texto por ERIC EDUARTE VILLA
Cuando surgió el cine se descubrió un universo paralelo al nuestro, que guardaba una realidad distinta. Fue entonces que se decidió explorar ese lugar infinito lleno de fantasías, quimeras e historias que van más allá de nuestro razonamiento lógico. Cuando se proyecto en el gran café de parís allá por 1885 “La llegada del tren” un pequeño film de los pioneros hermanos Lumiere; dio asombro y pánico a los espectadores cuando vieron la enormidad de la máquina de vapor aproximarse a ellos, creyendo que los arrollaría al venir de aquel rectángulo blanquecino, y así se dio origen a la fascinación y al estudio de este espectáculo visual.
A lo largo de casi 120 años, se han abierto millones de salas para seguir evidenciando la existencia de este paraíso alterno. Y un más surge en Durango: Cine Club Korova. Un sitió para apreciar y hablar de este arte que conjunta el todo, y para hacer honores al Bing Bang de la cinematografía, se tomó la decisión de proyectarlo en un café; que fue donde se inició en aquellas calles parisinas.
Apenas pasado su primer aniversario grandes títulos de la industria mundial han desfilado por la pantalla del cine club, cubriendo ciclos que van por temáticas de manera mensual, creando mesas de análisis y debate en cada función al término de la proyección, de esa manera fungiendo como retroalimentación para espectador, ofreciendo una reflexión profunda de la película y conocer los entresijos y el trasfondo que este arte encierra. Llegando a la idea principal del cine club de crear de manera permanente una curaduría cinematográfica que influya y eduque a todo aquel que deseé admirar esta o cualquier expresión artística.
Tras acercarse fechas trascendentes en la historia, Korova presenta un cartel dedicado a la industria fílmica de Latinoamérica, que este agosto y septiembre se llenará la pantalla de excelentes comenzando ya exhibirse películas como: Ciudad de Dios (Brasil), Satanás (Colombia), Madeinusa (Perú), Fresa y chocolate (Cuba).
También se ha hecho espacio para la proyección de las obras de los nuevos creadores que desean formar parte de este universo ficticio, siendo sede de muestras locales de cortometrajes y de premieres de forma independiente cuando se preste la ocasión. De esta manera toma vida este proyecto, de la necesidad de acercar las bellas artes a la sociedad, de compartir nuestras pasiones de los que coordinamos Korova y sobre todo por ese sentimiento que se vive; como siente y se ilusiona un niño al jugar con su juguete preferido, como una pareja que se enamora… así es este amor que tenemos y sentimos por el cine.
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