lunes, 5 de enero de 2015

Quebranto: ¿la realidad o el engaño?

texto ALEJANDRA ARELLANO

Existe la creencia en el imaginario colectivo que, cuando hablamos de documental, lo que está delante de nosotros es la realidad. Sinduda alguna lo es, pero no la "realidad" entendida como "lo real".

Explico: la realidad es eso que se nos presenta como algo unidireccional, algo que es y no puede ser algo más. Sin embargo lo real escapa a nuestros sentidos, se escurre y juega a disfrasarse de discursos complejos, alguna vez surrealistas, que no a cualquier ojo resultan entendibles.

Si el cine documental es una suerte de equilibrio entre lo que es y lo que no es, en Quebranto el discurso es todavía más complejo. Para empezar la protagonista, Coral Bonelli, es un personaje de ficción que se volvió la realidad de Fernando García, quien por años ya desempeñaba el rol de un personaje externo a él, es decir, otro personaje: Pinolito.

Y aún antes de esa realidad de niño actor del cine mexicano estuvo Raphael, sí, el cantante, el cantante imitado por el pequeño Fernando, quien junto a su madre Doña Lilia, mejor conocida como Doña Pinoles, viven la ficción que ahora es producto de la docuficción construida en Quebranto.

Dentro de este entramado de ficciones Roberto Fiesco juega a crear una realidad, a hacer pensar a Coral a imitarse, a disfrazarse de él como cuando era hombre, pero también a jugar una vez más a que el intérprete de "Mi gran noche", y de paso dar un cerrojo puntual a toda una película dentro de un documental con la afirmación más contundente: "así es la vida".

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