viernes, 22 de mayo de 2015

González Iñárritu: maestría del cine mexicano

por ERIC EDUARTE VILLA

Entraba el nuevo milenio, la industria del cine mexicano buscaba dejar una década pobre para regresar a la añorada época de oro, pero en lugar de ello emprendería nuevos horizontes, entre ellos el surgimiento de jóvenes realizadores que sin duda dejarían huella en la historia del séptimo arte nacional. Uno de ellos fue Alejandro González Iñárritu, quien comenzaría su andar por la travesía cinematográfica estrenando en el 2000 su ópera prima: Amores Perros.

Hasta muchos años después se logró apreciar la obra de arte que el director capitalino había plasmado para el llamado ‘Nuevo cine mexicano’, la forma narrativa se convirtió en un gran atino para la industria nacional y aunque se pretenda ver al relato como un cliché de lo que es la sociedad mexicana, en aquel tiempo fue, y sigue siendo, una de las mejores películas del cine nacional de este nuevo siglo.

Iñárritu daba el primer y gran paso en su faceta como director. De inmediato llamó la atención de los reflectores de la meca del cine al ser su cinta nominada a mejor película extranjera en los premios de la Academia. Pocos años después se empezaba consolidar con su segundo largometraje: 21 Gramos. Comenzaba a abrirse paso en la industria fílmica, no sólo como uno de los directores más importantes de nuestro país, sino de toda Latinoamérica.

Su tercer largometraje, Babel, rodado en cuatro países (México, EUA, Marruecos y Japón) y que relata la separación del mundo a través de sus idiomas y lenguajes, dejaba en claro algunos temas básicos para Alejandro como la discriminación por no formar parte del mismo entendimiento. Historias que de algún modo se relacionan, habiendo tenido en el cast a Brad Pitt, Cate Blanchet, Gael García Bernal y Adriana Barraza.

Cuatro años después emigró a la madre patria para filmar Biutiful. El desfile de grandes actores no podía faltar y en esta ocasión le cedió el papel principal a uno de los mejores actores del cine español, Javier Bardem, quien tomó este reto del “Negro” con una historia dramática y sensible que por cuarta ocasión consecutiva se volvía a meter a la pelea por una estatuilla dorada. Al igual que su primer film y que Babel competía por el galardón a mejor cinta de habla no inglesa.

El año pasado estrenó su más reciente producción, Birdman, donde conjuntó diversas técnicas que lo acompañaron en sus primeras películas, logrando uno de los mejores montajes. Acompañando a la excelente historia estuvieron las actuaciones de Michael Keaton, Edward Norton, Emma Stone y Noami Watts. Y fue esta producción que lo consagró como uno de los mejores directores llevándose tres Oscares en la pasada entrega (guión, director y película).

Pero su éxito no sólo está en sus largometrajes. Su aportación al cine incluye cortometrajes como Power Keg, film convocado por la empresa automotriz BMW, teniendo como protagonista a Clive Owen. Iñárritu no dejó de lado su visión sobre el dolor de la humanidad, de la sociedad misma que ha plasmado en cada una de sus cintas, misma que reflejó en la serie “11'09"01 - September 11” formada por mini relatos de lo sucedido en los ataques al World Trade Center en 2001.

Pero hablar del cine de Iñárritu no es posible sin mencionar a dos artífices que lo han acompañado desde su primera película, el guionista y director Guillermo Arriaga y el músico argentino Gustavo Santaolalla, quienes ayudaron a darle forma a cada una de las escenas de sus cintas, sin dejar de mencionar a Guillermo del Toro y a Alfonso Cuáron, quienes Iñárritu les agradeció por el apoyo a su carrera al momento de recibir uno de los tres Oscar ganados el pasado mes de febrero.

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