texto por IVÁN DELHUMEAU
En el año 2014 se celebran varios centenarios. Me refiero al cumpleaños número cien de escritores mexicanos célebres como Octavio Paz, Efraín Huerta y José Revueltas. En Durango también celebramos los 60 años de la llegada del Cine Industrial, el marco para el festejo fue el sexto Festival de Cine Mexicano.
Dentro de la serie de actividades del festival el coordinador del mismo, Christian Sida Valenzuela, insertó una actividad que en otras ediciones no había aparecido: el taller de crítica cinematográfica. La convocatoria para participar en el mismo hablaba de seleccionar sólo a siete aspirantes, quienes se encargarían de hacer la crítica oficial, cada uno escribiría un texto acerca de los siete largometrajes participantes. El taller lo impartiría Erick Estrada, director de la página web cinegarage.com.
El día se llegó y comenzó el taller. El ponente hizo la aclaración de que por supuesto había libertad de expresión, pero que al ser el aparato crítico del festival, de alguna manera se debería resaltar en los textos la uniformidad de la calidad de las películas. Porque aunque muy diversas, todas se parecen en algo: poseen un discurso cinematográfico que en sus secuencias descansan trozos de vida, de una realidad contemporánea dolorosa.
Erick Estrada recomendó colocar los textos al nivel de la película, y después desfragmentarla para volver a construirla desde un punto de vista crítico. El ejercicio funcionó. Pero esa especie de deconstrucción de una obra terminada (no necesariamente completa en términos de discurso, en algunos casos), provocó que algunas de las críticas cuestionaran la propuesta del director de la película en cuestión.
Comencé este artículo mencionando el centenario de José Revueltas, pero también hablé del aniversario del natalicio de Efraín Huerta, quien no nació en Durango, pero a diferencia de Revueltas sí tuvo una faceta como crítico cinematográfico. Hubiera sido interesante que al Taller de Crítica se le hubiera puesto su nombre, pues aunque guanajuatense, como escritor de columnas sobre cine mexicano, el marco ideal para homenajearlo en su centenario era precisamente un Festival de Cine Mexicano, sobre todo porque es el único en su género. Sus columnas más populares a mediados del siglo XX fueron “Radar Fílmico” en El Nacional, “Ases y Estrellas” en Nosotros y “Llamado a las Siete…” en Cinema Reporter. Como en la poesía, en la crítica cinematográfica fue polémico, pero insoportablemente divertido.
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