texto DANIELA DEL PALACIO MONTIEL
Dirigida por Matías Piñeiro, es una trama circular de conversaciones y situaciones que se repiten una y otra vez, una adaptación muy moderna de Shakespeare y una muestra de excelente gusto musical. Las andanzas de los amorosos se cuentan en La princesa de Francia con tomas muy cerradas, con primeros planos nítidos y fondos que se pierden.
Víctor, el protagonista, juega al amor como quien juega futbol: con estilo y una estrategia que no siempre se distingue entre una y otra jugada.
La primera parte de la película, que precisamente comienza con un juego de futbol, pareciera centrar su propuesta estética en el color y la composición de las tomas, mientras que la segunda mitad parece concentrarse en el manejo de cámara.
Parte de la selección oficial del Festival de San Sebastián, esta película argentina deja a veces que la música hable por los personajes y otras que los personajes cuenten una y otra vez, con sutiles cambios, la misma historia.
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