jueves, 7 de mayo de 2015

Amor, Dolor y Viceversa: ¿el destino o las decisiones?

por ANDREI MALDONADO

¿Crees en el destino? ¿Qué te llevó a conocer a esa mujer ideal o a tu príncipe azul? ¿Fue que los dos estaban predestinados a conocerse? Si es así y los sueños se vuelven realidad ten cuidado, pues las pesadillas también son un tipo de sueño.

En Amor, dolor y Viceversa (2008) de Alfonso Pineda Ulloa y basada en el cuento “Violonchelo” de Blas Valdez, el mundo onírico y la realidad se entrelazan en un drama-thriller relatado de manera no lineal sino fragmentado, en el cual Consuelo (Bárbara Mori) vive enamorada del hombre de sus sueños, mientras que Ricardo (Leonardo Sbaraglia) lleva noches enteras en vela porque en sus pesadillas siempre es asesinado por la misma mujer.

Ambos comienzan un peligroso juego en el cual el único desenlace posible es la tragedia. Este es un relato que nos deja claro que en vez de drama la clasificación para muchas cintas debería ser “tragedia”, pues nos remonta a Edipo, quien tratando de huir del destino profetizado por lo oráculos termina como la serpiente que se muerde la cola, siendo víctima de un futuro trazado quizá no por los dioses omnipresentes, sino más bien por obra de un demonio loco.

Es cuando nos asaltan las inquietudes ¿Es verdad que nada podemos hacer ante el plan infinito del universo? ¿Será que son nuestras decisiones las que conforman el destino y no éste quien confabula para que tomemos ciertas determinaciones? Consuelo –que es todo menos eso en Ricardo- se volverá una pesadilla viviente para el hombre que la soñó, al que soñó, y con el que por diversas situaciones terminará compartiendo el mismo camino.

Todo esto nos lleva a un cuestionamiento todavía mayor: y si supieras lo que te depara el destino ¿aun así elegirías tomar ese camino?

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