texto CHRISTIAN SIDA-VALENZUELA
‘‘Dar el Imcinazo’’ (de IMCINE).
De acuerdo al camarada Sergio Raúl López (editor de la revista Toma) dar el Imcinazo, abarca varios factores, pero aquí algunos a los que me quiero referir:
-Es permitir que la burocracia afecte la calidad de la película o que permitas que te influyan nomás porque sí.
-Cintas que acaban funcionando como las Majors, ya que sólo funcionan para vender los productos nuevos y casi sin visión retrospectiva. Y eso lo que produce es falta de rigor.
-Es la en la inercia de seguir haciendo cine sin necesariamente lograr las mejores
o más brillantes cintas.
-Las cintas tienen que filmarse forzadamente en ciertos tiempos una vez que te dan el recurso.
Yo agregaría, a aquellos cineastas que siendo independientes y sin tener los generosos fondos del IMCINE lograban cintas con un alto nivel artístico, y que al recibir los millones, ese compromiso autoral lo dejan de lado.
Escribo esto, no para hablar de una cinta mexicana, sino al contrario, de un cineasta canadiense que para mí, dio el Hollywoodazo, y que podría tener similitudes al nombrado Imcinazo.
Denis Villeneuve, director franco-canadiense, originario de Quebec y quien en su lengua natal filmó dos cintas memorables y muy significativas para la filmografía canadiense: ‘’Incendies’’ y ‘’Polytechnique’’. Después haría su paso al cine hablado en inglés, no hizo ese paso en el Canadá anglosajón, sino con sus vecinos del sur, los Estados Unidos.
En Estados Unidos filmó dos cintas, que para mí incluso fueron de lo mejor del cine estadounidense, que no hollywoodense, en el 2013. ‘’Prisioneros’’, que narra la desesperada historia de un padre quien sufre del secuestro de su pequeña hija en circunstancias oscuras. Una cinta de suspenso bien ejecutada y con un estupendo guión. La otra cinta a la que me refiero, es ‘’Enemigos idénticos’’, cinta basada en la novela ‘’El hombre duplicado’’ del premio Nobel portugués José Saramago. Esta última para mí es una pequeña joya del cine estadounidense reciente. Es de sobra sabido que llevar una gran novela al cine es entrar en terrenos difíciles, la novela otorga una libertad imaginaria que muy difícilmente el cine puede re-interpretar, pero Villeneuve lo logra de manera justa con el difícil tono de la novela del escritor luso.
Pero después llegó su Imcinazo: ‘’Sicario’’, una pobre película en todos los sentidos; cintas fabricadas en Los Ángeles hay muchas, y malas, pero perder a un cineasta autor, eso sí duele, otro más que se enrola en esa máquina que maquila cine y nada más.
Denis Villeneuve nos presenta una cinta más de la guerra mexicana contra el narco y los vínculos con los Estados Unidos. El tema no me molesta, de eso y de todo los que nos molesta y lo que nos hiere hay que hablar y mucho, pero hacerlo de manera simplista y con los estándares de Hollywood no deja nada más que súper matones, súper hombres y súper hijos de puta, no nos lleva a ningún lado. Ni cinematográficamente, ni en términos del problema que ocupa.
La historia es de un grupo especial de fuerzas basado en Arizona, integrado por mercenarios, policías, agentes del FBI y otros que tienen un objetivo especial y es dar con el paradero de un narco mexicano que controla el cruce de drogas en esa parte de la frontera. La agente de la FBI que integra el grupo es una mujer, de nombre Kate Macer, interpretada por la británica Emily Blunt. Precisamente es en el personaje de Kate donde recae gran parte de los errores repetitivos de la cinta. Kate Macer es la que duda, la que cuestiona, la que coge (casi) con el enemigo, la que se equivoca, la que se molesta, la que empieza a fumar. Todo lo molesto de un personaje lo interpreta el único personaje femenino con peso en la cinta. Villeneuve reduce a la mujer a un personaje molesto, que se entiende poco su rol en la película y eso poco que se entiende es desesperante. La mujer como objeto intruso en un mundo en el que no debe estar (y más o menos esa es la última línea de la cinta). Tú aquí no perteneces.
Después está Benicio del Toro. El tan aclamado, tan guapo, tan talentoso, actor puertorriqueño, quien cae de nuevo en un papel que lo enrola en el mundo de los narcos. Si ya en la cinta ‘’Escobar’’ (dirigida por Andrea Di Stefano), donde del Toro hace de Pablo Escobar mismo, fue una pena enorme verlo en una cinta tan vacía, tan sensacionalista, donde desaprovecharon contar una historia personal del capo de capos y cae en otro panfleto de Hollywood hacia el tema del narco latinoamericano.
Volvamos a del Toro en ‘’Sicario’’. Él es Alejandro, un mercenario, quien ha trabajado para cárteles, para el ejército, para, como Alejandro lo dice, quien lo contrate. Alejandro interpreta a ese personaje visto mil veces: el que tiene un pasado oculto y que ese pasado le sirve de motivación para continuar en el camino. La motivación de Alejandro es encontrar al capo que todos buscan, porque ese capo es el responsable del asesinato de su esposa e hijo. Alejandro violará la ley, matará a quien se entrometa, pero, como nos lo dicen, todo es avalado por congresistas estadounidenses, quienes han entendido que la guerra contra las drogas debe tener otro tipo de leyes más permisivas.
A los desdibujados personajes se unen los terribles diálogos que relucen ser tan falsos, como la relación de un corrupto policía mexicano y su hijo que resulta tan inverosímil, así como la interacción misma de los personajes interpretados por del Toro y Blunt. No se crea una empatía con los personajes, porque uno no se los cree, no se puede adentrar en sus conflictos o en el conflicto mismo.
Hay una escena de la cinta con la que sí me quedo, la entrada (casi revolucionario) a Ciudad Juárez, donde los vehículos de los agentes estadounidenses son custodiados por decenas de policías federales mexicanos, es un desfile de poder, pero del poder de Hollywood, de ese Imcinazo que dio Villeneuve.
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