viernes, 27 de febrero de 2015

La Vida de los Peces: el universo es una pecera

por ANDREI MALDONADO

Cuando hacemos un movimiento al aire, quizá una caricia a un rostro imaginario, ¿qué nos dice que aquella persona a la que le dedicamos ese gesto no ha sentido, en ese mismo instante, el roce de nuestra piel? Esa es la inmensidad de la pecera, una pecera que llamamos vida, porque irremediablemente creamos círculos cuando creemos rasgar el universo, porque quizá nunca salimos de la misma habitación.

Matías Bize consigue en La Vida de los Peces (2010) un discurso sencillo pero elocuente sobre el amor y la pérdida. La aparente superficialidad que implicarían 90 minutos de un encuentro entre dos viejos amores durante una fiesta se rompe y se convierte en una agridulce historia de dos que nunca lograrán estar lo suficientemente lejos para olvidarse ni tan cerca para consumarse.

Andrés (Santiago Cabrera) y Beatriz (Blanca Lewin) se separaron 10 años atrás y en ese tiempo él se ha dedicado a viajar por el mundo como fotógrafo y ella encontró una pareja con la cual tiene un par de gemelas. A pesar de lo dispar de las situaciones ni él ni ella han encontrado hogar, viviendo cada uno con el recuerdo del otro y todos esos “hubiera” que se dibujan tras el adiós.

Lo que maravilla es la capacidad de Bize de conjuntar un maravilloso guión original con un gran trabajo actoral y un tratamiento prácticamente en tiempo real, ambientado el relato de la ausencia en las habitaciones de la casa –la pecera- donde siendo jóvenes Andrés y Beatriz compartieron sus dichas, pero también sus desencuentros.

Adicional a ello resalta el armonioso soundtrack post rock elaborado por Diego Fontecilla (donde cada tema se titula de acuerdo al momento del film) y la banda Inverness, que dan como resultado no solo uno de los mejores largometrajes de la historia fílmica chilena, sino también del cine latino y, por qué no decirlo, de la cinematografía universal.

La Vida de los Peces es grande porque todos nos hemos enamorado, todos hemos dejado ir al amor de nuestras vidas, todos nos hemos imaginado “el universo que no fue”. Todos somos peces habitando la misma pecera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario