domingo, 16 de julio de 2017

#CineRecomienda: Rescatando al Soldado Ryan

Por ABRAHAM CASTAÑEDA ORTIZ

“Dulce y digno es morir por la patria”
-Horacio

Pocas películas tienen esa atmosfera que captura y retrata los horrores de un combate como Rescatando al soldado Ryan (1998, Steven Spielberg). Es una película que muestra sin pudor la sangre, las tripas y el sufrimiento de aquellos que fueron expuestos a la carnicería. Se cuenta que durante los primeros minutos de exhibición la mayoría de los veteranos de guerra salían de la sala, e incluso que durante meses se creó una línea de ayuda para tratar a los hombres que debido a los horrores de la guerra vieron reflejados sus más profundos temores en las escenas de la película.

Las escenas rodadas en una película tienen una atmosfera gris, confieren al espectador de haberse transportado a 1944 entre los pueblos franceses, o de ver un documental. Lo que se muestra visualmente es de una gran brutalidad. Por ejemplo el director muestra a aproximadamente 40 hombres que avanzan en una lancha de desembarco a una playa sólo para ser asesinados por las ametralladoras de los bunkers desde el segundo en que la rampa de la lancha baja. En este film se puede ver escenas de hombres que lloran mientras agonizan con las tripas de fuera y eso se contrapone al de aquellos que yacen muertos en el suelo o caen abatidos sin poder disparar una sola bala, mientras que los que sobreviven lo hacen para cometer crímenes de guerra. El primer plano de los rostros horrorizados de hombres que saben que van a morir en los próximos minutos se contrapone al de las ciudades derruidas por los bombardeos.

La película no solo es realista en muchos aspectos, si no que logra transmitir el concepto de la tragedia de una manera refinada. La tragedia, en su concepción original, nos dice que aún los hombres magnos tienen un defecto que suele destruirlos y destruir lo que aman. Es un concepto que es útil al devolver a quienes están en una situación de tensión y riesgos, la posibilidad de fallar y, aun así, conservar la dignidad de haber caído luchando.

El personaje principal es el capitán del segundo de Rangers John H. Miller, un hombre que pese a tener inicios de párkinson continúa liderando a sus hombres en una de las campañas más sangrientas de la guerra, la invasión de Normandía. Es un hombre con un sentido arraigado del deber, que sabe que en orden de cumplir una misión tendrá que sacrificar las vidas de algunos de sus soldados. Quizá esa es su principal cualidad, el hecho de cumplir con la misión alcanzando los objetivos, cualquiera que sea el costo. Sólo que en este caso la misión es rescatar a un único hombre.

El dilema que tiene ahora el héroe es ético ¿Vale la pena masacrar a sus propios hombres para salvar la vida de uno solo? No es algo que pueda cuestionar a sus superiores, pero que sus hombres si le cuestionan a él. Su cualidad: conseguir el cumplimiento de la misión se convierte en una pesada carga. Y a la larga provoca la muerte de buenos hombres, atrapados por las circunstancias.

La película, a pesar de ser larga, tiene un ritmo que atrapa al espectador, alternando escenas de violencia extrema y diálogos convincentes, que convierten a esos desconocidos soldados en seres humanos por los cuales se siente pesar cuando la muerte les alcanza. En suma es un film que todo aficionado al cine bélico debe de tener entre los imprescindibles y, a mi parecer, la mejor obra del repertorio de Steven Spielberg.

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