texto y fotografía ERIC EDUARTE VILLA
Hace algunos meses se esperaba la novena edición del Festival del Nuevo Cine Mexicano pero como en las películas los guiones son sorpresivos, las escenas cambian y tras anunciarse la llegada de un nuevo festival del séptimo arte en la Tierra del Cine, la fiesta comenzaba desde antes, más bien se ha ampliado.
Así llegó la primera edición del Festival Internacional de Cine, la expectación ahora cruzaba fronteras sobre qué películas, artistas, actores y directores vendrían a esta ciudad, invitados que harían de Durango una vez más el foco en el medio cinematográfico a nivel nacional e internacional.
Y llegó la fecha, un 17 de marzo que queda en la historia como el inicio de esta nueva fiesta que ahora será de esperarla cada 12 meses. Las sedes fueron los centros simbólicos para la reunión del arte en Durango, sobre todo del cine: el Teatro Ricardo Castro, que alguna vez fue el Cine Principal, y la Cineteca “Silvestre Revueltas”, un lugar que se ha convertido en un templo sagrado para los cinéfilos de Durango.
Angélica Aragón, Alfonso Arau, Ignacio López Tarso, Miguel Littín, Diana Bracho y Amat Escalante fueron los padrinos y a la vez homenajeados en esta primera edición.
Fueron diez días de conferencias, clases magistrales, inauguraciones de pequeñas salas de cine, competencia de largometrajes y cortometrajes, exposiciones, cine al aire libre. Durango respiró y habló cine durante esos días.
Pero nadie podía irse con las manos vacías, cada uno de los invitados. así mismo como cada uno de los galardonados, se llevó a casa una pequeña parte de la historia de esta ciudad, la presea Centauro de Oro, que nos habla del primer personaje duranguense en incursionar en el mundo cinematográfico, el general de la Revolución Francisco Villa, quién sería el protagonista de la película de la Mutual Film Corporation que llevó a la pantalla grande los combates de la Revolución Mexicana, estatuilla que ahora puede presumirse en algunos rincones de nuestro país, en Chile y en Brasil, lugares de donde vinieron las cintas y directores premiados en el festival.
Así también una de las máximas figuras de la actuación en la Época Dorada del cine nacional surgida en tierras duranguenses fue la imagen del festival, la legendaria actriz Dolores del Río.
Pero si hablamos de ganadores, los que se llevaron el trofeo a casa fue el público al haber vivido la experiencia de un festival de cine, y en el último día de Festival llegó la tristeza por clausurar el certamen, donde quisieron que la fiesta del cine se alargará más, pero la satisfacción también queda en ellos al saber que el próximo año tendrán la dicha de vivir nuevamente la fiesta internacional del cine en Durango. Ha quedado este primer festival que sin duda obliga a que la segunda edición sea mucho mayor y así tendrá que ir creciendo año con año.
Bienvenido este nuevo festival que no sólo pertenece a Durango sino a la comunidad cinematográfica nacional e internacional. La bandera ha sido puesta y el trabajo por mantenerla ahí no será fácil pero si se tienen las ganas de verla crecer el camino será productivo. Grandes cosas vienen y esto apenas comienza para esta tierra de la que alguna vez se enamoró el mismísimo John Wayne.
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