por ERIC EDUARTE VILLA
Desde largos colmillos para ultimar a sus víctimas, cobrando 1 millón de dólares por matar a James Bond, hasta enfrentarse con Gandalf y ser parte del lado oscuro. El actor originario de Londres ha dejado un legado importante al universo del séptimo arte.
Christopher Frank Carandini Lee antes de sus pasos en la actuación, su gran afición al deporte lo llevó a destacarse a nivel escolar como jugador de cricket, fútbol, squash y hockey, así como en natación lo que le dejo tener un excelente cuerpo con el cual le ayudaría a interpretar los personajes que lo llevaron al reconocimiento mundial.
Lee obtuvo su primer papel de Rumpelstiltskin, quien es el personaje antagonista principal de un cuento de hadas de origen alemán. Desde entonces dio excelentes matices para personajes malvados, uno de esos matices fue su voz, que le dio una tenebrosa e imponente característica a sus personajes.
Debutó en el cine en 1948 con Corridor of Mirrors, dirigido por Terence Young, y en 1958 actuó con Boris Karloff en Corridors of Blood, su papel en esa película sería el preludio de una larga trayectoria interpretando uno de los roles que lo caracterizó por siempre: El Conde Drácula.
Lee se integró a Hammer Productions, ahí forjó gran parte de su éxito con filmes de horror. Tras su asombrosa interpretación como Drácula, consiguió el papel de otro monstruo reconocido, la momia.
Aunque Christopher tuvo una gran molestia por el vendaje que implicaba llevar todo el tiempo durante la filmación, ya que le provocaba moverse como no debía, ocasionando que sus movimientos fueran cuidadosamente pausados y metódicos, lo que dio gran fuerza interpretativa a su mirada. A pesar de las dificultades, y lo bien que lograron resolverlas, La momia está considerada como una de las mejores interpretaciones del actor y la mejor producción de la compañía.
Para 1965 Lee comenzó a grabar otra película sobre su personaje eterno: Drácula, el príncipe de las tinieblas. La polémica no se hizo esperar en el rodaje. Christopher no pronunciaba ni una sola palabra del guión empezando a dar un lenguaje a través de expresiones faciales, el guionista afirmó que era una idea preconcebida para dar fuerza al personaje, pero Lee replicó que el silencio había sido una decisión suya debido a los pésimos diálogos escritos. Esta comunicación sin palabras le daría éxito a la película y le haría a Lee interpretar otros personajes en su carrera.
Uno de esos, y que le dio un giro a su fama, fue cuando interpretó a Francisco Scaramanga, El hombre con el revólver de oro, villano en la novena entrega de la saga de James Bond. Después de personificar uno de los personajes más representativos de la serie del 007 al parecer ya había dejado la etiqueta de Drácula. Para los 80´s le llegó un exilio en el cine y se fue a refugiar en series de la televisión británica, donde demostró grandes cualidades de su actuación, dando a conocer que podía ser más que un villano Bond o un vampiro.
Su regreso a la pantalla grande fue una resurrección para él, donde le esperaban papeles que le entregarían nuevos elogios adjunto con el éxito de las cintas. Su interpretación como Saruman en El señor de los anillos y el Conde Dooku en Star Wars. Este último personaje debe su nombre al Conde Drácula, el papel que lanzó a Lee al reconocimiento mundial.
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