jueves, 16 de abril de 2020

El Ángel Exterminador: la imposibilidad de cumplir un deseo

texto MAIRELY YARESI MURO

¿Cómo puede la humanidad sobrevivir ante la imposibilidad de satisfacer un deseo sencillo? El ángel exterminador, película de 1962 dirigida por Luis Buñuel, es una película que puede tener varias interpretaciones, ya que se han realizado diversos análisis desde su estreno y aún sigue dando de qué hablar. La cinta da inicia cuando el matrimonio de los Nóbile ofrece una cena en su mansión para 20 invitados que acuden después de haber disfrutado de la ópera.

El evento transcurre armoniosamente, aunque de forma inexplicable los miembros del servicio doméstico sienten la necesidad de abandonar la mansión con urgencia, sin saber ellos mismos el motivo. Atendidos por el mayordomo, los invitados disfrutan de la velada y del concierto de piano ofrecido en el salón por una de las damas. Cuando la celebración llega a su fin, deciden unánimemente dormir en la misma estancia en el que tuvo lugar el concierto.

La situación es algo incómoda, pero todos intentan descansar sin llamar la atención, sobre lo extraño que resulta que ninguno se haya marchado aún. Por la mañana, cuando se disponen finalmente a salir del salón, se dan cuenta de que, pese a estar la puerta completamente abierta, simplemente “no pueden salir”. Al principio los invitados parecen relajarse ante las circunstancias, sin embargo, la situación se agrava una vez que el agua comienza a escasear.

En esta atmósfera suceden una serie de acciones incomprensibles a primera vista, uno de los presentes fallece debido a que está enfermo, otra pareja se suicida en un armario y el resto de los invitados cazan y cocinan a unos corderos que aparecen repentinamente. La película es una mezcla de drama, surrealismo, humor negro y algo absurdo que solo el gran Luis Buñuel podía lograr.


La tensión termina por provocar la histeria colectiva hasta que una mujer descubre cómo escapar. El tiempo no es lineal, no sabemos si han pasado horas, días o meses. En la primera parte de la cinta, durante la velada, el guion ofrece un despliegue de libertades por parte de los personajes, reproches, críticas explícitas, demostraciones de deseo físico, intrigas, conspiraciones y quejas tienen lugar entre ellos de forma espontánea, aunque sea la libertad lo que no se puede concretar.

Es notoria la repetición de acontecimientos, tal cual como la vida. El magnífico nombre de El ángel exterminador viene de La Biblia, del libro del Apocalipsis, por lo cual ha sido comparado con este en su interpretación. Se dice que es una recreación, no solo por las imágenes, si no por los sonidos, pues oímos el crepitar del fuego, el correr de las aguas, el azotar del viento, los pasos sobre la tierra, y esto lleva a la agonía extrema de los personajes.

La narrativa es difícil e inexplicable, pero la gente siempre quiere una explicación para todo. Y para todo lo que no encuentran explicación, recurren en última instancia a Dios. Pero ¿de qué les sirve si también tendrían que explicarlo? Una irreverente visión del mundo queda plasmada en el filme, llegando con naturalidad a los interrogantes formulados en el inconsciente del espectador, aquellas cuestiones que como seres sociales nos planteamos, al menos, una vez.

Si se estrenara en 2020 ¿habría alguna diferencia de nuestro comportamiento? en 58 años no hemos avanzado como seres humanos y seguimos sacando lo peor de nosotros en circunstancias extremas, siendo una peste con nuestras fallas, agresiones, pereza y falta de empeño que no nos permiten progresar, ni seguir, ni poder salir como les sucede a nuestros personajes, que tienen la imposibilidad de satisfacer ese sencillo deseo y no hay ningún impedimento para realizarlo.

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