texto ANDREI MALDONADO
Intentar hablar de Woody Allen, un cineasta que acumula seis décadas trabajando como director, guionista, músico, editor y actor de sus propias películas, y que, precisamente, ya llegó al medio centenar de filmes, resulta un poco (o un mucho) innecesario a estas alturas del partido.
A sus 86 años, y con una filmografía que incluye títulos indispensables para cualquier cinéfilo y cineasta (Manhattan, Conocerás al hombre de tus sueños, Zelig, Scoop) al director estadounidense se le pueden permitir tantas cosas y seguir maravillándose con ellas.
Una de ellas es su película número 50, Rifkin´s Festival, una historia en la que Allen hace alarde nuevamente de su amplio conocimiento de la literatura, el teatro, la filosofía, la música y la vida… y por supuesto del cine, al cual hace homenaje, o más bien, homenajea las películas de su vida.
Un repaso por la recreación de escenas memorables de películas de cineastas como Orson Welles, Ingmar Bergman, Luis Buñuel, François Truffaut Jean Luc Godard, Federico Fellini y otros, rememorando a El ciudadano Kane, El séptimo sello, El ángel exterminador, Jules y Jim, Sin Aliento, etc.
Una historia sencilla donde Mort Rifkin (Wallace Shawn), un viejo catedrático de cine, enfrenta la crisis de su matrimonio durante la celebración del Festival de San Sebastián, en donde luchará además contra el hedonismo del cine contemporáneo mientras se enamora de Jo Rojas (Elena Anaya).
Una hora y media donde el cineasta saca lo mejor y lo peor de su cine, sus vicios, sus excesos, pero también esa esa escena tan despreocupada, esa crítica mordaz y el humor sarcástico, envuelto en un aire intelectual, de sus protagonistas. Una película al más puro estilo Woody Allen, que se agradece.
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