texto y fotografía ERIC EDUARTE VILLA
Cuando hablamos del legado del cine mexicano siempre nos empezamos a referir a la época de oro, pero si hablamos de una segunda época dorada tenemos que hablar del gran cineasta español Luis Buñuel. Que si bien las grandes películas de Pedro Infante, Antonio Aguilar, El Piporro, incluso la época de los luchadores con El Santo y hasta las comedias de Tin-Tan y de Cantinflas tuviesen una mención aparte, es necesario que la obra de Buñuel también se analice en su propio contexto.
Y es que el cineasta aragonés le dio a la cinematografía de México un emblema de lo que necesitaba la industria de nuestro país, un cine surrealista, analítico en su forma humana y oscura del mismo ser. Pero no sólo lo logró en nuestra tierra azteca, hizo lo propio en el país galo, que su industria se caracteriza por la esencia romántica de la ciudad parisina; en su natal España dejó la misma huella a pesar de su exilio tempranero en su andar fílmico.
Hablar de Luis Buñuel no sólo es hablar de un director más, es prácticamente abordar otro género cinematográfico: el género Buñuel. Su filmografía tiene un alcance universal que ha sido objeto de estudio para aquellos que buscan adentrase en la realización cinematográfica. Hablar de cada detalle de ese estudio llevaría páginas y páginas de la revista.
Cada película nos ofrece un mundo donde podemos observar la pureza del ser humano en su manifestación de existir en la vida, estos personajes tan bien logrados bajo una historia que invita a la reflexión del porqué humano, como individuo, como sociedad, saciando sus deseos y necesidades. El mal que representa en personajes e historias llegan a tener esa reflexión.
Para introducirse en ese mundo “Buñuelesco” hay que estar frente a frente ante sus obras, no sólo mirando sus películas, sino también mirando de cerca sus guiones, la utilería usada, el vestuario de los personajes que terminaron siendo icónicos como Viridiana y el Jaibo de Los Olvidados.
Odiado y querido, eso genera Luis con su cine, porque sus historias son precisamente humanas, y eso quiere decir que muestran el lado amable y crudo de las personas, y hacía donde se mueven y en lo que creen, por ellos siempre se puede observar de una manera notable o sutil la intervención del tema de la Iglesia, de las religiones.
Este acercamiento merecía una exposición total de su universo, donde gracias a diversas instituciones y fundaciones que ayudan a la conservación de la cultura Buñuel se ha abierto la "Expo Buñuel" en el recinto cinematográfico más importante del país, la Cineteca Nacional, que para agrado de cineastas y cinéfilos continuará exhibiéndose hasta el mes de abril del presente año.
También es de destacar que de un tiempo para acá se realizan exposiciones de directores sobresalientes del séptimo arte para conocer más a profundidad su cine en este magno recinto, como lo fue en su momento la expo de Alfred Hitchcock, o en Guadalajara “En mi casa con mis monstruos”, sobre la obra de Guillermo del Toro.
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