“¿De qué está llena la vida si no es de instantes?”. Así de sencillo y así de contundente es como Blanca Amalia Espinosa presentó su libro en la Feria Internacional del Libro de Coahuila. El público guardó silencio y esperó atento más afirmaciones. Estas llegaron, una a una, en forma de 27 textos breves. Impactantes historias que seguro van a ganarse su lugar en las letras.
Como parte del Fondo Editorial del Magisterio, desarrollado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, fue presentado en la FILC Saltillo el libro “Instantes… cuentos de suspenso”, recopilatorio de textos de Blanca Amalia Espinosa, docente duranguense que además se ha desempeñado en el mundo de la filosofía, la teología y, por supuesto, la literatura y la educación.
Es una escritora que en breve tiempo ha engendrado una literatura prolífica. Más de once publicaciones en antologías nacionales bajo el sello del Grupo Editorial BENMA (de venta en librerías como Gandhi, El Péndulo y El Sótano), con el cual además fue finalista del concurso internacional de cuento breve “Todos somos inmigrantes”, preceden a esta su primera publicación en solitario.
Blanca ha sabido combinar una carrera docente de más de 30 años con su pasión por las artes. Ambas la han llevado a pisar foros internacionales como La Habana, Cuba, en congresos de pedagogía y encuentros con la Unesco. Su labor en áreas como el ajedrez le ha dado el reconocimiento de grandes casas educativas como el Tec de Monterrey y la Universidad Nacional Autónoma de México.
El libro que ha escrito es producto de horas, días y semanas de desvelos, café y sueños; es el resultado lógico al cual llevan años de apasionada lectura, amor por la escritura y una vida entregada a la docencia y el arte. Es, entre otras cosas, derivación del gusto que tiene por autores como Borges, Camus, Kafka, Proust y Quiroga, que ha combinado con filósofos como Foucault y Nietzsche.
Cada historia de este gran libro resulta ser una mezcla entre la realidad y la fantasía, entre lo vivido y lo que se desea vivir. En ellas existen sueños que en ocasiones se parecen a las pesadillas, inspiradas por el cuervo de Poe, los monstruos de Lovecraft y Maupassant, las películas de Hitchcock o las de Kubrick, las pinturas de Goya y el Bosco y por la obra de los poetas malditos.
Las épocas, los lugares, los escenarios, los personajes, las tramas, los temas… todos y cada uno –por difícil que parezca- convergen en un solo canal armonioso. Eso hace especial a estos textos, porque tienen raíces primigenias como la locura, la religión y la guerra, contradictorios a otros como el amor a los animales o al conocimiento, que sin embargo hacen viajar al lector en cada página.
En un instante podemos estar recorriendo las calles de París durante la Revolución Francesa para después, en un abrir y cerrar de ojos, viajar por el tiempo y el espacio, saltando las murallas de la distancia, hasta llegar a lugares nunca antes imaginados de un futuro apocalíptico. París, Moscú, México… Medievo, Siglo XX, Siglo XXI…divergencia que crea convergencia.
Textos como “La duda”. “Cuando no estás”, “Frenopatía”, “El manuscrito” y “Celos”, (estos dos últimos leídos ante el público durante la presentación, recibidos de gran manera por la audiencia) entre otros, encierran vueltas de tuerca, giros inesperados, finales y descripciones apabullantes, personajes que, aunque breves, generan empatía –a veces desconsoladora- con los lectores.
La pluma de Blanca Espinosa es, sin duda, prodigiosa y generosa, y eso se agradece. Al final del libro sólo nos queda una cuestión por responder “¿qué más hay que leer de ella?”. Afortunadamente tiene varios proyectos entre manos como una segunda publicación de cuentos, al igual que más participaciones en antologías colectivas e incluso piensa publicar su primera novela.
A las palabras de afecto que recibe de sus alumnos día a día y el cariño que su familia le proporciona fielmente, ahora Blanca puede estar segura que le podrá añadir la admiración de sus lectores, pues es “Instantes… cuentos de suspenso” un libro que las personas podrán realmente gozar, siempre y cuando se den el tiempo de abrir su mente a esos ‘instantes’ que tiene la vida.
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