la entrada al Auditorio, a un par de metros de hacerse el valiente y colarse a la presentación de la película. Nuestra sorpresa fue que Sam y Daniel aún no ingresaban y, claro, no los dejaríamos ir sin obtener sus autógrafos y alguna fotografía. Esta vez nosotros empujamos y después de mucho tiempo de espera nos encontramos con Bond y Sam frente a frente. Firmas, selfies y unas breves palabras con ellos hicieron que completáramos la misión. Lo habíamos logrado.
No había chica Bond para el premio pero llegó a mis manos una entrada para la premier, algo aún difícil de creer, aún sigo pensando si realmente eso sucedió, pero sucedió. Sólo un boleto y éramos dos, mi agente decidió que yo fuera el afortunado, él ya había cumplido. Le di las gracias y me dirigí hacia la entrada. La misión fue un éxito, la experiencia única que me acompañará por siempre. Nos volveremos a ver Señor Bond, y ahora será para trabajar juntos en una de sus películas, esa es la siguiente misión.
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