texto ANDREI MALDONADO
fotografía DIANA REYES
Seguramente habrá algún funcionario público que al leer el título de esta editorial esté en completo desacuerdo con su servidor, pues presumirá sala llena con “Roma” y con “El exorcista”, y tendrá razón, esas películas, y quizá también “El resplandor”, le dieron llenos a la pequeña sala Silvestre Revueltas. Pero el decir que la cineteca de Durango “se ha alejado de su público” va más allá de contar el número de butacas ocupadas.
Y es que el objetivo de una Cineteca no es el de vender boletos o palomitas, así sean las “más ricas de la ciudad”. El objetivo de este tipo de espacios, como cualquier centro cultural auspiciado por el gobierno, es brindar espacios para el conocimiento y la difusión del arte, en este caso específico el cine, principalmente en ciudades donde la oferta comercial es muy escasa, o más bien nula, como es el caso de Durango.
Y es que para ningún cinéfilo duranguense asiduo a este recinto es una sorpresa decir que la Cineteca de Durango, desde hace un par de años, dejó de proyectar el cine al que tenía acostumbrado a sus fieles parroquianos, para tener en cambio una propuesta mucho más “comercial”, con un catálogo que incluye algunos títulos que se encuentran disponibles en Netflix o incluso en televisión abierta, muy vistas y con poca propuesta fílmica.
Ante esto es mucha la gente que me ha dicho que lleva meses sin asistir a la Cineteca, quizá hasta más de un año, personas que hasta antes de la actual administración (de la sala) acudían varios días a la semana; extrañan, me han comentado, curadurías y ciclos específicos de cine de ciertas nacionalidades, los foros y circuitos de Cineteca Nacional, los cine-debates y funciones que pudieran verse de manera gratuita.
Y es que exhibir “La purga”, “El rito” o “Amigos con derechos” dista mucho de la agenda que tienen otras cinetecas como la de Zacatecas, la de Nuevo León o la de Tulancingo, que tuvieron estrenos como “La casa de Jack”, “Clímax” o “Rostros y lugares” de cineastas aclamados mundialmente; hubo quien me dijo que eso es costoso, y no estaba del todo equivocado, pero hablando la gente se da a entender. Me explico a continuación.
Paloma Itinerante, la muestra de cine duranguense anual que dirijo, está inscrita también dentro de la Red Nacional de Cineclubes, por lo que el Imcine nos hace llegar su catálogo de películas gratuitas con estrenos de 2017 a la fecha del cine nacional, títulos que incluyen galardonadas películas como “La región salvaje”, “Sueño en otro idioma”, “Maquinaria Panamericana” y “Te prometo anarquía”, entre muchísimas más.
Así que, con solo pedirlas, cualquier cineclub, cineteca, museo, escuela o centro cultural puede exhibir todo un año de películas mexicanas sin costo, por lo que incluso el boletaje podría ser de menor costo en pos de apoyar a la audiencia; sin embargo, o los encargados de la Cineteca desconocen este dato o bien sencillamente no les importa. Ojalá todo sea tema de desconocimiento, pues eso se puede corregir, pero el desinterés no.
Ya ni qué decir del pésimo manejo de las redes sociales de este espacio, el cual desde mediados del año pasado ni siquiera posee una imagen institucional, publica la cartelera con atraso, con faltas de ortografía, con imágenes de muy baja resolución e incluso con marcas de agua; se ha atacado e incluso bloqueado a personas que les han hecho ver sus errores, siendo que no es una página privada, representa un área gubernamental.
¿Será acaso que es necesario retomar la idea que dio algún día un diputado local sobre la necesidad de tener una Cineteca Estatal, independiente a la Municipal, donde en una sala se exhibiera puro cine nacional y en otra los estrenos internacionales? Creo que a la Cineteca Municipal podría sacársele muy buen provecho, pero para ello necesita funcionarios interesados en crear nuevas audiencias y dar espacio al talento local.
Quien
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