martes, 17 de marzo de 2020

Oscars 2020: una premiación histórica

texto JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ

La premiación de los Oscars de este año pasará a la historia por una cosa que parece muy importante y que hay que analizar y dialogar profundamente: la industria de Hollywood por fin superó y borró la división entre las producciones habladas en su idioma y las habladas en otro. Pero, ¿qué significa esto?

Los Oscars sin lugar a dudas han dado un golpe de autoridad a dos cosas que particularmente me parecen para bien: la primera, que han mostrado una hegemonía y una división, y cabe decirlo además, una valentía que no tuvieron los miembros de la prensa que premian en los Golden Globe, cuyo único valor que pueden tener es que hacen más menciones al premiar por doble a actores en películas de drama y comedia/musical (aunque la manera en que agrupan las películas en cada género es de risa), y al final ganen los que ellos creen que lo merecen (y en este departamento hay que decir que por lo general premian a los mismos todas las temporadas, pues a pesar de nuestros gustos personales, y lo que creamos mejor, la industria premia en las actuaciones lo que para ellos es más conveniente: un actor que ya lo merezca por trayectoria sobre quizá el que brindó una mejor actuación, y que además, si ya cuenta con un Oscar, es menor la probabilidad de que se lo den, como a Joe Pesci este año, o la figura que resulte más políticamente correcta.

La segunda, es que se premió muy fielmente a la mejor película del año sin importar que fuera hablada en otro idioma. Pero, ¿esto no es ventajoso para los Oscars? Lejos de que sea ventajoso o no, (o políticamente correcto o no, que me parece hubiera sido más políticamente correcto premiar a 1917, y más erróneo a todas luces) hay que hacer recuento a premiaciones de años pasados: siempre había dos o tres películas que bien podían competir por el Oscar a Mejor Película, a mi parecer este año sólo había una de las nominadas: Parasite.

A los ojos de críticos y público en general fue la mejor película del año (ojo, vuelvo a recalcar lo de "nominadas", ya lo explicaré al final esto), y el hecho de que los Oscars no la premiaran se verían envueltos en una crisis que desde hace algunos años se han visto envueltos. Esta crisis es la falta de público en su ceremonia en medios televisivos. Si bien el formato ya muchos lo veían como obsoleto o caduco, por el cambio de estafeta entre generaciones, los Oscars necesitaban ese hecho que los reivindicara y los volviera a poner en la pupila de los espectadores; fue una fortuna que Parasite, de Bong Joon-ho, apareciera este año. En pocas palabras los Oscars necesitaban más del premio dado a Parasite que la misma película en sí.

¿Por qué digo esto? Porque si bien para un cineasta que se le premie por su película en una industria como la de Hollywood es muy importante (quizá no lo fundamental, pero si es un valor agregado) el verdadero reconocimiento está en la aceptación del público por su trabajo, el tener esta retrospectiva que sólo los festivales del mundo te pueden dar (además hay que reconocer que de cierta manera Joon-ho ya pertenecía a la industria hollywoodense, como un autor nato como muchos otros, pero perteneciente a esa industria al fin de cuentas).


Pero el hecho de que se reconozca a una película de esta envergadura por una industria como la de Hollywood -aunque muchos pensemos que no se le dio por su mejor película, pero sí la mejor del año nominada- es algo que la gente agradece, tanto el espectador como el realizador, y que además dan una valía nuevamente a este premio.

Pero, ¿es verdaderamente importante el premio? Lo expongo mejor: ¿El Oscar es el mejor premio del cine? A mi parecer no, pero tampoco es el peor o, dicho en otras palabras, todos los premios son lo mismo: premios. Es bueno que los haya, son importantes, pero repito, no son primordiales para que la obra valga.

Cuántos ejemplos no hay de grandes películas olvidadas y desapercibidas, por cuestiones económicas o de distribución, que jamás han sido parejas. El mismo caso que ha pasado con Joon-ho. Él mismo lo dijo en la ceremonia: de no ser por los listados de Tarantino a lo mejor del año, su obra no habría sido tomada tan en cuenta por el gran público en occidente, lo que no le habría generado el financiamiento de películas como Snowpiercer u Okja, igualmente lo que muchos años hizo Scorsese, presentando películas a través de Miramax, por ejemplo, la excelsa Los amantes del puente negro de Léos Carax.

De no haber sido por esa introducción de Scorsese el gran público no habría conocido la obra de uno de los genios autorales del cine francés contemporáneo más grande, salvo uno que otro buscador del cine como expresión artística en toda la extensión de la palabra (además de su increíble labor como productor de películas independientes como Uncut Gems, rechazada por los Oscars, y que también muestra y hacen visible la gran importancia de premios como los Spirit, que incentivan a los nuevos realizadores independientes fuera del molde y la fórmula de la industria).

Tras lo ocurrido en esta premiación uno espera que cada vez cine latinoamericano, europeo, africano o asiático invada las salas de cine de países en América, que si de algo deberían servir los premios debería de ser para eso, darnos más cine, ya no digamos "mejor cine", eso cada quién lo decidirá en base a sus gustos y criterios; simplemente más cine de más latitudes del mundo, hasta que veamos esa barrera de fronteras borrada y encontremos el día en que se premie solo la creatividad, el talento, el lado humano en la expresión artística en esencia, hablando del género e idioma que sea.

Hasta el día que veamos cine de todas las partes del mundo, podremos dictaminar y definir si los Oscars realmente premian lo mejor del cine en el mundo, o únicamente de lo que su industria acepta a estar nominado.

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