domingo, 23 de octubre de 2022

Hambre eterna: la fascinación por los muertos vivientes

texto ANDREI MALDONADO

Las historias de zombis no son nuevas, llevan años con nosotros, no solo en el cine, también en la literatura e incluso en los relatos comunes. No siempre con ese nombre, no siempre con las mismas características, pero siempre han existido historias de muertos vivientes, muertos in-sepulcros que se levantan de la tumba con las peores intenciones.

En el cine todo comenzó con una historia que es ya un clásico, y que sirvió a su vez de inspiración para muchas otras historias: La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero, que a la postre se convertiría en un ídolo para los fanáticos del género. Los muertos regresan del inframundo y nadie sabe por qué. Solo sabemos que es el comienzo del final del mundo. 

De esta historia se desprenden otras que funcionan a manera de secuela: El amanecer de los muertos, El despertar de los muertos y La tierra de los muertos, todas dirigidas por Romero. Igualmente existen varios remakes, tanto oficiales como no oficiales, de estos no-muertos que varían en su comportamiento de acuerdo a la secuela, terminando con zombis inteligentes.

Muchas películas más han venido a realizarse, varias de ellas adaptaciones de videojuegos, industria que ha acogido bien a los come cerebros. Ahí están, por ejemplo, la franquicia Resident Evil, Guerra Mundial Z o Soy Leyenda, esta última traída desde el mundo del cómic, mismo mundo del que se desprende la serie más popular de este género, de la que ya hablaremos.

Pero no solo la industria hollywoodense ha explotado el mundo zombi. En Latinoamérica hay varias historias de renacidos que versan desde el drama y el terror hasta la comedia. En Cuba Juan de los Muertos, en Chile Solos/Descendents y en México Ladronas de almas y próximamente Mexzombies son claro ejemplo de la buena manufactura de estas historias.

También en Europa hemos encontrado dignos representantes del género zombi, entre ellos la francesa La Horda, la co-producción franco-británica La noche devoró al mundo, la británica Operación Zombie o la saga española REC; también en el Pacífico sur se hace cine zombi: el aclamado cortometraje Cargo se convirtió en un largometraje visto en cines de todo el mundo.

En el mercado del cine asiático las historias de zombis han cobrado un tono casi de culto, con historias que le han dado vuelta al mundo como Train to Busan (y su segunda parte), I am a Hero y #Vivo, así como series realizadas por las grandes plataformas de streaming como Estamos muertos, que apunta incluso a una segunda temporada tras su gran éxito mundial.

Precisamente el mundo de las series es el que más ha explotado a los muertos vivientes en la última década. Series como Nación Zombie, Black Summer o S.O.Z. Soldados o Zombies, han llegado a un mercado que, para ser sinceros, cada vez se satura más, y obliga a los guionistas y productores a tratar de mostrar algo más que seres retornados que comen carne humana.

En este mundo de series resalta The Walking Dead, sin duda alguna, la franquicia más exitosa del mundo zombi. Con 11 temporadas, dos spin-off, capítulos especiales y tres series alternativas más en desarrollo ha logrado mantenerse en el gusto de la audiencia mundial por poco más de 12 años, algo que no es sencillo debido a la alta demanda ya mencionada.

Los títulos siguen, con combinaciones tan impredecibles, algunas exitosas y otras… mm, no tanto. Cintas como Zombieland, A la *&$%! con los zombis, Mi novio es un zombie, 28 días después, Orgullo, prejuicio y zombies, y un largo etcétera, son un ejemplo de la fuente inagotable de inspiración que pueden ser estos monstruos. La pregunta seguirá en el aire: ¿Y por qué nos gustan tanto?

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